Crisis política en Paraguay

En Paraguay, ‘los oficia­listas’ y ‘las opositores’ se han puesto de acuerdo en apoyar la condena que la jus­ticia militar aplicó al golpista Lino Oviedo, pero no así fren­te a la propuesta de postergar las elecciones que impulsa el gobierno. La condena y la pos­tergación han provocado una crisis política en la que se han envuelto Clinton y los gobier­nos del Mercosur.


En abril de 1996 el ex­ general se alzó en armas, con un planteo ‘nacionalista’, ‘patriota’, y ‘enemigo’ del Mercosur.


Desde entonces, Wasmosy y el stronista Argaña, que ve­nían enfrentándose desde 1993, se aliaron para impedir el ascenso del militar. Ambos, al igual que los ‘opositores’ y los yankis, acusan a Oviedo de ser un agente del narcotráfico, después que lo llevaron al ‘estrellato’ por haber desaloja­do pistola en mano a Stroessner. Después de la asonada golpista de 1996 Wasmosy volvió a pactar con Oviedo, que fue liberado ‘por falta de pruebas’.


Tras la crisis bancaria de principios de 1997, con la cual “Wasmosy propinó... un duro golpe al grupo financiero pa­raguayo que respaldaba a su principal contendiente polí­tico, Luis María Argaña” (Bre­cha, 29/8/97), Oviedo se lanzó al ruedo político acusando a Was­mosy áe ‘chorro’. Durante casi 60 días, Oviedo se resistió a un arresto de 30 días que le impuso Wasmosy después de su victoria en las internas coloradas.


Una vez que advirtió que tras la detención de Oviedo no se pro­ducía la temida reacción popular y que las FF. AA. habían sido depuradas de elementos oviedistas, Wasmosy puso en marcha un tribunal militar que acabó por condenar a Oviedo a diez años de cárcel por la asonada de 1996, aunque esto no lo inhabilita para ir a las elecciones. Así la crisis del partido que gobierna Paraguay hace más de 50 años se ha trans­formado en crisis de Estado.


El gobierno y el aparato colo­rado pretenden violar ahora los plazos electorales forzando para ello un fallo de la Corte. A la prórroga se oponen los ‘oposito­res’ y las cancillerías brasileña y argentina que la interpretan, como un “autogolpe” o “la quie­bra del estado de derecho” (Clarín, 4/3). Una medida de la crisis se reveló el 30 de enero cuando “Asunción se vio so­brevolada por aviones y rodeada por tanques... ante la supuesta intención de decretar un ‘habeos corpus’ en favor del militar” (Tiempos del Mundo, 19/2).


Frente a la crisis presen­te, sobresale el derrumbe de Wasmosy y de los políticos democratizantes. Esto último vale especialmente para la ‘Alianza’ que gobierna Asunción desde hace 5 años en connivencia con Wasmosy y respalda el ‘pacto de gobernabilidad’ nacional que le ha permitido a éste mante­nerse en el poder.


En el entretiempo, Oviedo ha renegado de su ‘paragua­yismo’ y se comprometió a respetar el Mercosur en sen­das entrevistas con el uru­guayo Sanguinetti y el rioja- no Menem. Asimismo se su­pone que aceptó restringir el contrabando en Ciudad del Este para reafirmar los dere­chos de propiedad intelectual de los monopolios extranjeros. La oposición a la posterga­ción de las elecciones por par­te de la cancillerías vecinas juega a favor de la elección de Oviedo.