China y Taiwán habían ‘arreglado’ dos semanas antes

Después de todo el cruce de bravatas, y de las tensiones militares, China y Taiwán ‘bajaron el tono’ apenas concluyeron las elecciones en Taiwán. El primer ministro de la isla, Lien Chan, anunció que su gobierno “buscará una política de distensión” e “incluso propuso que se retome el diálogo con las autoridades de Pekín, congelado desde hace varios meses” (Ambito Financiero, 26/3). El gobierno de Taiwán, sigue la información, “abandonó sus amagues independentistas … moderó su retórica y ofreció a China una reunificación en un plazo de cuatro años ‘bajo un sistema democrático’ …” (ídem). La misma ‘moderación’ se repitió del otro lado del estrecho. Un vocero de la cancillería china sostuvo que “ambos lados deben mantener una cumbre de alto nivel entre sus respectivos líderes” y reiteró que el objetivo de China es la “reunificación pacífica” (Financial Times, 25/3). China y Taiwán seguían así el ‘libreto’ dictado por el gran capital mundial. “Lee (el presidente de Taiwán) debe negociar con China y China debe aceptar negociar con él” (ídem).


La base de un acuerdo es la aguda interpenetración económica entre la isla y el continente. China es el primer destinatario de las exportaciones taiwanesas —una gran parte de las cuales son, luego, reexportadas a Estados Unidos— por un monto de 15.000 millones de dólares anuales. Taiwán controla el 10% de las inversiones externas en China y las filiales de sus compañías en el continente aseguran, por sí mismas, casi el 10% de la producción industrial china. Las 27.000 empresas taiwanesas radicadas en China invirtieron, sólo entre 1991 y 1995, más de 5.400 millones de dólares. La interpenetración económica es tan pronunciada que incluso “las grandes empresas estatales de Taiwán —como la Chinese Petroleum Co. y la Taiwanese Power Co.— han hecho saber que continuarían sus inversiones en el continente … aun a pesar de la tensión actual” (Le Monde, 23/3).


“La crisis, en realidad, terminó hace más de dos semanas”, delata espectacularmenteThe New York Times (25/3). A principios de marzo, nos venimos a enterar ahora, hubo una reunión de ‘alto nivel’ y en la cual los funcionarios norteamericanos se comprometieron a “usar su influencia sobre Taiwán para restringir cualquier nuevo movimiento hacia la independencia” y los chinos se comprometieron a no usar la fuerza militar contra la isla. Aunque no se han dado a publicidad los términos de estas negociaciones, la prensa informa que “ambos países comprenden que un acuerdo de largo plazo es necesario para estabilizar las relaciones entre China y Taiwán” (ídem).