Crisis política en Israel: Netanyahu pone en pausa su reforma

Movilización contra la reforma de Netanyahu

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció en un discurso este lunes 27 que pondrá en pausa un controvertido proyecto de reforma política, en aras de un diálogo con la oposición y de evitar una “guerra civil”.

El dramatismo del mensaje ilustra el punto al que había llegado la crisis política. En rechazo a la norma que limita las facultades del Tribunal Supremo, cerca de 100 mil personas, según medios locales, se habían concentrado este lunes en las inmediaciones del parlamento (la Knesset) para reclamar que el gobierno dé marcha atrás con la iniciativa. La Histadrut (central sindical), en tanto, entró en huelga general, lo que llevó a una rápida paralización de los principales puertos y aeropuertos del país. Las empresas de la poderosa industria tecnológica del país, con el apoyo de sus dueños, se sumaron a la medida de fuerza.

Alrededor de 200 mil personas se habían manifestado ya en Tel Aviv el sábado 25. Las marchas se extendieron a Jerusalén, Haifa y otras ciudades.

Netanyahu encabeza una coalición de gobierno de derecha entre el Likud, el Partido Sionista Religioso, Poder Judío, el Noam y los partidos ultraortodoxos. Su programa de gobierno incluye la legalización y expansión de los asentamientos y colonias sobre territorio palestino, y retoma el planteo de la anexión de Cisjordania, que había quedado en suspenso con el naufragio del llamado Acuerdo del Siglo, en 2020.

La reforma que persigue Netanyahu limita las posibilidades del máximo tribunal de bloquear iniciativas parlamentarias, ya que establece que la Knesset puede reimpulsarlas. A su vez, el Ejecutivo ganaría terreno en la designación de magistrados. Cabe señalar también que se dificultan los mecanismos institucionales para desplazar al primer ministro. En resumen, reforzaría el poder de Netanyahu.

Las convocatorias en las calles han sido masivas e incluyen a sectores que simpatizan con la causa palestina, pero están dirigidas por partidos de la oposición que no se diferencian demasiado de Netanyahu en su ataque al pueblo palestino. El gobierno anterior de Bennett-Lapid, por caso, bombardeó Gaza y prosiguió con la construcción de los asentamientos.

Como fruto de la crisis, Netanyahu había anunciado este fin de semana la destitución del ministro de Defensa, Yoav Gallant, un rato después de que se pronunciara por la retirada del proyecto. Gallant estaba bajo presión porque, en disconformidad con los planes del primer ministro, cientos de reservistas del Ejército empezaron a negarse a cumplir con algunas tareas. Según El País de Madrid (26/3), los titulares del servicio secreto (Shin Bet) y el jefe del Estado Mayor también transmitieron a Netanyahu su inquietud ante la zozobra que ha causado su tentativa de reforma. El presidente israelí, Isaac Herzog, reclama abiertamente al gobierno que retroceda.

Al calor de la creciente resistencia que ha encontrado en las calles y las entrañas del propio régimen, la semana pasada Netanyahu ya había bajado un cambio, al llamar a una “reforma equilibrada”, en un guiño a la oposición. Pero la expectativa opositora está puesta ahora en que el primer ministro archive definitivamente el proyecto.

Antes del discurso de este lunes de Netanyahu, la tensión amenazaba con dar paso a enfrentamientos callejeros. Sectores del gobierno habían convocado a contramanifestaciones bajo la consigna “que no nos roben las elecciones”.

El delay de Netanyahu solo posterga las definiciones de una de las crisis políticas más severas que recuerde Israel.

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