“Crisis mundial y rebelión en el imperio”, una gran mesa-debate

La Conferencia Latinoamericana y de los Estados Unidos arrancó este jueves con una mesa-debate sobre “crisis mundial y rebelión en el imperio”, en la que expusieron Néstor Pitrola (dirigente del PO de Argentina), Jimena Vergara (Left Voice de Estados Unidos), Miguel Sorans (dirigente de Izquierda Socialista de Argentina) y Luis Meiners (dirigente de Socialist League de Estados Unidos). También participaron del debate referentes de los partidos del FIT-U y compañeros de la Liga de Unidad Socialista (México), el PSL de Venezuela, Speak Out Now, el Comité Tempestad y el Comité Anti Guerra en solidaridad con las luchas, estas últimas tres organizaciones de los Estados Unidos.

En su intervención, Pitrola destacó a Estados Unidos como el “escenario de una sostenida rebelión popular”, al mismo tiempo que es el epicentro de la crisis capitalista y de la pandemia y que por lo tanto “condiciona todo el proceso político mundial”.

Señaló que la economía global ha entrado en una depresión y trazó los orígenes de la presente crisis en el crack capitalista de 2008, cuando el rescate estatal a la banca sólo postergó el proceso de depuración de capitales sobrantes, que es un clásico de las grandes crisis. Asimismo, señaló que su peculiaridad es que es posterior al proceso de restauración capitalista en los ex estados obreros, a partir de los ’90, que en lugar de abrir un período de ascenso capitalista, incorporó a estos en la crisis mundial.

 

Caracterizó la etapa actual como de “agravamiento de la lucha de clases, de guerra, de revolución y de contrarrevolución”. Y en tal sentido, recordó que la crisis del 29 fue seguida de grandes levantamientos (España, Francia, etc.), por la emergencia del nazismo por otra parte y desembocó en la Segunda Guerra Mundial.

Pitrola enfatizó que la crisis es previa a la pandemia. “El período previo se caracterizó por guerras comerciales, devaluaciones, fuga de capitales. La crisis es previa y se prolongará mucho más allá del Covid-19. Las potencias están tan endeudadas como Argentina y deberán descargar su crisis sobre los trabajadores y las naciones semicoloniales”.

Respecto a la guerra comercial, dijo que aviva las disputas interimperialistas y la tentativa del imperialismo de completar la restauración capitalista en los ex estados obreros. En este escenario, no descartó una confrontación militar entre Estados Unidos y China (un pasaje de la “guerra fría” a una “guerra caliente”, según la expresión del economista Nouriel Roubini), que fue uno de los grandes puntos de debate de la mesa, si bien aclaró que China no es una potencia imperialista, marcando por ejemplo la debilidad de los capitalistas chinos respecto a la burguesía norteamericana y su disputa con la burocracia del PC que controla el todavía muy fuerte sector estatal.

Señaló que desde 2008 “el rescate del capital endeudó a los bancos, el rescate de estos a los Estados y los Estados a los bancos centrales. Ahora todos están en rojo”, marcando el agotamiento de una política para evitar las quiebras capitalistas que “mostrarán la inviabilidad de un sistema ante las masas”.

Pitrola concluyó que “la presente crisis del capitalismo imperialista crea también las premisas objetivas para el surgimiento de situaciones revolucionarias” porque “lleva al extremo las tendencias a la disolución del capital y la catástrofe social”. Y ubicó en ese escenario a la conferencia, para intervenir mediante un canal y un reagrupamiento de independencia política de los trabajadores, es decir para “que la Conferencia contribuya a la cuestión subjetiva” es decir a superar la crisis de dirección del proceso de rebeliones populares.

Para imponer sus planes, Pitrola señaló que los capitalistas se valen de gobiernos de ofensiva directa contra las masas (Bolsonaro, Trump, Boris Johnson, Piñera, Duque, etc.) pero también de las “izquierdas fondomonetaristas” (como Syriza, Podemos o el Bloco de Esquerda en Portugal) que han logrado su lugar en distintos países de Europa. En el caso de América Latina, puntualizó que “los ex gobiernos del Grupo Puebla fracasaron en el ciclo de nacionalismos y centroizquierdas y abrieron paso a la derecha” y hoy “revistan en el banco de suplentes para hacer continuismo de los planes fondomonetaristas como lo demuestra Alberto Fernández en la Argentina tras el derrumbe de Macri”.

En el caso de Estados Unidos, defendió el planteo de “Fuera Trump” como un modo de asestar un golpe al imperialismo, en el marco de la rebelión popular (una consigna que también fue parte de los debates). “El derrumbe de Trump no es resultado de la potencia electoral de los demócratas, fue logrado por las masas en las calles”, dijo.

Planteó finalmente la vigencia de la dictadura del proletariado y el socialismo, de la revolución de octubre y reivindicó la lucha por la reconstrucción de la IV Internacional y gobiernos de trabajadores. Defendió la construcción de partidos revolucionarios en oposición a los armados electoralistas y oportunistas con figuras del centroizquierda.

Planteó a la conferencia como un canal de reagrupamiento y puntualizó la necesidad de avanzar en una segunda conferencia, esta vez presencial, cuando se supere la pandemia.

Estados Unidos-China

Miguel Sorans, de Izquierda Socialista, caracterizó la crisis actual como la más grave desde 1929. Señaló que el Covid-19 ha puesto de manifiesto el fracaso del capitalismo y dijo que coloca a la humanidad ante la disyuntiva del socialismo o la catástrofe.

Se refirió a que se está retomando el proceso de movilizaciones populares y rebeliones en el mundo, tras un paréntesis durante la primera etapa de la pandemia. Señaló especialmente a Estados Unidos, donde se calcula que se movilizaron 20 millones de personas y donde Trump viene fracasando en su plan de enviar fuerzas federales a algunas ciudades para quebrar la lucha.

Habló de un debilitamiento del imperialismo, que se ve en que Trump y el premier israelí Benjamin Netanyahu no han podido avanzar en el “acuerdo del siglo” de anexión de territorio palestino.

Sin embargo, relativizó las posibilidades de un conflicto militar entre Estados Unidos y China. “Son dos potencias capitalistas amigas que compiten”, dijo. Expresó que ambos países sostienen roces comerciales, pero son aliados en la devastación ambiental (los dos desconocen el Acuerdo de París) y en la explotación del proletariado. También dijo que hace 40 años Estados Unidos viene favoreciendo el desarrollo de multinacionales en ese país (Nike, McDonald’s, etc.). “La dictadura china no tiene nada de progresiva, es parte de los falsos socialismos que hay que combatir”, indicó. Se refirió a las “grandes ganancias de las multinacionales en medio de la crisis como el caso de Amazon”.

La crisis norteamericana

Luis Meiners, de la Socialist League norteamericana, empezó refiriéndose al derrumbe de los indicadores económicos en Estados Unidos. Dijo que la situación norteamericana condensa muchos de los elementos de la situación mundial y analizó que la rebelión implica “un cambio cualitativo de fuerzas en la relación entre las clases”.

Habló de una “crisis de hegemonía imperialista”, con tensión y roces entre China y Estados Unidos. Pronosticó un escenario de mayor polarización social y política, haciendo además una mención al “surgimiento de alternativas protofaciscistas con plan de aplastamiento del movimiento de masas”.

Consideró que las corrientes reformistas que se habían fortalecido tras la crisis de 2008 hoy se encuentran en retroceso. En el caso de Estados Unidos, mencionó que en el DSA (Democratic Socialists of America, la organización de izquierda que logró un gran desarrollo en los últimos años) hay una “contradicción entre el giro a la derecha de la dirección y la radicalización de la base”.

Jimena Vergara, de Left Voice (Fracción Trotskista), caracterizó que “Trump es un producto del manejo de la crisis capitalista de 2008 que hicieron Obama y el Partido Demócrata”, que dio lugar a un crecimiento de la precarización laboral y de las condiciones de vida. Eso desplazó franjas de masas al trumpismo o al “nacionalismo redistributivo” de Bernie Sanders.

Indicó que tanto Trump como el Partido Demócrata están embarcados en la tarea de volver a China a su condición de nación atrasada. Denunció que la política de los demócratas pasa por la cooptación del movimiento y desviarlo hacia las urnas. En cambio, planteó que es necesario “unificar el movimiento antirracista con las luchas de los trabajadores” y superar a la burocracia sindical de la AFL-CIO “que se niega a expulsar los policías del movimiento obrero”, en referencia a los sindicatos del sector.

Cuestionó la política del DSA de “construir izquierda dentro del Partido Demócrata”, pero defendió una política de “diálogo” con los jóvenes socialistas del DSA para que rompan con la política de esa organización. Indicó que el periódico Left Voice busca un reagrupamiento de jóvenes y revolucionarios, a partir de una táctica “iskrista”, “contra los intentos fallidos de fundar mini-partidos sin una influencia real en la vanguardia”. Y criticó el “Fuera Trump” como funcional a la candidatura de Joe Biden, a pesar de la rebelión popular en curso. Abordaremos estas dos últimas cuestiones en artículos específicos.

Además de los expositores, intervinieron otros compañeros de las organizaciones mencionadas al comienzo de este artículo, que se fueron refiriendo a los distintos aspectos del debate.