Chile

Dos puntas tiene el camino: Pinochet o Pinochetismo

“Para el FMI, el secretario de Estado adjunto para asuntos Interamericanos, Elliott Abrams y centenares de hombres de negocios, la chilena es la “mejor gestión de toda América Latina” (Le Monde, 23/6/88). Es natural. “El salario medio es de 100 dólares por mes (ídem) mientras que la desocupación “que era del 5% en la década del *60, llegó al 35% en 1983 y cayó ahora al 15% (!!)” (Clarín, 12/ 6/88.)

En Chile hay “amplia libertad para la inversión extranjera y privatización… las compañías extranjeras tienen amplias libertades para repatriar sus ganancias — y la acelerada capitalización de la deuda les permitió a compañías extranjeras comprar a precio de ganga activos chilenos” (Idem). En los últimos tres años Chile facilitó la capitalización de más de mil millones de dólares por año, pagando el 100% por los títulos desvalorizados de su deuda.

“Dos tercios de la producción eléctrica y 80% de las telecomunicaciones pasaron bajo el control de las transnacionales, la ‘crema y nata* del sector público, al Igual que al menos 70 empresas reprivatizadas” (Análisis, 21/3/88). Más de 10 bancos pasaron a manos extranjeras; las grandes reservas minerales fueron entregadas a capitales nipones y australianos, mientras que las reservas de gas lo fueron a capitales yanquis. Recientemente, un consorcio formado por la Shell, el Citibank y Scott (una de las más grandes forestales yanquis) compró con papeles de la deuda externa el más grande complejo forestal y papelero de Chile, de más de 400 millones de dólares (Hoy, 18/7/88).

Los ingresos de los trabajadores en los últimos años cayeron en picada. “El salario real cayó Incluso en los dos últimos años de crecimiento del Producto y se encuentra un 30% debajo del de 1980” (Clarín, 12/6/88). Quienes perciben el salario mínimo disminuyeron sus haberes en un 45,7% y si se considera sólo los artículos de primera necesidad, el llamado costo de vida de los pobres, la caída es del 54,4%.

Recientes estudios ubican el porcentaje de chilenos que viven por debajo de la línea de pobreza en un 45%, es decir que son cinco millones y medio, de los cuales el 25%, o sea casi tres millones, está por debajo de la llamada “línea de indigencia”. Comparativamente, esos porcentajes eran en 1970 del 17 y del 6% respectivamente.

El gobierno compra la deuda externa con pesos chilenos, que luego absorbe colocando pagarés, lo cual ha provocado un elevado endeudamiento interno del Estado. Los intereses de la deuda externa adquirida han sido reemplazados por los intereses de la deuda interna y además se ha producido un incremento geométrico de las remesas de utilidades de los capitales extranjeros. Este el “milagro” económico de Pinochet.

Las facilidades para el capital financiero llevaron naturalmente al Departamento de Comercio de Estados Unidos y al Secretario del Tesoro a elogiar encendidamente “el modelo chileno” y a ponderar a su gobierno, “cuya firme política de mercado libre ha permitido a las empresas locales y extranjeras a provechar nuevas oportunidades y realizar ganancias" (Clarín, 18/5/88).

El imperialismo no parece temer, sin embargo, que el próximo plebiscito desbarate estas “conquistas” obtenidas durante 15 años de pinochetismo. El propio Departamento de Comercio yanqui considera que “las perspectivas parecen muy positivas pese a la Incertidumbre que rodea al próximo plebiscito” (ídem).

Plebiscito y régimen político

Es que el plebiscito forma parte de un intrincado “proceso de institucionalización" previsto para asegurar la perpetuación de la camarilla gobernante.

Aun en el caso de que Pinochet fuera derrotado en el plebiscito, el mandato de Pinochet queda automáticamente prorrogado hasta marzo de 1990, en que deberían asumir un nuevo presidente y un parlamento elegidos antes de esa fecha.

Pero entretanto los Comandantes en jefe verán prorrogados sus mandatos por 8 años y conservarán la mayoría en el Consejo de Seguridad Nacional (COSENA), de donde no podrán ser removidos sin su acuerdo. El COSENA tiene plenos atributos en todo lo concerniente a la “seguridad”. También el Tribunal Constitucional designado por las actuales autoridades continuará su mandato durante el próximo período y entre sus funciones tiene la de “velar por la pureza ideológica” de los mandatarios en cumplimiento del artículo 8° de la constitución que prohíbe toda doctrina “que propicie una concepción de la sociedad, el Estado o el orden jurídico fundada en la lucha de clases”.

En el próximo congreso un tercio del futuro senado será designado por las actuales autoridades, donde Pinochet tendrá asegurado un escaño en calidad de ex-presidente. Como el Senado debe aprobar por dos tercios cualquier reforma de la constitución, la camarilla pinochetista se ha reservado el poder de veto.

Completando esta tupida red dictatorial sólo podrán participar en futuros comicios los partidos legalizados, lo que lleva, naturalmente, a la proscripción de los que se reclamen marxistas. La legislación también prohíbe a los dirigentes sindicales o vecinales participar en los partidos o ser candidatos.

Multipartidaria

La estrategia enunciada por los partidos de la oposición nucleados en la “multipartidaria por el no” consiste en “concordar con las Fuerzas Armadas un cuadro pacífico y ordenado hacia la democracia” (declaraciones de Patricio Aylwin, vocero de la multi, Hoy, 18/7/88) A partir de un triunfo del “no" la “multi" cree que transformará sus actuales negociaciones secretas con la camarilla militar en públicas, para negociar la reforma de la Constitución y la “transición ordenada”.

¿El plebiscito es, entonces, la misa de difuntos de Pinochet? Probablemente. Pero hay quienes sostienen “es una ingenuidad de parte de la oposición Imaginar que ella puede ganar el plebiscito” (Mansilla, profesor de la Academia Militar de Santiago, en Le Monde, 23/6/88). El profesor asegura que habrá fraude si la derrota de Pinochet es por poco margen.

Una victoria del "no" colocaría a Chile, hasta cierto punto, en una situación análoga a la que atravesó Uruguay hace pocos años cuando el régimen militar fue derrotado en un plebiscito sobre la constitución. Lo que entonces hicieron los milicos uruguayos fue tomarse el tiempo (algo así como el año y medio con que cuentan “constitucionalmente" los chilenos) para imponer mediante una dura negociación con los partidos las condiciones de una “transición ordenada”. Así nacieron los Pactos del Club Naval y similares que comprometieron a la totalidad de los partidos (incluidos los del Frente Amplio) con la preservación de los genocidas y de la fraudulenta deuda externa. Todo lo cual se realizó bajo la estricta supervisión del imperialismo, garante en última instancia de todo el paquete.

Un punto clave en este sentido es cómo se va a definir el próximo presidente en caso de triunfar el “no". Los partidos de la Multi ya han dado a entender que aceptarían un candidato de transición negociado. Su postura de máxima es que el candidato debe ser su actual líder, el jefe de la DC, Patricio Aylwin. La izquierda de la multi ha cedido voluntariamente esa posición en un reconocimiento implícito del condicionamiento militar sobre todo el proceso. Ricardo Lagos, ex ministro de Allende, reclamó “amplia generosidad” para que el liderazgo de un “socialista (no) dificulte una amplia convocatoria”. (Análisis, 16/3/88). Para Luis Maira, dirigente de la Izquierda Cristiana y coordinador del “Comando socialista por el NO”, “la fuerza de la izquierda no basta para terminar con la dictadura”, (y por lo que parece lo de todos juntos tampoco). Según el propio Aylwin “una victoria estrecha del “no” hace improbable que se altere la constitución’ (El País, en Río Negro, 4/7/88). Esto significa en definitiva que la estrategia de la oposición es defender la “institucionalización" a cualquier precio, incluso si triunfa Pinochet en el plebiscito.

La "multi” trasandina también dio a conocer un “compromiso económico- social de la campaña por el NO”. Las referencias a las necesidades de las masas tienen la habitual ambigüedad de los programas burgueses como “elevar el ingreso mínimo, reajustar sustancialmente las pensiones y la asignación familiar, reducción de la desocupación”. Los burgueses chilenos se atajan por adelantado sin embargo, señalando que “el nuevo gobierno heredará una crisis de tal magnitud que se requiere un gran esfuerzo colectivo y una mayor austeridad social”. El “compromiso” solicita una “solución al problema de la deuda externa”, siguiendo en esto los pasos de su colega argentina, que se convirtió en garante de la continuidad jurídica de los fraudulentos títulos de los usureros internacionales. La "multi” trasandina tampoco promete revisar el fenomenal proceso privatizador. El socialista Lagos estuvo de gira por Estados Unidos donde fue a “tranquilizar a los banqueros... Lagos les hizo ver que la ‘alternativa no es de tipo económico* en el próximo plebiscito sino de democracia o dictadura '... el aplauso que recibió demostró que había sido bien entendido" (Hoy, 18/7/88)

¿Pinochetismo sin Pinochet?

La eventualidad de la salida de Pinochet del gobierno ha sido ampliamente debatida entre las fuerzas que sostienen al régimen. Hace poco hubo alrededor del punto una ruptura en el principal partido oficialista Renovación Nacional. El Partido Nacional (de derecha), por su parte, resolvió que si el candidato que será designado por los militares el 30 de agosto, es Pinochet votará por el “no". También los demás comandantes en jefe han efectuado declaraciones tomando distancia de Pinochet. En estos días han proliferado versiones que dan cuenta de que Pinochet podría dejar la comandancia del ejército y presentarse como candidato en situación de retiro.

“Aun entre los más firmes partidarios de Pinochet— la elite empresaria—hay ahora cierta tendencia favorable a su reemplazo como jefe de gobierno. Si bien la mayoría de los empresarios sigue siendo favorable al régimen de Pinochet, un puñado de influyentes empresarios está auspiciando el voto por el “no" aun temiendo las consecuencias financieras de ese voto” (The Wall Street Journal, en Río Negro, 2/7/88). Para los dirigentes empresarios lo fundamental es preservar el “modelo de economía libre", con “autonomía para el Banco Central". Para Manuel Feliú, presidente de la Confederación de la Producción y el. Comercio, lo esencial es “defender la propiedad privada y los mercados libres" y el “respeto de la constitución del ’80" (Análisis,4/4/ 88). Femando Agüero, presidente de la Sociedad de Fomento Fabril, por su parte, defiende la “vigencia lo más plena posible del régimen de la economía social de mercado” y considera que “habrá estabilidad tanto con el 'si' como con el 'no' siempre que se respete la Constitución” Hoy, (4/4/88). Este fue el sentido de la visita del dirigente socialista Ricardo Lagos a los centros empresariales yanquis donde “tuvo una buena acogida".

El otrora estrecho sostén de Pinochet, el líder socialcristiano alemán (conservador), Franz Josef Strauss, “estima que Pinochet perderá el plebiscito y que llegó la hora de hacer cambios en Chile”, según afirma la revista democristiana chilena Hoy, del 4/4/88. El mismo sentido debe interpretarse la declaración de Elliott Abrams, secretario para asuntos interamericanos del Departamento de Estado, en favor de un “plebiscito honesto" (Hoy, 25/46/88). Coincidentemente el episcopado chileno, sin pronunciarse por el “sí” o por el “no", reclama “mayor transparencia en el plebiscito”.

Stalinismo

El stalinismo chileno ha salido a sostener como tarea fundamental “la concertación de las fuerzas opositoras". Hasta ahora lo ha hecho en forma vergonzante, sin incorporarse formalmente al Frente Opositor. Su secretario general, Luis Corvalán, ha explicitado en una fórmula sin desperdicios la estrategia del PC trasandino: “nosotros aspiramos a un régimen democrático avanzado, pero no ponemos esto en primer lugar... lo que más Importa hoy es terminar con la dictadura, acabar con ella pronto, aprovechar la coyuntura del plebiscito para provocar un desmoronamiento" (Análisis, 11/4/88). Quien en realidad se desmorona, carcomido por sus tensiones internas es el propio PC. Ahora resulta que no solo han dejado al socialismo para un futuro lejano, sino que hasta “la democracia" quedó para otra etapa.