El Acuerdo Transpacífico: un ataque a los trabajadores


 
 El Acuerdo Transpacífico debe ser de interés para todo el movimiento obrero. No solamente pone en riesgo sus conquistas laborales y su organización, sino que profundiza la vulneración de los intereses nacionales y los pone en enfrentamiento con sus países vecinos


El Acuerdo Transpacífico (TPP) fue un tratado firmado el año pasado principalmente entre Estados Unidos y Japón, aunque abarca a doce países. Dicho pacto está dirigido contra China, en una clara posición de enfrentamiento comercial.


La apertura comercial, y el ingreso de un número de multinacionales que promueven el acuerdo, tiene el objetivo de generar una mayor concentración capitalista, lo cual motivaría el desmantelamiento de ramas industriales y despidos a mansalva.


 


Pacto secreto


 


Las cláusulas que contiene el documento firmado por los países miembros del TPP han sido ocultadas a la opinión pública. Esto se debe a que se trata de un tratado que lesiona la soberanía nacional de los países firmantes, en especial los puntos referidos a la apertura comercial y la conformación de “zonas francas” de explotación económica.  


 


Las “zonas francas” se encuentran legalizadas en países como China, Vietnam, México y lugares del Caribe. Allí, se permite todo atropello a las condiciones laborales: la prolongación de la jornada laboral, la reducción de los salarios, la vulneración de la organización interna de los trabajadores, etc.


 


El ingreso de Corea del Sur al TPP trae consigo un plan de reformas laborales: “Los capitales extranjeros y nacionales (como Hyundai y Samsung) estarán habilitados, con estas reformas, a despedir trabajadores permanentes indiscriminadamente (…) y podrán acrecentar la contratación del personal tercerizado. Intenta, también (…) reducir la capacidad de negociación de los sindicatos” (PO N˚ 1.398).


 


Otro punto, que no es menor, es la creación de leyes, “protocolos” y medidas de seguridad contra la “alteración el orden”. Es decir, permite un paquete legislativo que va desde la instalación de bases y radares militares hasta las detenciones arbitrarias, el cercenamiento de libertades democráticas y la creación de un cuerpo dirigido a reprimir la protesta social. 


 


Mercosur


 


El Mercosur es la prueba cabal de que los compromisos de libre comercio fomentan la tercerización, la competencia ruinosa entre los trabajadores y el avance sobre las conquistas laborales, a partir de la desregulación de la legislación protectora del trabajo vigente en cada país.


 


Los pulpos automotrices, que actualmente utilizan al Mercosur para la “exacción fiscal”, llaman a suscribirse al TPP o acuerdos de libre comercio con esa perspectiva. El fin es atacar la organización colectiva de los trabajadores para obtener un “salto en la productividad”.


 


El rechazo del  TPP


 


El Acuerdo Transpacífico debe ser de interés para todo el movimiento obrero. No solamente pone en riesgo sus conquistas laborales y su organización, sino que profundiza la vulneración de los intereses nacionales y los pone en enfrentamiento con sus países vecinos. 


 


El rechazo del TPP debe incluir la denuncia sobre el carácter del Mercosur y de la burguesía latinoamericana, que lejos de propiciar un desarrollo autónomo y una industrialización de la región ha perpetuado el atraso y la concentración de los recursos continentales en los monopolios y el capital financieros. Esta tarea queda en manos de la clase obrera y sus organizaciones revolucionarias.