Internacionales
16/9/2025
Cumbre asiática y desfile militar en Pekín
Una vidriera de la crisis mundial.
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La cumbre se realizó en Tianjin, China
La OCS -Organización de Cooperación de Shanghái– se reunió el primero de septiembre en Tianjin, China. Es una alianza de países euroasiáticos con fines de cooperación económica, coordinación en temas de seguridad regional, control de fuerzas militares en zonas fronterizas. Fundado en 2001 hoy está integrado por China, Rusia, India, Pakistán, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán. Bielorrusia se incorporó en 2024 e Irán desde 2023.
Formalmente se trata de la organización regional más grande del mundo, en términos de alcance geográfico y de población, cubriendo aproximadamente el 80% del área de Eurasia, y el 40% de la población mundial. En 2023 su PIB combinado rondaba el 25% del PIB del planeta. El hecho de que declare “no ser una alianza hecha contra otras naciones o regiones” y sin intenciones de convertirse en un bloque militar, no quita que la mayoría de los observadores consideren que uno de los objetivos principales de la OCS es servir de contrapeso a la Otan y a Estados Unidos, evitando conflictos regionales que permitirían la intervención estadounidense en zonas limítrofes con Rusia y China. Fue sintomático, en ese sentido, el gigantesco desfile militar en Pekín al cierre de la cumbre de la OCS, en celebración del fin de la segunda guerra mundial.
En la declaración final del encuentro, no se menciona la guerra en Ucrania, en cambio los diez miembros condenaron (en forma hipócrita, puesto que China, Rusia y otros, mantienen intensas relaciones comerciales con Israel) el genocidio en Palestina y los ataques terroristas perpetrados el 22 de abril en la región de Cachemira, controlada por la India, en los que murieron más de 30 personas dando lugar a intensos combates entre India y Pakistán. En esa materia Nueva Delhi ha estado intentando reconstruir sus lazos con Pekín, luego de que las relaciones se deterioraran tras los mortales choques fronterizos de 2020, lo que desencadenó un enfrentamiento de años entre los dos gigantes asiáticos poseedores de armas nucleares.
El péndulo hindú
Los líderes más visibles y de más peso en esta 25ª cumbre, fueron los de China, Xi Jinping; Rusia, V. Putin e India, Narendra Modi. La presencia de este último fue la más destacada de la reunión. Sin pisar China desde la última cumbre, siete años atrás, la presencia hindú, que fue interpretada como un acercamiento a China, no fue ajena al actual conflicto de la India con EEUU en la guerra de los aranceles. Trump los aumentó para muchos productos importados de la India hasta el 50%, formalmente como represalia por el acuerdo de India con Rusia en materia de comercio petrolero (pero también como prenda de negociación para abrir más el mercado hindú a las exportaciones yanquis). Tras la invasión de Ucrania, Europa y Estados Unidos impulsaron primero un tope al precio del crudo ruso y después directamente un bloqueo a las exportaciones petroleras rusas como forma de restringir los ingresos de Moscú, con la finalidad de condicionar a Putin con vistas a una negociación de alto el fuego en Ucrania. Trump acusa a la India, no sólo de beneficiarse con la importación de petróleo ruso barato, sino de revenderlo, una vez refinado, a diversos países incluyendo a EEUU. Peter Navarro –consejero de comercio de Trump- afirmó en una columna en el Financial Times: “India actúa como un centro global de redistribución del petróleo ruso, convirtiendo crudo embargado en exportaciones de alto valor mientras brinda a Moscú los dólares que necesita”. Mientras tanto, Moscú celebra: los ingresos provenientes de India y China han sido un salvavidas que compensó la pérdida de mercados europeos.
Trump, criticado por hacer peligrar las muy buenas relaciones históricas de EEUU con la India, no tolera que este país, por defender intereses propios, altere las alianzas del bloque occidental liderado por EEUU, de cara a la creciente crisis mundial.
Tampoco la India pretende romper sus lazos con EEUU y Occidente: "Agradezco profundamente y correspondo plenamente los sentimientos del presidente Trump y su evaluación positiva de nuestros vínculos", escribió hace poco el premier Narendra Modi. “India y Estados Unidos comparten una alianza estratégica integral y global muy positiva y con visión de futuro". El acercamiento de Nueva Delhi a Pekín y Moscú no debe confundirse con un "alineamiento ingenuo" señaló Amitabh Mattoo, decano de la Escuela de Estudios Internacionales de India. “Se trata de una estrategia de cobertura envuelta en la retórica de la multipolaridad”. Un juego pendular que explica por qué en la cumbre de la OCS se escuchó a Putin defender su posición en la guerra de Ucrania, pero no se mencionó el tema en la declaración final. Por su lado, Modi no concurrió al desfile en Pekín, mientras sí sumaba su presencia Kim Jong Un, líder supremo de Corea del Norte. Es que India es una pieza vital del tratado militar Quad junto a EEUU, Japón y Australia, dirigido contra China, que no ha roto de ninguna manera.
El trasfondo militar
La combinación de la cumbre de la OCS con el imponente desfile en Tiananmen (Pekín) no es una casualidad. El advenimiento de un “nuevo orden mundial” implica la capacidad de defenderlo en el terreno militar. Esa proyección tuvo el mega desfile. El tipo de arsenal sofisticado sugiere, según expertos, un escenario bélico no solo defensivo, sino con las características del objetivo de Taiwán. El Wall Street Journal opinó que dicho arsenal creció en la última década dos veces y que China posee la flota naval más poderosa del mundo. Por otro lado, la brecha en calidad con EEUU se está reduciendo “sin superar aún desventajas y vulnerabilidades del Ejército Popular de Liberación”. El presupuesto militar chino se duplicó en 10 años llegando a los 250.000 millones de dólares. Un tercio del yanki que araña el billón de dólares.
Según La Nación (6/9) a esas desventajas hay que sumar la “falta de experiencia en combate”, una condición que le permite a EEUU bombardear a Irán en pocas horas, a miles de kilómetros de distancia.
China intentó capitalizar la cumbre de la OCS no solo mostrando su vínculo con India, sino también consolidando la relación con Rusia, con Turquía (el presidente Erdogan estuvo presente) e Irán. Pero su prédica a favor de un nuevo “multilateralismo” contra el unicato del imperialismo estadounidense/Otan no solo tiene cimientos endebles, sino que es relativamente un fraude. Turquía es integrante de la Otan y el tercer comprador de petróleo ruso a pesar de la prohibición de Trump, y la India integra el Quad, la Otan de Asia. Los integrantes de la OCS critican el genocidio sionista contra los palestinos, pero coinciden con EEUU y la Otan en sostener comercialmente, incluso con la venta de petróleo y armas, al gobierno genocida de Netanyahu. Los integrantes de este bloque heterogéneo de la “Organización de Cooperación de Shangai”, tratan de preservar posiciones comerciales ante la salvaje ofensiva arancelaria de Trump. Lejos de presentarse como una alternativa contra la ofensiva trumpista y abrir algún curso antiimperialista a los pueblos del mundo, han evidenciado su unidad superficial y la tendencia de muchos de sus miembros a abrirse en negociaciones particulares con el imperialismo yanqui y mundial. La cumbre asiática ha sido una vidriera de la crisis mundial del retroceso de la hegemonía yanqui.