Internacionales
19/3/1998|577
Crisis política en Paraguay
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En Paraguay, ‘los oficialistas’ y ‘las opositores’ se han puesto de acuerdo en apoyar la condena que la justicia militar aplicó al golpista Lino Oviedo, pero no así frente a la propuesta de postergar las elecciones que impulsa el gobierno. La condena y la postergación han provocado una crisis política en la que se han envuelto Clinton y los gobiernos del Mercosur.
En abril de 1996 el ex general se alzó en armas, con un planteo ‘nacionalista’, ‘patriota’, y ‘enemigo’ del Mercosur.
Desde entonces, Wasmosy y el stronista Argaña, que venían enfrentándose desde 1993, se aliaron para impedir el ascenso del militar. Ambos, al igual que los ‘opositores’ y los yankis, acusan a Oviedo de ser un agente del narcotráfico, después que lo llevaron al ‘estrellato’ por haber desalojado pistola en mano a Stroessner. Después de la asonada golpista de 1996 Wasmosy volvió a pactar con Oviedo, que fue liberado ‘por falta de pruebas’.
Tras la crisis bancaria de principios de 1997, con la cual “Wasmosy propinó... un duro golpe al grupo financiero paraguayo que respaldaba a su principal contendiente político, Luis María Argaña” (Brecha, 29/8/97), Oviedo se lanzó al ruedo político acusando a Wasmosy áe ‘chorro’. Durante casi 60 días, Oviedo se resistió a un arresto de 30 días que le impuso Wasmosy después de su victoria en las internas coloradas.
Una vez que advirtió que tras la detención de Oviedo no se producía la temida reacción popular y que las FF. AA. habían sido depuradas de elementos oviedistas, Wasmosy puso en marcha un tribunal militar que acabó por condenar a Oviedo a diez años de cárcel por la asonada de 1996, aunque esto no lo inhabilita para ir a las elecciones. Así la crisis del partido que gobierna Paraguay hace más de 50 años se ha transformado en crisis de Estado.
El gobierno y el aparato colorado pretenden violar ahora los plazos electorales forzando para ello un fallo de la Corte. A la prórroga se oponen los ‘opositores’ y las cancillerías brasileña y argentina que la interpretan, como un “autogolpe” o “la quiebra del estado de derecho” (Clarín, 4/3). Una medida de la crisis se reveló el 30 de enero cuando “Asunción se vio sobrevolada por aviones y rodeada por tanques... ante la supuesta intención de decretar un ‘habeos corpus’ en favor del militar” (Tiempos del Mundo, 19/2).
Frente a la crisis presente, sobresale el derrumbe de Wasmosy y de los políticos democratizantes. Esto último vale especialmente para la ‘Alianza’ que gobierna Asunción desde hace 5 años en connivencia con Wasmosy y respalda el ‘pacto de gobernabilidad’ nacional que le ha permitido a éste mantenerse en el poder.
En el entretiempo, Oviedo ha renegado de su ‘paraguayismo’ y se comprometió a respetar el Mercosur en sendas entrevistas con el uruguayo Sanguinetti y el rioja- no Menem. Asimismo se supone que aceptó restringir el contrabando en Ciudad del Este para reafirmar los derechos de propiedad intelectual de los monopolios extranjeros. La oposición a la postergación de las elecciones por parte de la cancillerías vecinas juega a favor de la elección de Oviedo.