Colosal quiebra de la jubilación privada en todo el mundo

“Hay una crisis previsional en EEUU, pero el problema inmediato no es el sistema estatal -la llamada Seguridad Social – sino los sistemas privados… Según el fondo que garantiza en parte los planes privados, el Pensions Benefit Guarantee Corporation (PBGC), el déficit asciende a unos astronómicos 300.000 millones de dólares, equivalente a unos 13.000 dólares por cada trabajador.”


A este informe del corresponsal en EEUU del diario español La Vanguardia (14/7) se agrega el de The Economist Intelligence Unit, que afirma que “el agujero de las jubilaciones privadas corporativas en Japón suma 520.000 millones de dólares. Ya hay una nueva ley que obliga a las firmas japonesas a presentar estos déficits como pasivo, pero las compañías tienen 15 años para arreglar el problema” (cable Dow Jones, 6/6).


The Economist también sostiene que “el déficit de los fondos privados profesionales de las 100 compañías más importantes del Reino Unido pasó de 200 millones de libras al final de 2001 a 65.000 millones a finales del año pasado”(citado por El País, 26/5).


Si estas son las magnitudes del colapso de la jubilación privada en los países capitalistas “prósperos”, no menores son los fraudes autorizados que se están aplicando para hacer recaer sobre los trabajadores esta bancarrota capitalista privada.


La primera medida consiste en reducir el valor contable de los compromisos asumidos con los futuros jubilados, de manera que las compañías no sólo no se vean obligadas a hacer nuevos aportes de capital para escapar a la definición de quiebra, sino que incluso puedan aparecer con ganancias.


El fraude consiste en que el gobierno autorizó a los fondos de pensión a calcular una tasa de rentabilidad futura de las inversiones afectadas a las jubilaciones mayor que la de mercado, para presentar un mejor estado contable. Es que si se incrementan los ingresos esperados de las compañías o se reduce el valor presente de los activos que son necesarios para cumplir con los compromisos con los futuros jubilados. Este truco transforma el bache previsional en ingresos netos positivos.


“De momento, un arreglo a corto plazo encontrado en EEUU permite a las compañías inflar en un 20% la tasa de descuento usada para valorar las obligaciones con los futuros jubilados, que suele ser la medida de cuatro años del interés devengado por el bono estatal a 30 años” (Dow Jones, ídem). Financial Times aclara que “si las compañías pueden contabilizar altos rendimientos futuros, una gran parte de los ingresos esperados son una completa fantasía. David Blanco, de la consultora UBS, dijo que incluso rendimientos esperados del 9% son muy optimistas dadas las tasas de interés corrientes” (4/8).


De esta manera, “por ejemplo, General Motors tendrá un beneficio de 200 millones de dólares en el año, equivalente a una cuarta parta de los beneficios esperados por la fabricación de los autos” (ídem).


Otras “63 compañías informaron haber tenido ingresos previsionales netos positivos cuando sus fondos de jubilación están en déficit” (ídem).


Pero mientras se disfrazan los balances de las empresas (y los accionistas se reparten utilidades cuando deberían aportar nuevos fondos), Bush está impulsando una ley para que las empresas puedan hacer sus contribuciones previsionales “con sus propias acciones” (lo cual es conocido como el “Plan 401-K”), que “carecen de garantía y desplazan todo el riesgo desde la empresa al empleado” (La Vanguardia, ídem).


Lógicamente, este fraude va de la mano del anterior, ya que el maquillaje contable de hacer figurar ganancias donde hay pérdidas agranda la bancarrota de los sistemas de jubilación privados.


Correctamente, el corresponsal del diario español recuerda que “decenas de miles de empleados de empresas fraudulentas como WorldCom o Enron -que invirtió el 60% del Plan 401-K en sus propias acciones – se han quedado sin nada tras la suspensión de pagos y quiebra” de sus respectivas compañías.