Internacionales
12/4/2012|1217
Cuba: un encubridor de pedófilos sentencia la caducidad del marxismo
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El viaje del jefe mundial de la Iglesia Católica Apostólica Romana ha estado bastante lejos de una procesión de fe y más cerca de la trama del proceso de restauración capitalista en Cuba. Entre las medidas más trascendentes, el Estado decidió desprenderse de 1,5 millones de trabajadores -para impulsar la “productividad” y alentar el desarrollo de los “cuentapropistas”. El “cuentapropismo” alcanzaba, el año pasado, a 371.200 personas en la isla -el doble que en 2009- y se estima que podría llegar a 600 mil en poco tiempo. Estos emprendimientos privados emplean fuerza de trabajo en diverso grado. La isla debe importar el 80% de los alimentos, dado que tiene la mayor parte de sus tierras cultivables sin producir. La formación de “cooperativas privadas” desenvuelve un proceso de acumulación capitalista, con la participación de funcionarios estatales.
El llamado proceso de “apertura” tenía la expectativa de contar con una intervención de España y Brasil -la primera mediante Repsol, con la exploración y explotación de crudo, y el segundo con la explotación del etanol y la participación de Petrobras en el área de la exploración petrolera.
La restauración en Cuba se encuentra en un impasse que se expresa en el relevamiento sistemático de altos funcionarios.
La Iglesia, el árbitro
En este escenario, Benedicto llegó a Cuba con un pan bajo el brazo: el viaje del Papa permitió “la llegada de por lo menos unos 700 cubano-norteamericanos desde Miami durante esta visita pastoral”, lo cual implica una “nueva relación (del gobierno cubano) con los exiliados”. “Muchos de los dos millones de exiliados cubanos que envían todos los meses a esta isla 300 millones de dólares volvieron a pisar su tierra en estos días después de 53 años, gracias a la visita del Papa” (Clarín, 3/4). El gobierno cubano está evaluando la forma de “blanquear” esa enorme suma de dinero. En esa línea, la Iglesia mantiene convenios con la Universidad de La Habana, en donde dicta una “maestría en administración de empresas” (La Nación, 29/3).
La visita de Benedicto fue recibida por una movilización impulsada desde el Estado mismo. Benedicto, como respuesta, no recibió a ningún grupo opositor -ni siquiera a las Damas de Blanco. La Iglesia fue la mediadora directa en las últimas liberaciones de presos políticos en la isla. La posición de la Iglesia acrecentó las divisiones al interior de la llamada disidencia. “Dividida y aislada, la disidencia cubana pierde apoyo social” fue la descripción de La Nación.
El imperialismo
Las crisis de la disidencia expresa las divisiones del imperialismo en torno al proceso de restauración capitalista en la isla. “Mientras Menoyo es partidario de un acercamiento con el régimen, Roque representa al anticastrismo más furibundo” (ídem). De la misma forma, dentro de la burguesía cubana expropiada que vive en Miami ha crecido la posición de llegar a un acuerdo con los Castro -lo que se expresó en un vuelco electoral hacia los demócratas en las elecciones que le dieron el triunfo a Obama y en la delegación que participó del viaje de Benedicto.