Internacionales
11/10/2016
El debate presidencial norteamericano y la cuestión de la mujer
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La cuestión de la mujer atravesó el segundo debate presidencial norteamericano pero en su peor rostro: con acusaciones cruzadas entre los candidatos por misoginia, abusos y encubrimiento de abusos.
En las vísperas del debate, el Washington Post reveló un audio de 2005 con expresiones denigrantes de Trump hacia las mujeres. Ante su ocasional interlocutor, Trump asegura haber besado mujeres sin su consentimiento y dispara frases de este tenor: “cuando eres una estrella, (las mujeres) te dejan hacerles cualquier cosa. Agarrarlas por la concha”.
El impacto que produjo la revelación del audio empujó a un distanciamiento al jefe republicano en la Cámara de Representantes, Paul Ryan, que anunció que dejaba de hacer campaña por Trump. Asimismo, una decena de referentes republicanos le retiraron su apoyo. ¿Respeto por la mujer? Por supuesto que no: el temor del establishment republicano es que un hundimiento de Trump termine también con la mayoría del partido en las dos cámaras del Congreso.
Trump debió, inclusive, desmentir rumores sobre una renuncia a su candidatura.
A modo de contragolpe, sin embargo, Trump organizó antes del debate una conferencia de prensa con cuatro mujeres que han denunciado a los Clinton por abusos.
Tres de esas mujeres acusaron a Bill Clinton por abuso sexual. Una de ellas, Paula Jones, llegó a un acuerdo extrajudicial por 850 mil dólares con el ex presidente yanqui. El caso de Jones animó a Kathleen Willey a denunciar al ex mandatario por un presunto abuso sexual en el Despaco Oval de la Casa Blanca.
Una tercera mujer acusó a Clinton de haberla violado en Arkansas en 1978 y a Hillary de amenazarla, y una cuarta mujer culpó a la actual candidata demócrata por actuar como abogada de su violador, en un caso donde éste logró que su pena fuera sensiblemente rebajada. Hillary se excusó diciendo que actuó en el caso de oficio, obligada por el juez (El País, 1/10).
En definitiva, el debate ha traslucido un cuadro de violencia y desprecio hacia la mujer norteamericana que emana desde lo más alto del poder político. Sólo a modo de ejemplo, una de cada cinco estudiantes han sufrido abusos en los campus universitarios, incluyendo Harvard y Columbia, según un estudio de 2015 de la Asociación Americana de Universidades (El Mundo, 2/2).
Ultimo tramo
El tramo final de la campaña norteamericana aparece marcado por filtraciones cruzadas. Wikileaks difundió documentos con controvertidas declaraciones de Hillary en conferencias que ofreció en Wall Street (por ejemplo, que sobre ciertos temas políticos conviene tener “una posición pública y una posición privada”). Los partidarios de Clinton acusan a Rusia de estar detrás de las revelaciones, algunas de las cuales -en los días previos a la Convención Demócrata- obligaron a una de las autoridades partidarias a renunciar tras conocerse que conspiraba contra el precandidato Bernie Sanders.
Aunque las encuestas posteriores a la difusión del audio lascivo de Trump revelan un fuerte retroceso de él (y también una buena performance de los terceros candidatos, el 'libertario' Johnson y la 'verde' Stein), todavía restan semanas donde puede haber sopresas. Desde Wikileaks, por ejemplo, “aseguran que los documentos difundidos son solamente una pequeña fracción de más de cincuenta mil emails que planean publicar en las próximas semanas, antes de que los estadounidenses acudan a las urnas” (Página 12, 9/10).
Así están las cosas en la principal democracia del mundo.
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