El asilo político que Ecuador le ha concedido al fundador de Wikileaks, Julian Assange, ha desatado una crisis diplomática a nivel internacional. Assange se encuentra refugiado en la embajada ecuatoriana en Londres desde hace dos meses para evitar una extradición a Suecia, la que podría ser simplemente un paso hacia Estados Unidos. Desde que en 2010 Wikileaks revelara más de 250 mil documentos secretos de los servicios de inteligencia yanquis (la mayoría referidos a Afganistán e Irak), el Departamento de Estado inició una campaña para destruir el sitio. Esto incluyó un boicot publicitario, el cual dejó a Wikileaks al borde del cierre por asfixia económica. En ese marco, se abrió en Suecia una causa judicial por un supuesto acoso sexual contra Assange, la que está atada a su posterior extradición a Estados Unidos para ejecutarlo allí por traición a la patria (Assange es de origen australiano, pero adquirió su ciudadanía en Estados Unidos). Un soldado americano, Manning, se encuentra ya condenado, por el cargo de haberle filtrado informaciones a Wikileaks.

Cuando Correa formalizó la decisión de asilar políticamente a Assange, Gran Bretaña amenazó con invadir la embajada y llevárselo por la fuerza. Al poco tiempo, el Alba y la Unasur respaldaron a Correa y repudiaron cualquier intento de invasión de la embajada. Por ahora, Correa logró frenar el lobby diplomático inglés en América Latina y aislar a Estados Unidos, que sólo obtuvo el apoyo de Canadá y Trinidad y Tobago en su intento de impedir una reunión de la OEA sobre el punto (Honduras se abstuvo).

Contrapesos

Con el asilo político de Assange, Correa canaliza a su favor una amplia simpatía internacional hacia Wikileaks. Habría, con todo, un elemento más, porque Assange habría recibido financiamiento de Rusia para su último programa televisivo. El empantanamiento podría impulsar a Rusia o China a presentar el tema en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Denunciamos la escalada imperialista contra Assange y defendemos el derecho de Ecuador a brindarle asilo.

Gustavo M.