Discurso de Jorge Altamira (extractos)

“Somos perfectamente conscientes, y lo voy a subrayar, de que los que estamos presentes aquí somos un agrupamiento extremadamente pequeño. (…) Pero en el día de hoy y en los días sucesivos hasta el jueves a la noche, este agrupamiento pequeño va a dar un gran paso y esto es lo que importa, porque a través de una deliberación, con la participación de delegados electos, vamos a construir, luego de un largo período de preparación, una organización combativa internacional. (…) Chiquitita como es, no tiene paralelo, en los últimos cincuenta años, por su programa, por sus métodos, por su espíritu, por su tradición, por su trayectoria y por la extraordinaria grandeza de sus objetivos.


(…) No sólo somos más organizaciones que las que éramos en un comienzo; tampoco las organizaciones que éramos en un comienzo somos las mismas: en 1997 no existía ni el Bloque Piquetero ni la Asamblea Nacional de Trabajadores, ni el Polo Obrero. En 1997, la Plaza de Mayo no era de nosotros y en el 2004 la Plaza de Mayo es de nosotros. A través de la lucha, de la organización, de un método de trabajo colectivo con los explotados de este país, hemos ido desarrollando una alternativa. En 1997, la organización que hoy se llama Proyecto Comunista no era lo que es ahora, ahora es una organización que influye políticamente en la izquierda italiana (…) lo mismo vale para los compañeros griegos. E incluso para los compañeros que trabajan en Palestina porque hoy un gran líder árabe -que representa la lucha de los trabajadores árabes dentro del Estado sionista- se encuentra preso a causa de esa lucha, está vinculado a nosotros y ocupa la presidencia honoraria del Congreso. Un balance de estos últimos siete años reivindica este desarrollo ¿qué otra tendencia puede reivindicar este desarrollo? ¿Qué otra tendencia? Al revés el Secretariado Unificado, al cual nosotros señalamos como la expresión de la contrarrevolución, dentro de los sectores que se reclaman de vanguardia, ha confirmado plenamente esto a un extremo que ni siquiera nosotros podemos imaginar, como ser ministro de Asuntos Agrarios en un país donde los campesinos ocupan las tierra y el ministro de Asuntos Agrarios es responsable político de la represión de los campesinos. Este balance es importante porque, después de todo, los que tienen que hablar son los hechos, no simplemente las teorías. (…) Este congreso fue convocado por medio de once boletines internos internacionales, con documentos de Bolivia, documentos de Venezuela, documentos de Brasil, documentos de Turquía, documentos de Italia, polémicas con documentos, sea de Italia, sea de Turquía, sea de Bolivia, es decir, sobre una base de principios. (…) Esta es la organización que hemos constituido hasta aquí, pequeña, muy pequeña, doblemente pequeña cuando -como ocurre entre nosotros- tenemos una conciencia tan aguda de la época histórica y de sus desafíos. (…)


 


La Internacional y la guerra


Nosotros nos proponemos construir una Internacional obrera y refundar la IV Internacional: es la tarea de la época. (…) La I, la II, la III y la IV Internacional, tienen un rasgo en común, que raramente es enfatizado en la literatura política marxista. Estas cuatro internacionales no nacieron, simplemente, como consecuencia de un desarrollo orgánico interior del proletariado, no son la consecuencia de una lucha económica que avanzó al campo político y luego avanzó al campo internacional. El economismo que Lenin critica en el ¿Qué hacer? tampoco sirve para la construcción de la internacional. Las cuatro internacionales anteriores tienen que ver con las catástrofes de su época y la catástrofe por excelencia es la guerra, y eso desde la I Internacional. La perspectiva de una guerra mundial como consecuencia de una agresión de Rusia contra Polonia (y de la guerra civil norteamericana) movilizó a la opinión pública europea y, finalmente, al proletariado, y fue la causa fundamental para construir la I Internacional. No, como dicen algunos adversarios nuestros en su literatura política, que fue la consecuencia de una lucha para proteger las leyes laborales por la cuestión del desempleo, sacando del economismo una pretendida conclusión revolucionaria. (…) Lo mismo vale para la II Internacional, que nació para preservar al mundo de guerras –esa guerra que Engels pronosticaba– y no pudo preservar, porque capituló. La III Internacional tiene que ver con una guerra, la IV Internacional tiene que ver con una guerra, nuestra Internacional debuta en un periodo de guerras internacionales porque lo de los Balcanes, Afganistán, Chechenia, Irak y Palestina inaugura un período ininterrumpido de guerras internacionales del imperialismo. Nuestra propuesta está en una ruta histórica perfectamente clara.


La guerra es la expresión más brutal de que las fuerzas productivas desarrolladas en el marco del sistema vigente han entrado en una contradicción insuperable con ese sistema; la guerra es la forma reaccionaria en que se manifiesta esa contradicción. (…) Bush ha tenido que recurrir a la guerra forzado por contradicciones históricas de conjunto; no es sólo el petróleo, es la Intifada de Palestina, es el levantamiento del pueblo de Chechenia, es la inminencia de revoluciones muy importantes en Asia, es la lucha por los mercados y la colonización de la ex URSS y de China, es una crisis política al interior de Europa, la disgregación de la Unión Europea, la caída de los gobiernos, etc. (…) Nuestra Internacional nace en el marco de esta contradicción histórica; de la guerra. (…)


 


La crisis mundial


El método nuestro no fue considerar organizativamente las fuerzas que reuníamos; el punto de partida fue comprender el carácter de conjunto del movimiento histórico y, luego, ordenar las fuerzas existentes para arribar, o mejor dicho, para hacer frente, para desafiar, para encarar los problemas derivados de ese movimiento histórico. Por eso nosotros hemos podido progresar y no sólo hemos progresado en el número de organizaciones que están con nosotros, no sólo hemos progresado nosotros como organizaciones sino que por lejos hemos progresado con relación a las ideas, hemos sometido un trabajo ideológico y de elaboración teórica de varios años a la prueba de los acontecimientos y los documentos que lanzamos y las propuestas, programas, etc., reflejan ese desarrollo, éste es el proceso que estamos viendo ahora.


La guerra es la manifestación más profunda de la decadencia histórica del capital, cuando la fuerza de producción se convierte directa y abiertamente en fuerza destructiva. (…) Es la guerra la que ha dado lugar a las grandes manifestaciones de masas, estas enormes manifestaciones de masas que a veces leemos: “un millón en Florencia”, “dos millones en Gran Bretaña”, “dos millones en España”. De esas movilizaciones van a surgir cuadros, hombres, masas para la revolución. Todavía no han llegado a esa conclusión pero –no les quepa ninguna duda–, esos primeros pasos siempre son pasos de lucha y han sido determinados por la guerra, es decir, por este problema decisivo del capitalismo. La discusión sobre la agonía o no del capitalismo es ociosa porque el capitalismo está agonizando y está arrastrando a los pueblos a la barbarie. (…) La crisis mundial que estamos viviendo es enorme, no es una crisis puramente económica. Hay toda una corriente –quiero llamar la atención de esto a los delegados y los partidos– que ha descubierto la crisis económica del capitalismo, esa que nosotros analizamos desde hace años, y que la reducen a un problema de sobreproducción, a una tendencia a la sobreproducción crónica. Casi todos los que dicen esto militan en los movimientos contra la globalización, se oponen a la construcción del partido y no quieren saber nada de una Internacional y, hasta un tiempo atrás no admitían que hubiera una crisis del capitalismo, al revés veían un desarrollo del capitalismo como consecuencia de la globalización. Ahora admiten la crisis. Pero la crisis que estamos viviendo no es simplemente un problema de una crisis económica y si la reducimos a una crisis económica desnaturalizamos el carácter de la propia crisis económica. Las crisis de sobreproducción, la tesis de una crisis de sobreproducción absolutamente crónica, no tiene ningún fundamento. Si el imperialismo conquista plenamente Rusia, conquista plenamente China y abre esos mercados, podría superar la crisis de sobreproducción, por lo menos por un tiempo. La idea de una crisis de sobreproducción crónica, a la cual llama estructural, es completamente ajena al carácter del capitalismo.


El concepto de crisis estructural del capitalismo no tiene ningún sentido. Las crisis coyunturales, cíclicas, del capitalismo, no son coyunturales, son estructurales, porque el capitalismo estructuralmente desarrolla crisis cíclicas, o sea coyunturales. La distinción abstracta entre coyuntura y estructura es una tontería. El capitalismo estructuralmente tiene crisis coyunturales. La referencia a una crisis crónica significaría que el movimiento y los latidos del capital han cesado. De ninguna manera, la clase burguesa está viva y pelea en todos los terrenos. Cuando la vemos paralizada es porque es superada por la propia crisis y por la reacción de las masas. Pero es una clase que está peleando por mantener el lugar que ha conquistado.


Asistimos a una crisis histórica del capitalismo, a la época de su decadencia. El capitalismo es una formación histórica, no existió toda la vida y no va a existir toda la vida y éste es el período de su senilidad. ¿Qué significa histórico? Que las crisis que lo caracterizan son cada vez más intensas, más destructivas, más amplias, que arrastran a un mayor número de naciones, que provocan un mayor número de miserias, que agravan las tendencias al empobrecimiento, a la destrucción de fuerzas productivas y a la guerra. (…)


 


Un período prerrevolucionario


Un período de las características como las que estamos señalando se manifiesta en revoluciones y en guerras; ha habido revoluciones en Bolivia, levantamientos en Argentina, semilevantamientos en Uruguay, varios levantamientos regionales en Perú, hay crisis políticas en todos lados y a algunas no las menciono porque les quiero dar un lugar central más adelante. Pero cuando uno examina lo que está ocurriendo en gran parte de Irak tiene que empezar a pensar que está en desarrollo una guerra civil internacional; porque el levantamiento de un pueblo contra un ejército imperialista, es una guerra desde el punto de vista del ejército imperialista, una guerra imperialista de ocupación, sojuzgamiento y opresión. Y desde el punto de vista del pueblo que se levanta contra el imperialismo es el comienzo de una guerra civil internacional, porque no hay nada que diga que deba detenerse en las fronteras de ese país. La lucha contra el imperialismo: la guerra contra el imperialismo es mundial, es una lucha mundial y si más pueblos se suman a esa lucha, ese carácter de guerra civil internacional se va a manifestar con mayor claridad, con mayor contundencia en forma relativamente más inmediata. Como dijo un ex secretario de seguridad norteamericano, la Intifada se extiende ahora desde el Mediterráneo hasta el Golfo Pérsico.


 


Programa


El problema fundamental del momento político es la comprensión de la restauración del capitalismo en aquellas naciones en las que a través de procesos revolucionarios y revoluciones las masas habían obtenido conquistas históricas muy importantes y esas conquistas históricas eran muy importantes, aunque ellas, por sí mismas, no colocaran a los explotados de esos países con un nivel de vida material superior al de las naciones imperialistas. (…) Nos dicen: “Ustedes luchaban por el derrocamiento del capitalismo y la instauración del socialismo. Van por mal camino, porque nosotros hemos derrocado el Estado obrero y reinstaurado el capitalismo”. Esto en lo teórico. En la práctica, el imperialismo dice: “Tenemos unos mercados fenomenales, vamos a tener donde vender la famosa sobreproducción de los teóricos de la crisis estructural”.


(…) Si China se convirtiera, desde el punto de vista del intercambio mundial, en un mercado interior fuerte, teóricamente sería una salida para el capitalismo, aunque sea por un tiempo, naturalmente. (…) Quiero comentar en este punto a la organización Lutte Ouvriere. Lucha Obrera también hizo su congreso y también discutió su programa, pero no dijo una palabra sobre la restauración del capitalismo, salvo para decir algo así como que “en la ex Unión Soviética no se ha perdido todo lo que corresponde al Estado Obrero”; es casi una reivindicación de la Rusia actual, en cierto modo, como un Estado obrero.


(…) Al hablar de la clase obrera, el texto programa de L.O. hace afirmaciones excepcionales, porque caracteriza al proletariado como un agente del cambio social ¿de qué cambio social? Todos son agentes del cambio social. El movimiento de lesbianas y travestis de la República Argentina, con su lucha, es un factor del cambio social.


(…) El proletariado, en cambio, es la clase que protagoniza la revolución social, la superación del capitalismo, no un agente social, históricamente abstracto. Cuando L.O. habla de la dictadura del proletariado habla de una “dictadura democrática”, es decir, que es una dictadura que es compartida, de modo que no es una dictadura del proletariado. Todo este galimatías culmina con el planteo de que las masas son naturalmente reformistas y, excepcionalmente, en una coyuntura, se transforman en revolucionarias. Para el marxismo, sin embargo, todo movimiento colectivo de clase, por primitivo que sea, expresa la tendencia de los explotados y de los obreros a reconstruir la sociedad sobre bases comunistas. Lenin adjudicaba al partido la tarea de hacer consciente los procesos inconscientes; ahora yo no sé cómo se puede desarrollar una conciencia revolucionaria en el proletariado que experimenta solamente procesos que son sólo reformistas. De las múltiples tendencias que recorren a las masas, se trata de destacar las que son revolucionarias y de introducir una conciencia revolucionaria a las tendencias inconscientes de la lucha obrera, a reconstruir la sociedad sobre bases comunistas.


(…) El compañero Franco hizo alusión, con mucha claridad, a que Lucha Obrera es partidaria de la unidad para mañana, de una unidad más amplia pero mañana. Dicen: “hoy no se fía, mañana sí”, “hoy no construimos el partido, quizá mañana” ¿A dónde conduce esta pseudoteoría de construir el partido mañana? A que cada vez que crecen o tienen votos se ponen a llorar; desprecian la tendencia de una parte del pueblo al trostkismo. Al final, L.O. se esfuerza por revertir al plano inconsciente la conciencia que desarrollan los explotados.


(…) L.O. también dice: “La reconstrucción de una Internacional requiere la construcción en cada país de partidos proletarios”. Esto es metafísico, nosotros vamos a construir, en otros países, partidos proletarios, a partir de este Congreso de Refundación de la IV Internacional. No es la suma de los partidos proletarios que se construyen en cada país lo que da una Internacional. En una época de guerra colocamos la tarea de la Internacional como una tarea que está a la orden del día. (…) Nosotros queremos construir partidos proletarios en todos lados y ésa va a ser la tarea de este congreso. ¿Quién va a construir los partidos proletarios? No Lucha Obrera, que dice que no hay que construir una Internacional. Por ejemplo, en la refinería Puerto La Cruz, de Venezuela, hay un montón de obreros petroleros clasistas que quieren construir un partido revolucionario, a los cuales van a servir las resoluciones y el trabajo que haga este Congreso en los próximos días.


 


El PT y los antiglobalizadores


En este congreso vamos a discutir la experiencia del movimiento del Congreso Nacional Africano, de Mandela, y del PT de Brasil, dos grandes experiencias que para toda una parte de la izquierda democratizante mundial han representado una salida estratégica. El obispo negro Desmond Tutu acaba de declarar que Sudáfrica está en un polvorín, y el gobierno del PT de Brasil es un desastre.


(…) La experiencia política del PT de Brasil tiene una enorme importancia para construir la Internacional; porque el PT de Brasil era el jefe de la antiglobalización y era presentado como la alternativa a los partidos revolucionarios y al internacionalismo proletario. (…) Pero el PT ha formado un gobierno capitalista, de latifundistas, de industriales y banqueros norteamericanos, que reprime a los campesinos. Ante esto, en Brasil se está montando un operativo de rescate del centroizquierda con el planteo de “volver a los orígenes”. Un montón de tendencias van a ir próximamente a Brasil a salvar el PT original, el antiglobalizador, es decir al partido que se postulaba como alternativa a los partidos revolucionarios porque está en juego la supervivencia del movimiento antiglobalización, está en juego la dirección política de las masas que han ido a luchar como consecuencia de la guerra.


Este problema para el Partido Obrero de Argentina es uno de los más candentes. Hay que construir un partido revolucionario en Brasil y no el PT de los orígenes y, en segundo lugar, para agotar la experiencia del PT hay que tener una política frente al gobierno de Lula, con la conciencia de que va a una crisis. Todos los que son partidarios de re-construir un PT de los orígenes, le están perdonando la vida a Lula, porque, en lugar de atacar a su gobierno capitalista, movilizando a las masas y reclamando la expulsión de los ministros y funcionarios capitalistas, dicen: “No, Lula es irrecuperable, no se le puede pedir que rompa con el FMI, no se le puede decir que rompa con los capitalistas, no se le puede decir nada porque ya está perdido, lo que tenemos que hacer es rehacer un partido PT de los orígenes y lentamente, en esta elección municipal de noviembre de este año, después en la presidencial de aquí a dos años, después en la otra presidencial de cuatro años más y en la siguiente municipal de ocho años de aquí y más adelante en doce a lo mejor terminamos sacando los mismos votos que los que Lula sacó ahora”. Combinar el planteo, la lucha contra esta tentativa centrista, amorfa, paralizante y defender el programa revolucionario; combinar esta tarea con un programa de transición para las masas brasileñas que tienen que agotar la experiencia de Lula, es la tarea que nosotros vamos a proponer aquí. No me estoy deteniendo en los problemas de Brasil como una cuestión particular, no; en Brasil está concentrada una crisis política profundamente ligada al desarrollo de la IV Internacional. (…)


 


La crisis europea


El Financial Times tiene como titulo “Blair como bola sin manija” o “ Blair al garete”, es decir, que ha perdido el rumbo. (…) Hoy escuchamos que Zapatero apresuró la retirada y parece que se van los polacos. Hasta Honduras le dijo al imperialismo yanqui: “Me voy”, la Condoleezza Rice tiene que buscar laburo en otro lado. (…) Se estaría hablando de que EE.UU. mandaría más tropas. Pero para hacerlo va a tener que reinstaurar, en algún momento, la conscripción obligatoria, pero la juventud no va a querer ir a pelear para el imperialismo. Se formó “las madres de los soldados en Irak”, que quieren que sus hijos vuelvan de Irak. Las madres juegan un gran papel en la historia. Está la perspectiva de una Intifada generalizada, algo que no estaba en los cálculos del imperialismo. De todos modos llamo la atención para el siguiente fenómeno: dos hechos en Europa, que duraron lo que una lluvia de verano, pero que tienen un significado espectacular, tratándose de Europa, la movilización del 21 de abril, de hace dos años en Francia, después del primer turno de las elecciones presidenciales, donde toda Francia salió a la calle a protestar contra la perspectiva de que pudiera haber un gobierno fascista, en una acción política de masas, sin precedente, naturalmente sin orientación, sin perspectiva; y, en segundo lugar, el famoso sábado 14 de marzo en Madrid, en Barcelona, en Sevilla, el ataque a los locales del Partido Popular en una manifestación que fue un desafío a todo el régimen político (si no tenemos en cuenta eso no vamos a entender por qué Zapatero retira las tropas dos meses antes de lo que dijo que las iba a retirar). Es la consecuencia directa de la presión de la calle, expresión que tomo de la columnista del Washington Post para América Latina.


(…) Esta manifestación de la crisis política tiende a acentuarse porque hay serios resquebrajamientos a nivel estatal y gubernamental en países como Francia, Alemania e Italia. La Unión Industrial italiana eligió, hace tres o cuatro años, como presidente a un tipo del ala Berlusconi. Ahora hubo otro congreso, voltearon a los berlusconistas, pusieron a los opositores; pero eso no es nada, lo recontraputearon a Berlusconi y cuando Berlusconi pidió que se lo apoye en las próximas elecciones parlamentarias europeas para que él pueda conseguir el 51% de los votos y obtener la base electoral que le permita operar un ataque hacia los trabajadores, un industrial desde el fondo de la sala le gritó: “nunca”. Berlusconi dijo: “datemi gli voti” y el otro le contestó: “mai”. Parecía un piquetero, pero era la gran industria italiana rompiendo con Berlusconi. Es que Argentina no le paga los bonos, Parmalat quebró, Cirio quebró y hay un banco, Capitalia, que está en el centro de todo este desastre, y si uno mira bien, tendría que quebrar también. Entonces, el otro dice “se me está quebrando el capitalismo italiano”, la burguesía le dice: “si vos gobernás así, mejor que venga Bertinotti”. Lo mismo pasa en Alemania porque el banco, el corazón del capitalismo alemán es el Deustche Bank y el Deustche Bank está kaput. La patronal alemana, con Siemens, Allianz, BMW fueron a ver al gobierno y le dijeron: “el Deustche Bank no puede caer en manos de nadie, el Estado tiene que salvar la columna vertebral del capitalismo alemán” ¿Pero cómo lo va a hacer? La perspectiva del Deustche Bank es mandar a la quiebra a los otros deustchesitos banks que están en Alemania compitiendo con el Deustche Bank. Les llamo la atención de todo esto porque nosotros, como marxistas y especialmente como trotskistas, le damos una importancia enorme al proletariado de los países avanzados y en el que más esperanza depositamos es en la clase obrera de los Estados Unidos de América, a la cual trataremos de influir sistemáticamente por todos nuestros medios, una clase obrera con grandes tradiciones de lucha, grandes tradiciones combativas, grandes tradiciones de organización, con un orgullo sindical que nunca existió en la Argentina en los mejores momentos. (…)


 


La IV, una organización de combate


Compañeros, estos son los aportes –más allá de lo que hemos escrito– al debate introductorio. ¿Qué clase de organización queremos construir? Una organización que combate, una organización que construya organizaciones, que tenga prensa. Esta es la parte más difícil, porque uno ya tiene una experiencia de cómo se lucha por medio de la agitación, de la propaganda y de la organización en el propio país; ¿pero cómo se hace eso internacionalmente con organizaciones pequeñas, sin recursos económicos, enfrentando a grandes aparatos hostiles? ¿Cómo se hace eso? Es el desafío de la dirección que tiene que elegir este congreso. Pero una organización combativa, que lucha, que discute, que estudia, que convoca a sus congresos, que realiza sus conferencias (en la cual la discusión internacional ocupa una parte importante) con compañeros de diferentes países, ¿qué aspiramos a tener? Por ejemplo en Venezuela, que es una de las cosas que más nos preocupa, un lugar donde hay tanta simpatía por la causa revolucionaria independiente de la clase obrera no chavista, que defiende a Chávez contra la derecha pero donde parece difícil construir un partido, tenemos que construir un partido. Nuestra línea son organizaciones con su prensa, porque el mejor ejemplo revolucionario es una internacional que funciona. Por eso, compañeros, empecé esta intervención dándoles la bienvenida y termino la intervención con la firme convicción de que la producción política, cultural, programática, organizativa, de lucha, de este congreso será exitosa, que los objetivos los vamos a alcanzar al 100%. Los compañeros que están aquí presentes van a dirigirse a los que vengan al gran acto internacional en Ferro, a los miles de compañeros del Polo, de las Asambleas Populares, del movimiento docente, de las fábricas ocupadas a que estén todos presentes, que vienen para escuchar cómo es la revolución socialista en inglés, en italiano, en francés, en castellano, y hasta en aymará (quizá).


Pero en todos los idiomas, expresaremos la resistencia y el odio a la explotación y a la opresión.