Internacionales
25/11/2010|1156
Corea: crisis mundial, la pulseada militar
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Prensa Obrera.
Cuando se trata de Corea del Norte, la información mediática internacional es sencillamente abominable. Hace unos dos meses, se la acusó de hundir una nave surcoreana, algo que nadie pudo probar y que los peritajes conocidos señalan como completamente improbable. Ahora, se la denuncia por disparar hacia Corea del Sur con el propósito de “llamar la atención” o de extorsionar económicamente con un mayor despliegue de sus instalaciones nucleares.
Una lectura del pequeño recuadro que Ambito dedica a la Bolsa de Nueva York (24/11), nos cuenta otra historia. “Unos días atrás, relata el improbable Francis Moore, Corea del Sur inició su ejercicio anual de maniobras militares enviando 70.000 soldados a la zona de frontera”. Como se ve, pacifismo puro. “Ayer por la noche, prosigue, una batería de artillería comenzó en la isla de Paeknoyeongdo a disparar misiles con dirección al norte (muy cerca o pasando la frontera). Los norcoreanos respondieron disparando sobre la isla de Yeonpycong (que consideran suya…..)”. O sea que la provocación partió de Corea del Sur y no fue de ningún modo episódica, sino parte de entrenamientos militares en las puertas del Norte. El ‘llamado de atención’ puede haber existido, pero fue en sentido inverso. ¿Qué ‘atención’ se quiere suscitar? China, una potencia del G20 que acaba de aumentar su participación en el FMI -la que ya salió, indistintamente, a rescatar a Estados Unidos o a la Unión Europea de sus sinsabores financieros-, no vaciló en intervenir, pero con una denuncia a Corea del Sur, no a la del Norte.
¿Qué pasa entonces?
La madre del borrego saltó enseguida por boca de algunos analistas: hay una pelea seria entre Estados Unidos, Japón y China por el control del Mar de China. En el contexto de la pugna mundial por controlar el desarrollo capitalista de China, el tema de la presencia militar y de las alianzas militares en la región juega desde hace tiempo un lugar relevante. La provocación contra Corea del Norte apunta contra China, lo mismo que el afán de dictar los términos de una reunificación de la península coreana en clave capitalista. En un cierto punto, la disputa opone a Japón contra Estados Unidos, como se comprobó en la resistencia de éste a aceptar la exigencia japonesa de desmantelar la base de Okinawa. En Japón se enfrentan, con mayor dureza cada vez, las fracciones proyanquis y prochinas. El objetivo de la provocación surcoreana es justificar la ingerencia norteamericana, que ya ha mandado sus acorazados a la zona. Las peleas de soberanías por islas o islotes tienen que ver directamente con esta pugna por los espacios marítimos. Rusia acaba de ceder algunos de ellos a Japón.
La bancarrota de la Unión Europea no demorará en detonar una poderosa explosión en la política mundial, cuyo centro de gravitación es el área del Pacífico que separa (o une) a Estados Unidos de China y Japón. Un influyente ex asesor del ex presidente norteamericano James Carter acaba de reclamar acciones ‘decisivas’ contra Corea del Norte, para lo cual -dice- hay que cerrar otros frentes en crisis -como sería el caso de Palestina. Como se ve, los Estados mayores consideran al escenario de la bancarrota capitalista mundial como un teatro bélico. La cuestión norcoreana retoma, entonces, toda su simpleza: la imposición del capitalismo allí está condicionada a un entendimiento mundial sobre sus términos -que la crisis mundial aleja.
La reunificación de Corea, si no es el resultado de una lucha independiente de la clase obrera coreana, tanto del norte como del sur, es la mecha de una guerra.