El derrumbe de Corea del Sur y los ‘tigres asiáticos’

El ‘estallido’ sudcoreano constituye una reacción popular a una muy grave situación económica y política de conjunto en todo el Sudeste asiático.”La imagen de unos Tigres Asiáticos ultraeficientes, con gran productividad y mansedumbre por parte de unos trabajadores con derechos laborales computables en cero, está siendo golpeada en su principal vitrina de exhibición: Corea del Sur” (Página 12, 10/1). Toda la región, y especialmente los países líderes, están al borde de grandes crisis. “Singapur —decía el Financial Times el 14/11, el país “en la cima del Sudeste asiático”— “está soportando su peor aflojamiento económico en una década” .


Corea del Sur concentra los problemas característicos del Sudeste asiático. Su crecimiento económico cayó en 1996, como consecuencia de “una recesión para los stándares coreanos, fruto de un aflojamiento en las exportaciones debido a su pérdida de competitividad por los altos costos de producción” (Financial Times, 6/1).


Como resultado de la crisis del sistema bancario y de la elevada deuda de la industria, “las compañías coreanas pagan tasas de interés de más del 12% —dos veces más altas en términos reales que en Japón y en Taiwan” (ídem, 9/1).


Es precisamente “su propio sistema bancario (el que ahora) explota” (The Economist, 21/12): “Al 1º de julio, 3 mil millones de dólares (de la cartera de créditos de los bancos) fueron clasificados de ‘incobrables’, un 18% más que al inicio del año… Pero el verdadero cuadro es peor. Las regulaciones bancarias sudcoreanas no exigen declarar los préstamos ‘morosos’ hasta seis meses después de impagos sus intereses, y aun así, sólo deben reservar el 15% del préstamo para cubrir las pérdidas. Cuando se abandona toda esperanza de cobranza se manda a reservas el 75% del valor del crédito” (ídem).


Los bancos tienen acciones en las industrias que son contabilizadas en los balances “a sus precios de compra” : “si ellos revaluaran sus carteras a sus precios corrientes de mercado, los siete bancos sudcoreanos más grandes reportarían una pérdida de alrededor de mil cien millones de dólares en el año que concluye el 31 de diciembre” (ídem). De ahí que “los beneficios (que declaran los bancos) son mayormente artificiales” (ídem).


Los ‘chaebol’, informaba también The Economist el 14/9, están “vaciando industrialmente” al país, debido al “sobreendeudamiento” y a los “desbalances” empresarios. La ‘afamada’ industria de ‘chips’electrónicos está sufriendo “una dramática caída de beneficios” (ídem). Los de Samsung Electronic’s cayeron “un 60% en la primera mitad del año, comparado con el mismo período del año anterior” (ídem). Antes de las grandes huelgas, “la Bolsa (había caído) al mínimo de los últimos 50 meses” (cable de Reuter, 9/1).


Según un alto ejecutivo de Samsung, toda una serie de ‘sectores de punta’ de la industria sudcoreana tienden a desaparecer: “creo que textiles, petroquímica y astilleros son probables candidatos” (The Economist, 14/9). De acuerdo a la revista londinense, los principales grupos, como el ya citado, Hyundai, Pohan Iron & Steel Co (Posco), Sunkiong y Daewoo, ya han iniciado su “reconversión”. Según un ‘consultor’ del gobierno, dos proyectos en marcha ” serán quizás las últimas grandes inversiones en la industria pesada” (ídem). El “problema”, decía ya en septiembre el vocero imperialista, es que las ‘unidades industriales’que cierran “tienen que ofrecerles (a sus trabajadores) mucho dinero” (ídem).


La ‘flexibilización laboral’, no es una ‘imposición’ del ‘progreso’ capitalista, sino un dictado de su bancarrota mundial. La ‘flexibilización’ es la contracara de la ‘desindustrialización’ y del derrumbe económico a escala planetaria.


El imperialismo reclama la ‘regularización’ del sistema bancario sudcoreano a las ‘normas internacionales’, para precipitar la bancarrota de sus competidores y confiscar sus capitales. Al final, la burguesía sudcoreana no pudo desembarazarse de su dependencia de Wall Street.