“El desafío de la izquierda revolucionaria es superar la crisis de dirección”

Intervención de Gabriel Solano en el plenario de la Conferencia Latinoamericana y de los EE.UU.

Buenas tardes, a todos las compañeras, los compañeros de América Latina, de Estados Unidos y de todo el mundo que están siguiendo esta conferencia. Yo quiero ir al grano, porque realmente tengo muy poco tiempo para presentar las tesis fundamentales que tenemos que discutir. Y el tema, para nosotros, se resume en lo siguiente: cuando en noviembre del año pasado, el Partido Obrero les propuso a los partidos del Frente de Izquierda-Unidad convocar a esta conferencia, partíamos de una caracterización, que básicamente es así: teníamos una rebelión popular -Chile, Bolivia, Ecuador, las huelgas de Colombia, ustedes saben muy bien a qué me refiero- y esto ponía más de manifiesto la necesidad de superar la crisis de dirección del proletariado y de las masas explotadas en América Latina. Era el tema es crucial que teníamos nosotros. Y entendíamos que la rebelión que estaba en marcha, que esta cuarentena, como muchos compañeros han señalado en estos días, solamente fue un pequeño interregno, que de ninguna manera la va a cancelar; al revés, la va a agudizar por las contradicciones que ha generado, esta rebelión popular sienta las posibilidades para superar esta crisis de dirección, pero de ninguna manera lo asegura, porque una cosa es la tendencia de las masas a luchar y otra es la política que se dé la izquierda revolucionaria para superar esta tarea estratégica, que es la crisis de dirección. Por lo tanto, esto nos llevaba a indagar en un problema crucial, que hacíamos en este llamamiento, ¿cuál es la situación de la izquierda latinoamericana, que se reclama defensora del gobierno de los trabajadores, que se reclama defensora del socialismo, que se reclama anticapitalista? Y partíamos de una situación que, de ninguna manera, es positiva. Hay que reconocer claramente que la izquierda revolucionaria parte, en América Latina, de una situación de marginalidad. Y tenemos, por lo tanto, una rebelión popular, que se va a agudizar con seguridad en el próximo período, y una izquierda revolucionaria, que es parte de la marginalidad.

¿Cómo explicar esta situación? Obviamente para explicarla, tenemos que discutir cuál fue la política que siguió la izquierda, porque no es que en América Latina no hubo oportunidades como las que ya tenemos y vamos a tener en el futuro para superar esta crisis de dirección. Hemos tenido de todo en América Latina, hemos tenido el ascenso de gobiernos que son llamados de izquierda, hemos tenido las crisis de estos gobiernos, al menos en relación con las expectativas que las masas populares tenían con ellas, hemos tenido golpes de Estado, hemos tenido rebeliones populares, ascenso de la derecha -es decir, ha pasado de todo y, a pesar que ha habido acontecimientos de diverso tipo, esta etapa de marginalidad de la izquierda no ha sido superada. Entonces, tenemos que indagar directamente cuál fue su política. Y ahí, en esa cuestión, que es fundamental en el debate de esta conferencia, al menos para el Partido Obrero, tenemos que concluir que la izquierda atravesó toda esta etapa convulsiva en América Latina con una política que no se caracterizó como la tendencia a defender la independencia de clase, el gobierno de trabajadores, la lucha de clases y el socialismo internacional. No fue así, ha hecho seguidismo al nacionalismo burgués, ha hecho seguidismo al centroizquierdismo, y hemos escuchado posiciones que, rápidamente se verificaron como incorrectas, por ejemplo, la idea de que si ganaba Lula en Brasil generaba una contradicción entre las masas que tenían expectativas y el gobierno, que nos acercaba más a la revolución. No fue lo que ocurrió en Brasil. O la idea de que el chavismo encabezaba una especie de proceso revolucionario que, por su inconsecuencia, iba a colocar luego a la izquierda revolucionaria a la cabeza; tampoco pasó. En ambos casos, y se puede hacer extensivo a las posiciones en otros países, la izquierda terminó reflejando la presión de clases sociales hostiles a la clase obrera, especialmente al nacionalismo burgués y también a la pequeño burguesía carrerista, que quiere valerse de los procesos electorales para llegar a cargos parlamentarios. Este es el núcleo del problema que está planteado para nosotros, el núcleo. Y eso ha generado una fuerte desmoralización de sectores, incluso frente a cuestiones fundamentales, porque hemos tenido golpes de Estado y la izquierda no ha respondido correctamente. Y los golpes de Estado son temas muy importantes, sobre todo cuando los impulsa el imperialismo.

Yo soy de la idea, no yo sino de muchos de los que estamos participando de esta conferencia, que si Lenin, Trotsky y los bolcheviques no respondían correctamente al desafío que les planteaba el golpe de Estado de Kornilov contra Kerensky, no hubiese habido revolución de Octubre. ¡Y miren que tenían motivos para no defenderlo a Kerensky!, los había metido presos, los perseguía, pero se dieron cuenta que el golpe de Estado perseguía el propósito de ir con todo contra la clase obrera. Y se dio una política correcta. Y la izquierda en América Latina no actuó de este modo. Entonces, esta marginalidad que tenemos es un punto que no se puede omitir de discutir en la conferencia. Y hay una excepción a esta situación. La excepción que nosotros entendemos, sí existe, es Argentina. Una excepción, si se quiere, condicional, precaria, aún pequeña, pero excepción al fin. ¿Y por qué una excepción? Porque en Argentina se siguió una política distinta: hubo un sector importante de la izquierda que luchó denodadamente contra el nacionalismo burgués, denodadamente. Por ejemplo, el Frente de Izquierda se formó en el año 2011, cuando Cristina Fernández de Kirchner sacó el 54% de los votos, y el Frente de Izquierda presentó batalla contra al nacionalismo burgués. Y eso permitió hacer que la izquierda que se reclama revolucionaria pase al frente, frente a lo que se llama habitualmente, al menos en el lenguaje del Partido Obrero, “izquierda democratizante”. Fue esa pelea política que se dio, y esto permitió alumbrar una nueva situación en la izquierda argentina que, indudablemente, insistimos, es precaria, todavía es pequeña, pero nuestra defensa del Frente de Izquierda nos ha hecho ser muy críticos de él, porque siempre esperamos más de él, que actúe consecuentemente en la lucha, que no se limite al proceso electoral, que impulse, por ejemplo, conferencias latinoamericanas o ahora panamericanas, como la que estamos discutiendo ahora. Y esta situación del Frente de Izquierda la hemos discutido muchísimo, al menos en el Partido Obrero, siempre nos pareció una excepción que al menos había que discutir como tal, porque veíamos que en otros países no había “frente de izquierda”, por ejemplo, no hay un “frente de izquierda” en Brasil, no hay; otros tipos de fuerzas políticas -ayer se discutió mucho, el Psol, un frente amplio que firmó, frente al proceso electoral, un acuerdo programático con el PT. ¡Imagínense al Frente de Izquierda firmando un acuerdo programático con Alberto Fernández! Lo contrario. En Brasil no hay un “frente de Izquierda”, en Venezuela no hay un “frente de izquierda”, en Bolivia no hay un “frente de izquierda”.

Entonces, tenemos que superar esta situación de marginalidad, porque nosotros tenemos la certeza de que vamos a enfrentar situaciones convulsivas en el corto y mediano plazo, pero esas situaciones convulsivas no aseguran superar la crisis de dirección si la izquierda no cambia de política. Y tenemos que impulsar, por lo tanto, un agrupamiento político en América Latina, en este caso en toda América, que defienda los planteamientos de clase, del gobierno de los trabajadores, de la lucha de clases, y que presente batalla contra el nacionalismo burgués, contra la pequeña burguesía arribista y coloque a los trabajadores como alternativa de poder.

Este es el gran desafío que, para nosotros, tiene esta conferencia. Es el gran desafío estratégico, que cuando se discuta que el imperialismo tiene como plan “A” a este Grupo Lima, que es un grupo de provocación en América Latina contra todos los pueblos de la región, y que tiene como plan “B” al Grupo Puebla, totalmente cobarde, que lo encabeza Alberto Fernández, que está retrocediendo todo el tiempo frente al Fondo Monetario Internacional, digamos, frente a estos planes del imperialismo, existe una izquierda revolucionaria que ha levantado un polo de independencia de clase, y ese polo de independencia de clase tiene que ser esta conferencia, que se proyecte como tal, que tenga continuidad, que pretenda asumir esta experiencia que se ha realizado en la Argentina como un punto de apoyo para desenvolver a escala de toda América Latina. Este es el tema que tenemos, porque las otras experiencias que se han realizado, insisto, nos han llevado a este proceso de marginalidad. Hoy, la izquierda revolucionaria actúa diluida detrás de partidos amplios, detrás de frentes democratizantes, que de alguna manera neutralizan su acción.

Yo les quiero dar una prueba muy clara, ¿por qué esta conferencia la convocó el Frente de Izquierda y no la convocó el Psol? ¿Por qué esta conferencia la convocó el Frente de Izquierda y no la convocó, por ejemplo, el Frente Amplio peruano? Porque el Frente de Izquierda defiende una determinada perspectiva. Entonces, el gran desafío que tenemos nosotros ahora es valernos de la conferencia para proyectarla, por eso insistimos tanto, tanto, en la necesidad de una continuidad, tanto, tanto, tanto, con que haya una continuidad. Hemos planteado, y lamentablemente no tenemos un acuerdo, con que se ponga una fecha a una nueva conferencia. Se nos ha dicho, algunos compañeros, que haya un boletín interno, perfecto, que haya un boletín interno. Pero tampoco hay un acuerdo al respecto. Y si no hay una continuidad, esto que están haciendo ahora se puede frustrar, y nosotros tenemos todo el derecho a pensar que entonces siguen primando las posiciones que han estado detrás de los Psoles, el chavismo y compañía. Mis compañeros, en las mesas redondas que hubo el jueves y viernes, manifestaron que, para el Partido Obrero, la situación internacional se caracteriza por un agravamiento de la lucha de clases, por la tendencia a la guerra, a rebeliones populares, a insurrecciones, estamos completamente convencidos que esa es la perspectiva catastrófica que ofrece el capitalismo a la humanidad. El desafío de nosotros, como izquierda revolucionaria, es superar esta crisis de dirección y esta conferencia tiene que tener continuidad, dando un principio de superación, al menos, en América Latina y la situación que estamos enfrentando.

Nada más y muchas gracias.