Internacionales
22/9/2025
Declaración internacional a 2 años del genocidio sionista contra el pueblo palestino
La derrota de la barbarie sionista en Gaza es una necesidad urgente para los trabajadores del mundo entero
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Palestina libre.
Las imágenes del horror que circulan día tras día desde Gaza y de la Palestina ocupada señalan en forma indudable el carácter genocida de la acción de Israel. Su pretensión, con la colaboración inestimable del imperialismo de EE.UU. y la UE, es borrar del mapa al heroico pueblo palestino y apropiarse de sus territorios.
La reciente orden de desplazar a un millón de palestinos de la ciudad -en ruinas- de Gaza es una nueva marcha de la muerte que pretenden imponer los carniceros Netanyahu, Ben Gvir y la totalidad de su régimen putrefacto e inhumano. Al mismo tiempo, con la expansión de los asentamientos en Cisjordania, el objetivo declarado es su integración definitiva, la creación de condiciones que hagan imposible incluso la viabilidad de enclaves palestinos autónomos, con una escalada de acciones de limpieza étnica también allí.
La hambruna planificada, las demoliciones y bombardeos, los cortes de agua y luz, los asesinatos y mutilaciones de decenas de miles de niños, en fin, las atrocidades de todo tipo cometidas por las FDI no quedarán impunes.
A pesar del genocidio, la resistencia está viva y continúa siendo un escollo insalvable para Israel. Cada vez se hace más palpable la necesidad del gobierno sionista de recurrir a medidas de emergencia, incluso una movilización civil, lo cual es un índice de un conflicto empantanado y sin salidas fáciles.
Las protestas en Israel comienzan a romper la censura y represión interna. Han ocurrido movilizaciones multitudinarias que expresan una tendencia de fuerte descontento con el gobierno. Miles de ciudadanos judíos se organizan en Israel y en todo el mundo para decir que el genocidio no se hará en su nombre. Mientras tanto, la población de Cisjordania resiste los nuevos embates israelíes y la barbarie de los colonos.
Es indudable que el genocidio contra el pueblo palestino se inscribe en un rediseño del Oriente Medio. Estados Unidos y la administración de Trump, como antes Biden, están desgarrando con su puñal las fronteras. No para darle autonomía a los pueblos, sino para subyugarlos en función de este nuevo reparto. Estados Unidos e Israel (independientemente de los presidentes y gobiernos) aspiran a crear un “Nuevo Oriente Medio”, lo que presupone el reconocimiento del Estado sionista por parte de los países árabes y la promoción de un corredor económico India-Golfo-Israel-Europa como contrapeso a la “Ruta de la Seda” china, que tiene a Irán como eslabón clave en la región.
La acción de Israel sería impensable sin el apoyo decidido de las bombas y los dólares estadounidenses y de sus socios de la Unión Europea. La diferenciación de algunos gobiernos europeos está sobre todo relacionada con el intento de la UE (con sus contradicciones internas, claro) de revitalizar su papel en la escena internacional, en una época de preparativos para una guerra global.
La postura de los países Brics refuta el análisis de que un "mundo multipolar" contribuirá a la liberación del pueblo palestino y de los pueblos oprimidos en general. En la última cumbre del Brics, no se utilizó el término "genocidio" y los países miembros no solo no han tomado ninguna medida contra Israel, sino que continúan con sus relaciones económicas y comerciales, incluido el comercio de armas, con total normalidad. Concretamente, China es el mayor importador de Israel como país y ocupa el segundo lugar con exportaciones por valor de 19 mil millones de dólares en 2024. Rusia mantuvo transacciones comerciales con Israel por valor de unos 4 mil millones de dólares en 2024. Con la excepción de Sudáfrica, los países BRICS no han tomado ninguna medida diplomática, ni siquiera simbólica.
Qatar, atacado por Israel poco tiempo atrás, se suma a la lista de países que han sufrido el bombardeo sionista: Yemen, Irán, Siria, Líbano, Irak, Jordania, Egipto, Túnez, Palestina. El llamado a una alianza defensiva, que tendría a Turquía -miembro de la Otan- como una de sus cabezas, debe ser leída como parte de las pujas y divisiones por la rediscusión de Oriente Medio. Y no como una alianza contraria al imperialismo y al coloniaje de los territorios palestinos.
Este bloque insiste en una solución de “dos estados”, una tentativa que choca, hoy más que nunca, con la realidad. Puesto en perspectiva, implica la ambición de las potencias regionales de inmiscuirse en Gaza, mediante un acuerdo con el sionismo y el imperialismo. Alrededor de estos planteos gravita una parte de la burguesía árabe y el imperialismo europeo.
Pero es incompatible la continuidad del Estado de Israel con la liberación del pueblo palestino o una paz duradera. El Estado sionista genocida debe ser desmontado piedra a piedra. Es necesario desarmar su ejército, sus colonos armados, su segregación racial, sus cárceles, sus muros, y el aparato de saqueos de recursos y lucro capitalista que, en alianza con el imperialismo occidental, lo sustentan. Y, no menos importante, aplicar el derecho al retorno para los millones expulsados por Israel. Una Palestina única, laica y socialista, en el marco de cambios revolucionarios más amplios en la región, vinculados a una lucha común anticapitalista y socialista de los trabajadores árabes y judíos para sustituir al actual Estado de Israel y derrocar las monarquías y los regímenes reaccionarios.
El amplísimo movimiento de solidaridad con Palestina, que atraviesa todos los continentes y fronteras, cobra cada vez más dinamismo y comienza a revertir las tendencias: el apoyo popular está, cada vez más, del lado del pueblo palestino y de la denuncia al genocidio.
Acciones como la de la flotilla humanitaria, de la caravana hacia Gaza, de las protestas en los centros vacacionales griegos, de los pronunciamientos de figuras de la cultura, ilustran la masividad y aceptación que ha concitado esta causa.
Por ello, debe constar el reacomodamiento de distintos gobiernos, como el reciente caso del Estado español, que han hecho declaraciones contra el genocidio aunque, de momento, sin traducción en acciones concretas. Estamos ante un componente tramposo, típico de gobiernos capitalistas, que busca congraciarse con una ola popular ascendente sin comprometer los intereses económicos de los capitalistas. Mientras tanto, siguen las redadas masivas contra las movilizaciones por Palestina en países en los cuales se expresan libremente las ultraderechas y los neonazis, como Alemania y Reino Unido. El movimiento solidario mundial que reclama un alto el fuego y el fin del genocidio es heterogéneo y contradictorio. Sin embargo, el objetivo de la liberación de Palestina, como el de todos los pueblos, solo puede alcanzarse mediante una estrategia clara, anticapitalista y antiimperialista. Los “frentes democráticos” con las fuerzas políticas burguesas son tan inútiles y perjudiciales para Palestina como lo son para la lucha contra el fascismo. Luchamos contra la masacre sionista junto con todos aquellos que están dispuestos a hacerlo, sin hacer concesiones políticas a las fuerzas políticas que condenaron la “violencia de la resistencia palestina” al tomar inicialmente distancias simétricas que reproducían la narrativa de presentar a la resistencia como “terroristas”.
Es necesario poner en marcha y reclamar fuertes medidas, empezando por romper todos los vínculos con Israel. Esto incluye la provisión de material bélico, pero también de soporte económico y tecnológico. Es falso que Israel presenta una faz genocida y otra “defensiva”, como dijo la congresista estadounidense Alexandra Ocasio-Cortez, de los Demócratas Socialistas de América (DSA), al momento de votar a favor de la ayuda militar al estado sionista.
Por ello, deben ser valoradas especialmente las reacciones obreras al genocidio: bloquear puertos, transportes y producción de mercancías o servicios destinados al estado genocida. Denunciar y combatir los presupuestos bélicos y la preparación para la guerra en los propios países. Manifestar sobre las bases militares de la Otan, estadounidenses y de cada estado. Fuera los gobiernos que sumen al pueblo en la guerra y el hambre.
La lucha contra el genocidio y el apoyo a su heroica resistencia palestina es una urgencia para toda la humanidad que vive de su trabajo. Debemos colocar en el banquillo de acusado a los responsables de esta opresión: el capitalismo y sus gobiernos, el reparto imperialista del mundo. También es un germen de solidaridad internacional de los trabajadores y los pueblos oprimidos. La causa palestina está reactivando las luchas y reivindicaciones en cada país. Por ello, los gobiernos le temen y la reprimen. Ondeemos bien alto el estandarte palestino. Su victoria será un paso hacia la emancipación de los trabajadores y hacia el socialismo. El giro hacia la guerra total del capitalismo exige medidas decisivas para una nueva respuesta revolucionaria, para una izquierda anticapitalista internacionalista fuerte y un movimiento obrero que luche contra la guerra, con independencia política frente a los bloques capitalistas rivales y las clases burguesas. ¡Ninguna parte de la tierra será verdaderamente libre sin una Palestina libre!
¡Cese inmediato del genocidio y la hambruna del pueblo palestino! ¡Retirada inmediata e incondicional de las tropas y colonos sionistas de Gaza y Cisjordania! ¡No a la deportación del pueblo de Gaza! ¡Alto a la máquina sionista de destrucción y muerte, a sus protectores y cómplices! ¡Junto a la lucha de liberación de las masas oprimidas de Palestina contra el colonialismo sionista-occidental! ¡Palestina libre del río al mar!
Por un Estado único, laico, democrático y soberano para toda Palestina, abierto a todos sin discriminación de religión o raza. ¡Por una Unidad Socialista de los pueblos de Oriente Medio libre de la dominación imperialista y del capitalismo! Trabajadores y oprimidos del mundo, ¡uníos!
Primeras firmas: KA- Liberación Comunista (Grecia), Partido Obrero (Argentina). SEP- Partido Socialista de Trabajadores (Turquía), Tendencia Internacionalista Revolucionaria (Italia)
Como coordinación establecida por la reunión de internacionalistas que se realizó en junio en la ciudad de Nápoles.
