Contra la agresión imperialista, en defensa del Afganistán oprimido y su pueblo

La clase obrera de todo el mundo debe luchar por la derrota del imperialismo mundial

I. En defensa de Afganistán


1 Afganistán, uno de los países más pobres del mundo, ha sido el blanco de un bombardeo ininterrumpido de las fuerzas aliadas de los imperialismos norteamericano y británico; miles de civiles han sido asesinados y muchos más heridos. Los bombardeos han elevado el número de refugiados en los países vecinos de 1,5 a 2,7 millones de personas y, si los ataques continúan durante el invierno, la cifra puede elevarse a 6,5 millones de personas, es decir, casi la mitad de la población de Afganistán. Muchos refugiados morirán de hambre este invierno si la guerra continúa.


Esta masacre es llevada adelante con el apoyo de una coalición de sirvientes del imperialismo, desde Arafat en Palestina y los gobernantes árabes y musulmanes al régimen de Putin en Rusia y la burocracia restauracionista china.


2 El Congreso de los Estados Unidos votó un monstruoso presupuesto de guerra de 344.000 millones de dólares, en nombre de llevar a acabo la guerra contra el “terrorismo”. Sin embargo, los objetivos de los imperialistas son:


Intimidar y aterrorizar a los pueblos de los países semicoloniales, que comprenden a la vasta mayoría de la humanidad, que vive en condiciones inhumanas y tiene todas las razones para levantarse contra sus explotadores imperialistas.

Poner sus codiciosas manos en las inmensas reservas de gas y petróleo de Asia Central.

Quebrar el heroico levantamiento del pueblo palestino contra los opresores sionistas a través de la represión y por medio de la complicidad de la Autoridad Palestina.

Poner fin al movimiento anti-globalización, que ha salido de su control a pesar de todos los esfuerzos de las Ong del tipo Attac y similares por impedirlo.

Restringir severamente los derechos democráticos de las masas trabajadoras en los Estados Unidos y en Europa.

Atacar la lucha de las masas latinoamericanas por tierra, trabajo y liberación nacional.

Establecer su presencia militar en la antigua Unión Soviética.

Suprimir la esperada resistencia y levantamientos de la clase obrera contra la restauración capitalista.

3 Luchamos contra el imperialismo mundial, por la derrota del imperialismo y por la victoria de la nación afgana. Llamamos a los trabajadores del mundo y a sus organizaciones de clase, a los participantes en el movimi ento anti-globalización a apoyar incondicionalmente la lucha nacional de Afganistán contra la agresión imperialista y la opresión. Nadie puede ser neutral cuando la máquina de guerra más poderosa de los países más ricos del mundo ataca a la miserable población de uno de los países más pobres de Asia y de todo el planeta. La derrota del imperialismo sólo puede ser alcanzada por la movilización revolucionaria de la clase obrera mundial, incluyendo por supuesto a la clase obrera de los países imperialistas y las amplias masas oprimidas del mundo.


II. Por un frente único militar con las fuerzas armadas de los talibanes, ningún apoyo político a los talibanes, por un gobierno de los obreros y campesinos


4 Los piadosos ruegos y los llamamientos pacifistas a finalizar la guerra no pueden ponerle fin a la destrucción y al asesinato de masas en Irak, en la antigua Yugoslavia y ahora en Afganistán. Las guerras son una parte integral del capitalismo decadente, que es el principal enemigo de la clase obrera mundial y las masas explotadas. Condenamos el papel de las Naciones Unidas, que ha estado actuando como un socio del imperialismo en el ataque contra las masas de Irak, de los Balcanes y ahora de Afganistán. Tenemos que derrotar al imperialismo en el campo de batalla. En los países imperialistas es necesario desarrollar la agitación contra sus propios gobiernos y sus propias burguesías, es decir, por el derrotismo revolucionario.


5 Nos oponemos por contrarrevolucionaria a la idea de que los trabajadores internacionales deben tomar “igual distancia” entre los talibanes y el imperialismo. Para nosotros, cualesquiera fueran las diferencias políticas que pueda haber *y las hay muy profundas* los trabajadores del mundo y los revolucionarios deben estar del lado de aquellos que se oponen a la agresión imperialista sin importar la naturaleza política de su actual dirección. Por esta razón, llamamos a un frente unido militar con las milicias talibanes. Al mismo tiempo, un frente único militar es muy diferente del apoyo político, que nosotros no otorgamos a los talibanes.


6 Para derrotar al imperialismo es necesario acudir a los soldados de los ejércitos imperialistas para ayudarlos a comprender que el enemigo real es la clase capitalista dominante, para volver sus armas contra el enemigo de clase; movilizar a la clase obrera y a los campesinos pobres, y a las mujeres afganas independientemente de sus líderes tribales.


7 El Talibán fue creado después de la derrota de los ejércitos de la URSS para estabilizar Afganistán en interés del imperialismo. Su ideología es una forma bárbara de religión, superstición y opresión del pueblo de Afganistán. Así, no obstante el choque objetivo entre los intereses del imperialismo y los intereses nacionales del pueblo afgano, este conflicto no puede ser y no será ganado bajo la dirección de los clanes nacionales de Afganistán, como nunca triunfaron bajo la dirección de la burguesía de los países semi-industrializados en América Latina, Asia, Europa y Medio Oriente. La única fuerza social que puede derrocar la dominación imperialista y derrotar consecuentemente la agresión imperialista es la clase obrera mundial. El único programa político que puede conducir a la clase obrera y a la lucha nacional a la victoria es el programa de la revolución proletaria.


8 El movimiento anti-globalización está enfrentando ahora un nuevo desafío que requiere que supere su limitada compresión del imperialismo. Ya no es suficiente combatir el enriquecimiento de la clase capitalista en los países imperialistas como lo opuesto a la pobreza de las masas de los países semi-coloniales. Ahora es necesario apoyar la guerra contra el imperialismo y sus sirvientes y desarrollar una perspectiva política estratégica por la revolución mundial contra el imperialismo.


9 Los gobiernos burgueses de los países oprimidos, con lo revo lucionario que puedan aparecer en un cierto punto de la lucha, se han probado en todos los momentos cruciales de la historia como capituladores en la lucha anti-imperialista. Sólo un gobierno obrero y campesino ha sido y es capaz de conducir la lucha contra el imperialismo a un resultado victorioso. Sólo un gobierno conducido por el proletariado puede reunir toda la energía de la nación y de los oprimidos del mundo mediante el armamento de toda la población, la supresión de los privilegios a través de la supresión de la propiedad privada y la explotación, uniendo a todos los pueblos, creando sólidas bases para la solidaridad revolucionaria internacional entre los pueblos oprimidos. Todo esto es una condición sine qua non para la derrota del imperialismo.


10 En esta lucha llamamos a las masas a deponer a los gobiernos que trabajan con el imperialismo contra las masas afganas. Estos gobiernos son instrumentos de opresión contra sus “propias” masas. Por esta razón, llamamos a derrocar al odiado gobierno militar de Pakistán.


III. La crisis política internacional y la crisis histórica del capitalismo: refundar la IV Internacional


11 El golpe del 11 de septiembre no es, por supuesto, la causa de la crisis mundial sino que, por el contrario, está determinado por esta crisis y ahora reacciona sobre ella precipitando la caída en la depresión mundial. El principal factor de la recesión mundial es la desaceleración de la economía de los Estados Unidos desde fines del año 2000 en adelante, después de la pinchadura de la burbuja financiera, particularmente de la llamada “nueva economía” del sector de alta tecnología. El rasgo más importante de la presente crisis es la presencia de una recesión sincronizada, un “hundimiento sincronizado” de la economía en América del Norte, Europa y Japón. Japón, en una recesión indefinida, enfrenta un empeoramiento de la crisis de los créditos incobrables que amenaza con el colapso al conjunto del sistema financiero. La industria manufacturera de Europa está o se acerca a la recesión y Estados Unidos intenta prevenir una recesión plenamente desarrollada basada en la confianza del consumidor, evaporada después del 11 de septiembre. La última vez que los países imperialistas enfrentaron una recesión conjunta fue durante la “crisis del petróleo” de 1973. Pero el carácter específico de esta sincronización fue diferente al de la actual. El derrumbe previo provino del colapso del acuerdo de posguerra de Breton Woods, la transformación del prolongado boom de posguerra en una crisis de sobreproducción de capital sin precedentes, la transformación de la inflación controlada. La cuadruplicación del precio del petróleo fue el resultado de esta descontrolada inflación bajo las condiciones políticas específicas del resultado de la Guerra de Yom Kippur de 1973. La liberalización de los mercados y la globalización financiera de las últimas dos décadas del siglo XX fueron el resultado de esta crisis y el intento de encontrar una salida de ella y de sus revolucionarias consecuencias, evidenciadas claramente en la internacionalizada radicalización de las masas a fines de los ’60 y principios de los ’70. Pero esta globalización del capital financiero condujo a una reproducción ampliada y a la glolablización de sus contradicciones que comenzaron a explotar en los ’90. Ni los recortes de las tasas de interés ni los paquetes de estímulo pueden tener un efecto en esta crisis de sobreproducción sin precedentes, exacerbada por la expansión de las finanzas, es decir, del capital ficticio. La sincronización del derrumbe es el producto de la propia globalización. Ninguna economía capitalista avanzada puede, en estas condiciones, jugar el papel de locomotora de la economía capitalista mundial.


12 La intensificación de la crisis capitalista mundial trae al primer plano y muestra la justeza de la necesidad inmediata de una dirección revolucionaria de las luchas que están ocurriendo y que crecerán más y más en el próximo período. Subrayamos la decisiva importancia de la consigna de la inmediata refundación de la IV Internacional, no como una promesa para el futuro sino como el programa y la organización que son urgentemente necesarios para adelantar la lucha por los intereses revolucionarios y por la salida revolucionaria de la presente crisis histórica del capitalismo.


IV. La estrategia revolucionaria y el programa


13 La crisis representa la piedra de toque para el programa y la estrategia de todos los partidos que han presentado su candidatura como dirección revolucionaria de las masas explotadas y oprimidas. Es necesario, por esta razón, establecer claramente las consignas que pueden servir como guía para la acción en la presente situación:


Por Afganistán, por la derrota del imperialismo.

Por una movilización internacional unificada contra el imperialismo y la agresión a Afganistán.

Por un frente único militar para derrotar al imperialismo. Ningún apoyo político a la dirección Talibán.

Por el armamento del pueblo de Afganistán para enfrentar la agresión imperialista.

Abajo el gobierno de Pakistán, herramienta de la agresión imperialista.

Fuera las manos de todos los pueblos oprimidos de Medio Oriente, Asia, Africa y América Latina.

Fuera las tropas imperialistas. Expulsión de la Otan y desactivar a todas las bases imperialistas.

Fin de la ocupación sionista de Palestina. Por el derecho al retorno de los refugiados palestinos.

Por la victoria de la Intifada. Por una república democrática, laica y socialista de los palestinos, donde árabes y judíos puedan vivir juntos, libres de sus explotadores y opresores. Por una Federación Socialista del Medio Oriente.

No al Estado policial en los Estados Unidos, en la Unión Europea y en todo el mundo.

No al Plan Colombia. Por la unión de la lucha de las masas contra el imperialismo en todo el mundo. Por una Federación Socialista de América Latina.

No a los ataques a los derechos democráticos y sociales de las masas en los Estados Unidos.

No a los ataques racistas contra los árabes, musulmanes y otras minorías en los Estados Unidos.

Por la dirección obrera revolucionaria en la lucha contra el imperialismo.

Por un gobierno obrero y campesino.

Por la revolución socialista mundial.

Por la refundación de la IV Internacional.

Roma, Italia


4 de noviembre de 2001


Partido Obrero (Argentina), Partido Revolucionario de los Trabajadores-EEK (Grecia),Asociación Marxista Revolucionaria, Proposta (Italia), Partido de la Causa Operaria (Brasil), Liga Marxista de los Trabajadores (Turquía), Partido de los Trabajadores (Uruguay), Liga Trotskista – ITO (Estados Unidos), Oposición Trotskista (Bolivia), Colectivo En Defensa del Marxismo (España), Liga Marxista de los Trabajadores (Finlandia), Oposición Trotskista de Ucrania * ITO (Ucrania), Comité por la Construcción del Partido Obrero (Chile), Liga Socialista de los Trabajadores (Palestina), Oposición Trotskista Internacional (secciones de Gran Bretaña, India, Dinamarca y Alemania)