El FMLN se declaró oficialmente proimperialista

En las elecciones presiden­ciales salvadoreñas que aca­ban de realizarse, el mayor Ar­mando Calderón —el derechis­ta candidato del partido oficial Arena y hombre de los “escua­drones de la muerte"— no lo­gró obtener el 50% por un mar­gen muy estrecho. En conse­cuencia, deberá realizarse una segunda vuelta electoral entre el Arena y la coalición integrada por el FMLN, que obtuvo el 20% de los votos. Este resultado fue calificado por voceros del FMLN como “una victoria” (Clarín, 22/3), a pesar de que el 48% de la ciudadanía se inclinó por la abstención.


¿Qué significado tienen es­tas palabras en la boca de la dirección de un partido que, desde la firma de los “acuer­dos de paz", se ha convertido en la “Junta de administración" de un conjunto de empre­sas privadas y cuyo máximo dirigente —Shafick Handal— se ha convertido en el mayor propagandista de la necesidad de un "entendimiento” entre la izquierda latinoamericana y el imperialismo yanqui?


En el curso de la campaña electoral, un representante del FMLN —Ernesto Zelayandía, jefe del staff del candidato a presidente Rubén Zamora— mantuvo una reunión con los más importantes “hombres de negocios” de El Salvador. Allí, frente a los explotadores, el hombre del FMLN fue taxativo: si ganáramos las elecciones— dijo— el nuestro “ni siquiera será un gobierno de Izquierda” (la Nación, 18/3). ¿Y cuál sería la política de ese “gobier­no que no será de Izquierda"?


“El gobierno de Cristiani ha conseguido resultados macroeconómicos que sería tonto dilapidar”, señala Zelayandía. La palabra “macroeconómicos" se refiere ai ingreso de capitales externos que se ha venido operando en los últimos meses en El Salva­dor a la sombra de los “acuer­dos de paz" pero, por sobre todo, de los movimientos espe­culativos del capital norteame­ricano. “Nosotros —continúa Zelayandía— vamos a darte continuidad a la política mo­netaria, fiscal y cambiaría…” de Cristiani, es decir, del gobierno de los “escuadrones de la muerte”. Aclaremos, por si hiciera falta, que esta “política monetaria, fiscal y cambiaria” que el FMLN se candidatea a continuar ha hundido a la inmensa mayoría de la población salvadoreña de la miseria.


Más aún: “estamos de acuerdo con la apertura de los mercados y con las priva­tizaciones”, sostiene Zelayandía, quien además reconoce que el FMLN ha abandonado el reclamo de la redistribución de las tierras “que por cierto era una de nuestras banderas pero después de la guerra eso no se puede seguir plan­teando”.


El ex guerrillero "explica" su “transformación”: “hay que desideologizar la políti­ca... aquí no hay que hablar más de derecha y de Izquier­da”, dice. Esto significa que la dirección del FMLN no tiene ninguna divergencia de princi­pios con la burguesía, ni con su régimen político, ni con los par­tidos derechistas, ni con el im­perialismo.


Esto se extiende también, lógicamente, a las fuerzas re­presivas del Estado. “El ejérci­to ya no reprime a la oposi­ción”, mintió Zelayandía ante los empresarios. El Financial Times (8/3), al que no se puede acusar de pecar de izquierdista, recuerda que en los últimos tiempos se han producido "do­cenas de asesinatos de anti­guos guerrilleros de Izquier­da". El FMLN no sólo ha "desideologizado" la economía y la política. ¡También ha “desideologizado” las masacres! Y a tal punto que el candidato “Izquierdista”, Rubén Zamo­ra, se refiere al mayor Calderón —un hombre señalado hasta por los norteamericanos como organizador de los "escuadro­nes de la muerte" responsa­bles del asesinato de 50.000 salvadoreños, y durante mucho tiempo mano derecha del terro­rista D'Aubisson— por su nom­bre de pila. Armando. Después de semejante confesión de fe capitalista y represora, es com­prensible que tos explotadores salvadoreños hayan aplaudido de pie la exposición de Zelayandía.


El corresponsal de La Nación en El Salvador, que relata la reunión del FMLN con los capitalistas, señala que “la drástica mutación del FMNL, que de movimiento guerrillero marxista devino en partido político dispuesto a seguir los lineamientos del FMI, es uno de los fenómenos más llamativos del proceso electoral”. Llamativo, quizás; singular, no, porque esta “mutación” es común a toda la izquierda democratizante continental.


Por esto, el 48% del pueblo le dio la espalda al FMLN