EE.UU.: los trabajadores y la juventud de Portland sufren apremios ilegales por parte de fuerzas federales

Trump busca un salto cualitativo en su política represiva.

La ciudad de Portland, capital del estado de Oregon, viene siendo uno de los focos más importantes de la rebelión que el pueblo estadounidense viene protagonizando desde el asesinato racista de George Floyd a manos de la policía. Las movilizaciones en los lugares de la ciudad donde se concentran instituciones policiales, o dependencias del estado federal se repiten a diario.

Trump ha decidido tomar a la ciudad como el campo de pruebas de un salto cualitativo en la represión y amedrentamiento estatal a la rebelión. El presidente yanqui viene intentando, de manera infructuosa, de derrotar la iniciativa popular mediante la convocatoria a su base social a movilizarse en defensa de la policía. Al mismo tiempo, a través de las disposiciones implementadas en Portland, busca implementar métodos represivos asimilables a los propios del terrorismo de Estado. El pueblo de Oregon ha debido enfrentarse las últimas semanas al desembarco de unidades constituidas por diversas fuerzas federales, en particular por la policía fronteriza y por los marshals (policía judicial).

Bajo las órdenes directas del poder ejecutivo nacional, estas fuerzas están actuando sin identificaciones, con uniformes militares genéricos, deteniendo e interrogando manifestantes sin ninguna notificación o proceso judicial. La falta de identificación favorece un accionar mancomunado de las fuerzas represivas con bandas civiles reaccionarias que vienen actuando en la ciudad como los Proud Boys. Junto con esto, están utilizando gas lacrimógeno (prohibido para la policía estadual) y municiones de impacto (no letales) de manera brutal. La población fue conmocionada por la fractura de cráneo sufrida por el activista Donovan LaBella a manos de estas unidades represivas. La excusa con la que Trump dispuso el arribo de estas fuerzas combinadas fue la necesidad de proteger las propiedades del estado federal, sin embargo, los aprestos ilegales contra la población se vienen dando en cualquier ubicación y circunstancia.

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El mismo secretario de seguridad interior, Chad Wolf, se encuentra en Portland dirigiendo los operativos represivos. La secretaría de seguridad interior depende directamente de la presidencia y fue creada a raíz de los atentados del 11 de septiembre para “combatir el terrorismo”, con lo que la aplicación de métodos “al estilo Guantánamo” (como indicaron numerosos activistas) contra la propia población estadounidense es la consecuencia de toda una política de estado en el terreno represivo. Que se haya decidido usar fuerzas como la patrulla fronteriza para amedrentar movilizaciones anti racistas tampoco es casualidad ya que se trata de una fuerza adiestrada en la persecución a los inmigrantes y con una formación particularmente xenófoba.

Con el despliegue de estas fuerzas combinadas en un estado y una ciudad gobernados por el Partido Demócrata, Trump busca reforzar su base electoral de cara a las presidenciales de noviembre presentándose como el garante de la ley y el orden y como manera de terminar con las movilizaciones populares. Así, a través de Twitter, el magnate ha felicitado a las fuerzas represivas por hacer lo que las autoridades locales no hacían y por “recuperar la ciudad”. A pesar de sus esfuerzos en este sentido, todas las encuestas lo están dando como perdedor y la rebelión, lejos de finalizar, viene empalmando con un proceso de lucha y organización obreras hacia el interior de los sindicatos y los lugares de trabajo. La crisis institucional viene recrudeciendo, la fiscal del estado de Oregon ha iniciado un proceso judicial contra la administración federal para que retire a las fuerzas federales del territorio. La gobernadora, Kate Brown, y el alcalde de Portland, Ted Wheeler también se han expresado en contra del accionar de Trump, pero sin sacar los pies del plato, quieren que el control y la represión de las manifestaciones quede bajo el control de sus propios aparatos represivos para evitar que el accionar provocador de las fuerzas federales provoque una escalada de conflictos. Como todo el Partido Demócrata, la orientación de las autoridades locales no pasa por el triunfo de la rebelión y sus reivindicaciones, sino por la derrota electoral de Trump.

El accionar ilegal de las unidades desplegadas por Trump no ha logrado terminar con las movilizaciones en Portland, por el contrario, el repudio a las agresiones ha provocado nuevas acciones de lucha y se ha multiplicado por cientos de miles a través de las redes sociales. Es necesario profundizar la rebelión mediante la convocatoria a asambleas que discutan y voten un programa de salida en los términos de la clase obrera a una crisis sanitaria y económica de características históricas.