Colombia: gran jornada de lucha contra la reforma tributaria

Movilización contra la reforma tributaria en Santa Marta. Foto: gentileza de Raí Llinás P

Este 28 y 29 de abril se llevaron a cabo importantes movilizaciones y cacerolazos en todo Colombia, en el marco del llamado realizado por el Comité Nacional de Paro, que nuclea a las centrales sindicales (CUT, CGT y CTC), organizaciones sociales y estudiantiles. Se trata de una respuesta al proyecto de reforma tributaria del presidente Iván Duque, que instaura el IVA en productos básicos (como el café, el azúcar y el chocolate) y suma a cientos de miles de trabajadores al pago del impuesto a la renta.

En total, se estima que el miércoles hubo 300 concentraciones y movilizaciones (El Tiempo, 29/4). La jornada se desenvolvió con éxito, pese a un intento del Tribunal Administrativo del departamento de Cundinamarca por prohibir las protestas hasta tanto haya “un protocolo de bioseguridad o se alcance la inmunidad de rebaño con la vacunación contra la pandemia de Covid-19 y sus mutaciones”. (Radio Caracol, 27/4). ¡Y “sus mutaciones”! En un mundo donde los Estados retacean las medidas de seguridad e higiene, la vacunación avanza a paso de tortuga y el virus a todo trapo (cepa de Manaos, sudafricana, británica, de la India, etc.), el planteo del tribunal es un llamado a archivar indefinidamente la movilización popular. Actúa como un ariete del gobierno de Duque y del expresidente Álvaro Uribe, quien frente a la jornada llamó a sacar el Ejército a las calles. Contra el planteo del tribunal, vale decir que las manifestaciones siguieron los estrictos protocolos de seguridad e higiene que no cumplen las patronales en los lugares de trabajo.

La jornada sufrió también la represión del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad), que cargó con gases lacrimógenos y balazos contra una caravana indígena que se dirigía a la ciudad de Popayán, en el departamento del Cauca. Además, se denunciaron allanamientos y detenciones (Radio Contagio, 28/4).

Crisis

El proyecto de reforma se encuentra en crisis. Duque necesita apoyo de la oposición para lograr su aprobación en el parlamento, pero esta (liberales, verdes y Colombia Humana, entre otros) se ha desmarcado porque el año próximo son las elecciones presidenciales y no quiere quemarse con una medida tan impopular. El gobierno intenta aplicar su impuestazo en el momento en que la pobreza trepó al 42,5% de la población. Casi tres millones de colombianos cayeron en la pobreza desde la pandemia, según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane (El Espectador, 29/4).

Al mismo tiempo, hay diferencias dentro del propio partido de gobierno. Uribe reclamó al Ministerio de Hacienda que presenten una versión más acotada. El expresidente se hace eco del malestar de algunas entidades patronales, que se muestran preocupadas por el impacto que puede tener en sus ventas un aumento del IVA.

Las cámaras patronales están haciendo un lobby desembozado para eximirse de los escasos puntos en que la reforma les toca (hay un pequeño aumento en los impuestos al capital). La Fenalco (Federación Nacional del Comercio), por ejemplo, planteó como alternativas “apoyarse en la venta de activos estatales para salir del apuro económico” (El Tiempo, ídem), o sea profundizar la política de privatización de empresas públicas. También sugirió un recorte mayor del gasto público y la imposición de aranceles e IVA a la compra de productos electrónicos de menos de 200 dólares.

El paquetazo de Duque es presentado como la única manera de afrontar el creciente gasto estatal, en el marco de la pandemia. Lo que el gobierno escamotea es que el grueso de ese gasto responde al pago de la deuda externa y el reforzamiento del aparato represivo, que explican el 35% del presupuesto 2021.

Se puede ganar

La reforma tributaria se puede derrotar. Para ello, es necesario profundizar la lucha, por medio de un plan de acción del movimiento obrero, estudiantil e indígena que paralice efectivamente el país. Todo esto requiere superar la política conciliadora de la dirección del Comité Nacional de Paro, que se viene limitando a la convocatoria de jornadas espaciadas para disipar la presión de las bases (la próxima será recién el 19 de mayo).

El pueblo colombiano mostró su disposición a la lucha con la rebelión de noviembre de 2019. Por ese camino, se puede ganar.