Después de la catástrofe, trabajo: el drama del pueblo chileno

Antes del terremoto ocurrido en la madrugada del sábado 27 de febrero, la crisis financiera internacional se había dejado caer con fuerza en nuestro país. Los niveles de cesantía que azotaban en la zona del epicentro del fenómeno telúrico, el sector agricultor de Cauquenes como en la industrializada octava región superaban el 14% de obreros desocupados. Otros miles de hogares sobrevivían con sueldos precarios de los planes de pro-empleo y muchas fábricas estaban cerradas.

Hoy, a veinte días de la catástrofe, la incertidumbre laboral entre los trabajadores se acreciente día a día. La fuerza de la naturaleza no fue tan sólo implacable con las viviendas, principalmente con las construcciones antiguas y con la destrucción de las casas del borde costero a causa del tsunami, sino que derribo gran parte de la infraestructura de las principales industrias de Talcahuano y alrededores: los astilleros navales de Asmar, la Compañía Acero del Pacífico, la Empresa Nacional del Petróleo, las industrias pesqueras Alimar, Landes, Camanchaca, Iquique Guanaye. Se prevé que la mayoría de estas empresas no comenzarán su funcionamiento después de un año. Gran parte de los locales comerciales tuvieron daños y pérdidas significativas, otros quedaron convertidos en escombros.

En el borde costero, el no anunciado tsunami destruyó casi todas las caletas y embarcaciones de las regiones afectadas por el terremoto. Son miles los pescadores artesanales que perdieron sus embarcaciones y artes de pesca, además fueron destruidos los muelles y sitios de atraque para el desembarque de sus productos. La cesantía afectará también a los obreros portuarios de la zona, ya que los muelles y las grúas quedaron deshabilitados para el embarque y desembarque de los productos. Los efectos del terremoto y de la crisis financiera internacional en la población obrera no tienen precedentes en nuestro país, ya que van a aumentar niveles de cesantía y se someterá a los trabajadores a un sistema de trabajo similar a la esclavitud. Hoy son miles son los trabajadores que se han acercado a sus empresas, bolso en mano, mirando con mucha incertidumbre su futuro laboral.

La industria de la madera Arauco, del consorcio Celco, ubicado en Nueva Aldea, quedó con un daño de un 50% en el sector productivo, por lo que la gerencia solicitó a los obreros, alrededor de 400, una exigencia especial de trabajar 12 horas, sin embargo, a 5 días del terremoto fueron despedidos 50 obreros del sector contratista. Pensamos que esa será la tónica empresarial para enfrentar los efectos del movimiento telúrico y la crisis financiera que los afectan: más despidos de obreros y sobreexplotación, con excesivos horarios de trabajo y rebajas salariales.

En períodos de crisis económica, donde se reducen las inversiones y aumentan los cierres de fábricas, el capital se concentra en pocas manos. Como nunca los capitalistas aumentan sus cuentas en los bancos. Dinero tienen, pero esta bien resguardado. Por otro lado, aumentan los desocupados y los pocos trabajadores que logran mantenerse en sus puestos son sometidos a horarios extremos de trabajo. Los gobiernos de derecha transforman el aparato del Estado en un sistema político opresor, con mayor control policial y la presencia de los militares en circunstancias requeridas. En todo el mundo los capitalistas aplican medidas extremas para enfrentar el derrumbe financiero. Aquí, en nuestro país, con la catástrofe que provocó el sismo, van a dejar caer la crisis sin piedad sobre los trabajadores y los explotados. Esa es la salida que tienen los capitalistas para nuestro país.

Los sindicatos de obreros y campesinos, las organizaciones poblacionales, las federaciones de estudiantes se verán enfrentadas a las pretensiones de los capitalistas. Debemos hacerle frente hombro con hombro. Firmes como uno solo. La vanguardia de la clase obrera debe salir al paso de esta ofensiva capitalista en forma unitaria por la defensa de nuestras reivindicaciones, levantando el programa de los obreros, campesinos y estudiantes.

¡No a los despidos masivos de trabajadores!

¡No más horas extraordinarias, trabajo para todos!

¡A formar comandos comunales por el trabajo!