Costa Rica: un régimen político desacreditado

Abstención histórica en el ballotage presidencial

El 43% del padrón no concurrió al ballotage del domingo.

El economista Rodrigo Chaves Robles, de larga trayectoria en el Banco Mundial, fue electo presidente al obtener casi el 52% de los votos en el ballotage realizado este domingo. Su rival, el expresidente José María Figueres (del tradicional Partido de Liberación Nacional), quedó por debajo, con el 47%, pese a que había logrado ganar en la primera vuelta.

Hay tres elementos destacados en este proceso electoral. En primer lugar, la elevada abstención, que da cuenta del desgaste del régimen político en Costa Rica, que suele ser presentado como un modelo regional. Alcanzó el 40% en primera vuelta y el 43% en el segundo turno. “Los abstencionistas son el partido más grande del país”, reconoció el flamante presidente en su primer discurso (El País, 4/4).

Por otra parte, el derrumbe del centroizquierdista Partido Acción Ciudadana (PAC), la fuerza que estaba en el gobierno, que solo logró el 0,66% de los votos. La gestión de Carlos Alvarado selló un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 1.780 millones de dólares, con desembolsos condicionados a un feroz ajuste contra el pueblo. A lo largo del mandato de Alvarado hubo importantes huelgas y manifestaciones, pero no lograron derrotarlo, en buena medida debido la política desmovilizadora de las centrales sindicales.

Como un tercer aspecto a destacar, el desplome del gobierno fue canalizado por el PPSD de Chaves Robles, que se presentaba por primera vez a las elecciones. Aunque fue durante seis meses ministro de Hacienda de Alvarado, Chaves Robles hizo campaña como un outsider (derechista), atacando la corrupción, el régimen político y los grandes medios de comunicación (llamó en un discurso a forjar “el tsunami que va a barrer y sacar la basura de esta patria”). Desarrolló también planteos religiosos y antiderechos (se opone al aborto legal). Por sus referencias misóginas y denuncias de acoso sexual, es repudiado por el movimiento de mujeres y diversidades local.

En las elecciones pasadas, se había dado un fenómeno parecido, cuando el ultraconservador Fabricio Alvarado Muñoz ingresó al ballotage. Esta vez se quedó fuera, pero consiguió el 15% de los votos en el primer turno y quedó tercero.

Aunque las que explotan mayormente la debacle del gobierno de Alvarado son fuerzas derechistas, el centroizquierdista Frente Amplio -pese a haber formado parte del gabinete de aquel- sacó su tajada de la crisis al conseguir el 8,7% de los votos y crecer de uno a seis diputados. El Partido de los Trabajadores (adscripto a la LIT-CI) logró presentar una lista en primera ronda, pero su votación fue marginal (0,1%).

El nuevo gobierno solo tiene 10 diputados propios en el parlamento sobre 57, dado que en la primera vuelta obtuvo menos del 17% de los votos, habiéndose presentado entonces a las urnas 25 candidaturas (la gran dispersión es otra señal de la crisis del régimen político). Al igual que Alvarado, deberá establecer alianzas con otras fuerzas para gobernar. La bancada del tradicional PLN, con 19, es la mayor, pero solo suma dos diputados nuevos. Otro de los partidos históricos de la burguesía local, los socialcristianos, apenas mantiene sus nueve diputados.

Más allá de su discurso incendiario, Chaves Robles ha ratificado el acuerdo con el FMI, diciendo que el organismo es “indispensable”. Las políticas de ajuste continuarán.

Para los trabajadores, se plantea desarrollar la lucha contra el ajuste fondomonetarista y por la puesta en pie de una salida política propia.

https://prensaobrera.com/internacionales/peru-ante-una-situacion-convulsiva/