Después del Mundial, los Brics

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Cuando Hugo Chávez impulsó la creación del Banco del Sur, los “hermanos” latinoamericanos prefirieron mirar para otro lado -en especial Brasil, sin interés en promover un rival de su Banco Nacional de Desarrollo (BNDS). Tampoco tuvo mejor suerte el convenio entre Ecuador y Venezuela para sustituir al dólar en el comercio bilateral, incluso porque la divisa de los ecuatorianos es precisamente el dólar. La posibilidad de operar esa sustitución del dólar entre Argentina y Brasil no pasó de una promesa de estudiante. Estos devaneos tenían como premisa el desarrollo de una unidad latinoamericana -un objetivo histórico que las burguesías nacionales ni siquiera intentan alcanzar. En el relato nacional y popular, el Banco del Sur ha sido reemplazado por el de los Brics, el acrónimo de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. En Fortaleza, Brasil, estos países acaban de suscribir un acuerdo para establecer un banco común, el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), con un capital de 50 mil millones de dólares (el mismo que tenía previsto el Banco del Sur) y reservas de 100 mil millones.

La pata “nac & pop” del nuevo banco -que se ofrece como una alternativa al FMI y al Banco Mundial, dominados por Estados Unidos- comenzó a renguear, sin embargo, desde su fundación. De acuerdo con el insospechable BAE Negocios, un diario K, “para que la Argentina forme parte de los Brics tiene que resolver el litigio con los holdouts y las demandas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), para que se desactiven las Declaraciones Juradas de Importación (Djais)” (15/7). El FMI no lo podría decir mejor: los Brics debutan como agentes del capital financiero internacional. De entrada, sin embargo, se topan con un conflicto serio, porque India podría bloquear los acuerdos de la OMC que liberalizan el comercio de granos, para poder proteger la agricultura familiar y la seguridad alimentaria del país.

Institución conservadora

Para el diario brasileño Valor (12/7), “La idea es que el NBD nazca como una institución financiera conservadora. Del capital total de 50 mil millones de dólares, cerca del 20 por ciento será en dinero, en cuotas de 2 mil millones de dólares para cada socio”. Una migaja, que no permite mayores emprendimientos. “En un primer momento, el banco prestará sólo a los gobiernos y en casos excepcionales a los países”. O sea que se reduce a una red de seguridad financiera más que a una entidad de desarrollo. “Además, la idea es que las operaciones del banco, al igual que su estructura de capital, consigan obtener notas de crédito de las agencias internacionales de calificación de riesgo superiores a aquellas que tienen los países miembros”. Esto es una perlita, porque excluye de cualquier ventaja a los propios socios y hasta admite recargos de intereses (primas de riesgo) determinadas por las agencias de calificación. Al lado de esto, el Banco Mundial son los reyes magos.

El acuerdo contempla también líneas de crédito recíprocas por 100 mil millones de dólares en casos de crisis de reservas, como la que atraviesa Argentina en la actualidad. “El acceso a los créditos de línea, sin embargo -señala el diario brasileño-, estará condicionado a acuerdos de ajuste fiscal con el FMI”. Lo que se ha inaugurado en Fortaleza es un nuevo banco internacional del ajuste sobre los gastos sociales y los ingresos de los trabajadores. La inversión china en las represas de Santa Cruz se encuentra protegida por la jurisdicción de París.

Vistas estas limitaciones, ¿a qué propósito apunta la creación del NBD? Dada la agudización de la competencia internacional, China, en primer lugar, busca asegurar espacios comerciales mediante la utilización de su propia moneda, el yuan. Es lo que ocurre en buena parte de Asia, donde se ha creado un Banco de Desarrollo Asiático. Las posibilidades para esto son limitadas: las transacciones diarias en dólares representan el 87 por ciento mundial; las que se tramitan en yuanes apenas el 2 por ciento. El yuan no es una moneda convertible; para que se convierta en una moneda de transacción corriente, China debería liberalizar su propio mercado de cambios -o sea: abrir las puertas a la finanza internacional. Lejos de constituir una traba al capital internacional, los acuerdos que tienen como contrapartida el uso del yuan apuntan, en último término, a atenuar y eliminar esas barreras. Una internacionalización del yuan serviría también como un instrumento disciplinario contra los trabajadores de China, al exigir un control de los costos y los salarios. Gran Bretaña y Alemania acaban de conceder a dos bancos chinos estatales la licencia para instalar sedes en Londres y Frankfurt para compensar transacciones entre yuanes y libras y euros, respectivamente. China defiende a muerte el sistema financiero vigente, porque tiene 3 billones de dólares invertidos en la deuda pública norteamericana; el conjunto de los bancos centrales de Asia amasa 7.4 billones. ¿Autonomía monetaria?

Obstáculos

En esta lucha por el mercado mundial, China enfrenta en América Latina dos obstáculos: la resistencia de la industria local frente a la manufactura china, por un lado, y el acaparamiento del comercio internacional de granos hacia China por parte de las multinacionales norteamericanas y europeas, por el otro. Para superar este problema ha desarrollado asociaciones con todas ellas -la más significativa ha sido la asociación con exportadores como Nidera, en Argentina, que ha obtenido a cambio una participación en las ganancias en el comercio interior de China. En lugar de la ‘temida’ Junta Nacional de Granos, el kirchnerismo ha reforzado a los pulpos exportadores que acaparan la renta agraria. Brasil Foods se acaba de asociar a empresas chinas para montar una fábrica procesadora de carne de aves en China y participar en la distribución de exportaciones brasileñas. La constructora brasileña Camargo Correa negoció con la China Railway Construction una concesión de líneas ferroviarias en Brasil. Las constructoras de Brasil y China tienen en la mesa un bocado de cardenal: la construcción de rutas interoceánicas para llevar el comercio recíproco al Pacífico. Todo esto supone nuevos aumentos de deuda externa. El creado BND tampoco reúne la capacidad de financiamiento para estos emprendimientos.

La creación del BND pone al desnudo el agotamiento de los bancos de desarrollos nacionales, como es el caso de BNDES de Brasil o como lo han querido hacer los K con la Anses para financiar a la burguesía local. Estas entidades son financiadas por el Tesoro de sus países, que ven exhaustos sus recursos. La compensación del comercio con monedas locales no abre una perspectiva de autonomía monetaria, sino que las compromete aún más con políticas de ajuste para asegurar su estabilidad. No constituyen tampoco una reserva auténtica, porque solamente podría funcionar si es canjeable al dólar. La política de los países del Brics no representa una salida keynesiana (inversiones estatales) a la crisis mundial.