El italiano Berlusconi no es el único que mira con temor las elecciones parlamentarias europeas de junio. Lo mismo ocurre con el gobierno francés, que viene de sufrir una aplastante derrota en las elecciones regionales.

Sumado a la aguda crisis económica (Francia logró el verdadero “milagro” de sufrir un prolongado estancamiento mientras todo el mundo crecía), esto ha profundizado la división del partido gobernante.

“¿Quién manda en Francia?”, pregunta el corresponsal de El País (9/5) en París. Nadie, responde Le Monde (9/5), excepto “el desorden y la incoherencia”. Uno de sus principales editorialistas se lamenta de que no exista en Francia la institución del referéndum para destituir mandatarios (“recall”) porque, dice, “es la hora de un ‘recall’ para Jacques Chirac”. Sería, dice, “una buena hora para utilizarlo y no perder tres años en el inmovilismo chiraquiano mientras la competencia mundial priva a Francia de empleos”.

Chirac no fue a la guerra de Irak (aunque sí está en la de Afganistán). Sin embargo, la crisis de conjunto del capital lo pone en el mismo barco que Aznar, Berlusconi, Blair y Bush.