Internacionales
1/4/2010|1122
D’Elía en Irán
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El reciente viaje de Luís D’Elía a Irán provocó la reacción de todo el arco que atribuye a ese país el atentado a la Amia. D’Elía se reunió con Moshen Rabbani, ex agregado cultural de la Embajada iraní y uno de los imputados en la causa. Desde el fiscal de la causa –Alberto Nisman–, hasta el embajador de Israel en la Argentina, pasando por el presidente de la Daia, hicieron fila para pegarle.
“Irán es un país que todos los años vota a favor de la soberanía argentina en Malvinas”, adujo D’Elía a su regreso (Crítica, 8/3). Puede ser, pero eso no justifica en modo alguno el apoyo a un gobierno nacionalista, clerical y fuertemente represivo, que enfrenta incluso una movilización popular contra el fraude en las elecciones y el enorme aparato policial y parapolicial amparado en el poder. Que el imperialismo busque instrumentar a la oposición a Ahmanidejad y el repudio popular en provecho propio, no autoriza en ningún caso el apoyo político al gobierno iraní, un régimen que lleva 30 años en el poder, y que subió mediante la destrucción del movimiento obrero, que aún hoy persigue la organización sindical, que oprime a las mujeres y discrimina a las minorías étnicas. Por más que se le quiera atribuir un carácter progresivo, el régimen capitalista de los ayatolas aplica las recetas del FMI (en consecuencia, el 90 por ciento de la población vive por debajo de la línea de pobreza), a la vez que se avanza en la privatización de las empresas y fábricas estatales (167 privatizaciones en 2007/08, y otras 230 en 2008/09, y el plan continúa incluyendo la mayor petroquímica del país, todos los grandes bancos, empresas del gas, petróleo, seguros, telecomunicaciones, etc.). Al margen de su retórica, el gobierno de Irán no ha dejado de ser un factor de la “normalización” de la región. En Irak, por su vínculo con la fracción que fue cómplice de la criminal invasión y ocupación del país por las tropas imperialistas; en Afganistán, ayudando al sostenimiento de los regímenes títeres de los norteamericanos de Karzai y Maliji con acuerdos comerciales y de seguridad.
Lejos de la polémica, para los iraníes la invitación a D’Elía es parte de su política de fortalecer sus negocios: el comercio con la Argentina pasó de cero pesos en 2005, a 1.500 millones de dólares el año pasado (Perfil, 6/3).