Internacionales

28/10/2022

Egipto y las amargas recetas del FMI

El nuevo acuerdo con el organismo internacional.

El presidente egipcio y la titular del FMI

Las autoridades egipcias y el Fondo Monetario Internacional (FMI) anunciaron un acuerdo preliminar para un nuevo préstamo por 3 mil millones de dólares. El aval definitivo depende de la dirección del organismo financiero, que abordaría la cuestión en diciembre. Hay también tratativas con otras entidades para hacer más amplio el desembolso de dinero.

Desde 2016, Egipto ha recibido líneas de crédito con el Fondo por más de 20 mil millones, por lo que es probablemente el país más dependiente del ente, después de la Argentina. En términos generales, su deuda desde 2010 hasta hoy ha trepado de 37 a 155 mil millones de dólares (Middle East Eye, 27/10).

El último acuerdo, que se venía discutiendo desde marzo, tiene como trasfondo el impacto causado por la guerra de Ucrania. Egipto se ha visto afectado por el incremento en el precio del trigo y de otros productos que importa desde la zona en conflicto. Además, el turismo se resintió por el menor flujo de rusos y ucranianos.

La inflación alcanzó un 15 por ciento interanual en septiembre, en un país donde un tercio de la población se encuentra en la pobreza. La dictadura de Al Sisi busca mantener el orden combinando una represión de tipo videlista con medidas de contención social, como el congelamiento de las tarifas electricas y el mantenimiento de los subsidios al pan, que abarcan a decenas de millones de personas. Simultáneamente, impuso un control en las importaciones para preservar divisas.

Sin embargo, el agravamiento de la situación internacional y las exigencias del Fondo echan leña al fuego. El organismo financiero reclama que el Banco Central deje de intervenir para contener la moneda. A raíz de ello, el gobierno ha ido convalidando una depreciación de la libra egipcia. El anuncio del preacuerdo fue acompañado por una nueva devaluación del 14 por ciento respecto al dólar.

La depreciación amenaza con empujar aún más la inflación, agravando las penurias de las masas. Nadie tiene claro hasta dónde puede llegar a hundirse la libra sin la intervención oficial. Para conjurar el salto inflacionario, el gobierno empezó a incrementar las tasas de interés.

La situación para Al Sisi es delicada también en el terreno geopolítico. La dependencia financiera del imperialismo le mete presión para alinearse contra Rusia, pero el Kremlin no solo exporta productos a El Cairo sino que ha aumentado también su influencia por medio del desarrollo de obras de construcción, como una planta nuclear.

Al Sisi condenó la invasión de Ucrania, pero se ha mantenido en un terreno más próximo a la neutralidad, e incluso ha tratado de intermediar entre las partes, según algunos medios.

Al Sisi llegó al poder en 2013, como sepulturero de la primavera árabe egipcia. Prohibió a la oposición y se reeligió en elecciones amañadas. Reforzó el poder de las fuerzas armadas, que tienen a cargo un emporio económico con presencia en la industria farmacéutica, la construcción y estaciones de servicio.

En 2019, hubo protestas contra el gobierno, que si bien no fueron masivas, tienen su importancia debido al contexto ultrarrepresivo en que se produjeron. El límite es que fueron promovidas por un empresario y youtuber llamado Mohamed Ali, que se exilió luego de denunciar falta de pago de algunas obras.

Ahora circulan convocatorias en las redes sociales a marchar el 11 de noviembre, aprovechando que ese mes se reúne en el país la cumbre climática mundial (COP 27).

Habrá que ver si es el puntapié de un resurgimiento de la movilización popular.