Crece el repudio a la Minustah

El gobierno argentino no se quiere retirar


En los últimos meses han recrudecido las protestas contra el gobierno de Martelly y por el retiro de las tropas de la Minustah. En enero pasado caducó el mandato de los diputados y de dos tercios del Senado, debido a la dilación, por más de tres años, de las elecciones legislativas. Haití no sólo sufre ahora el gobierno por decreto de Martelly, sino la persistencia de la fuerza de ocupación Minustah, instalada en el país desde 2004. Esta fuerza, comandada por Brasil, actúa como una tercerizada militar del imperialismo yanqui, que se encontraba entonces concentrado en Irak y Afganistán. En la Minustah revisten todos los gobiernos 'progresistas' de la región, con la excepción de Venezuela y Cuba.


 


Las promesas de elecciones legislativas para el 9 de agosto, y de elecciones municipales y presidenciales para el 25 de octubre, despiertan el mismo recelo que las promesas del fin de la ocupación militar. Por caso, el ex presidente uruguayo Mujica incumplió su promesa de retirar las tropas que comandaba.


 


Debido a que cuenta con los salarios más bajos del hemisferio, Haití es usado por las potencias imperialistas para montar zonas francas de empresas, principalmente textiles. Adicionalmente, los Clinton se han visto involucrados en un caso de tráfico de influencias por la concesión de un emprendimiento minero en el país.


 


 


Movimiento


 


En el reclamo por el retiro de las tropas de Minustah convergen movimientos haitianos, que han protagonizado enormes huelgas y protestas en estos meses, y organizaciones de toda América Latina. Entre las denuncias contra la Minustah  figuran acusaciones por violaciones, así como por la introducción del cólera en el país, lo que provocó más de 7 mil muertos y 500 mil infectados. De acuerdo con las denuncias de las organizaciones brasileñas, “Haití es considerado un campo de entrenamiento para militares, que, antes de ir a la misión, pasan por un entrenamiento en las favelas brasileñas” (Adital, 13/3), con lo que las camadas de los ejércitos latinoamericanos se forman para la represión interna en sus propios países.


 


En nuestro país, el gobierno ha anunciado el retiro de tropas a partir de abril. Esto responde a la resolución de octubre de 2013 del Consejo de Seguridad de la ONU, que resolvió prorrogar otro año la permanencia de la misión, pero reducir las tropas a casi la mitad de las más de 5 mil actuales como un modo de recortar gastos por 250 millones de dólares. Lo bochornoso es que el Ministerio de Defensa ha dicho que la retirada se da “contra la voluntad del gobierno” argentino (Terra, 24/2), que desearía permanecer hasta la realización del proceso electoral. No obstante, a pedido de la ONU, mantendrá un hospital militar (que sólo atiende a las tropas, no a la población civil). El ministro Rossi ha confesado los propósitos de represión interna de las tropas al afirmar que “en Gonaives, donde han tenido origen todos los movimientos políticos y sociales más fuertes de Haití, es donde más ha tenido responsabilidad el contingente argentino. Hay un fuerte reconocimiento a las fuerzas armadas argentinas” (ídem).


 


Apoyamos la campaña continental por el retiro inmediato de las tropas de la Minustah, como lo sostuvieron los diputados del PO en el Frente de Izquierda durante la sesión que prorrogó la presencia de las tropas en ese país.