El fracaso del capitalismo negro

El imperialismo mundial y la burguesía sudafricana celebraron con alegría la abrumadora victoria de Thabo Mbeki, el candidato del Congreso Nacional Africano (CNA), en las recientes elecciones presidenciales de Sudáfrica. “El CNA ha hecho su trabajo brillantemente” (The Guardian, 30/5). “El gobierno del CNA tuvo algunos éxitos resonantes (…). Sudáfrica ha sido políticamente estable desde que el CNA llegó al gobierno” (The Economist, 29/5).


Para los explotados sudafricanos, el balance no es tan ‘brillante’. La economía sigue en manos de un puñado de grandes capitalistas blancos; el desempleo alcanza, en promedio, al 24% de la población, pero golpea especialmente a los negros: en algunos ghettos, el desempleo llega al 50%. El país “sigue estando racialmente segregado” (Financial Times, 6/5).


Bajo el mandato del CNA, se ha producido un sustancial incremento de la explotación. A pesar de una “etapa de desinversión, la industria produce lo mismo que hace diez años” con una cantidad de trabajadores sustancialmente menor (“el país perdió 500.000 puestos de trabajo” sólo en los últimos cinco años) (Página 12, 16/6).


Desde su llegada al gobierno, el CNA ha hecho intentos para desarrollar una ‘burguesía negra’. En setiembre de 1995, sólo el 1% de la capitalización de la Bolsa de Johannesburgo estaba en manos de empresas controladas por capitalistas negros; hoy esa cifra ha crecido al 16% (Financial Times, 11/5). “A través de este proceso, una estrecha clique de hombres con contactos de alto nivel en el CNA se han convertido en millonarios” (The Economist, 29/5). Entre los beneficiarios están los grandes burócratas de los sindicatos, como Cyril Ramaphosa, ex presidente del sindicato minero, algo que ha servido para asegurarles a los capitalistas “relaciones laborales más tranquilas” (The Economist, 17/4).


Todo esto fue aceitado mediante “complicados mecanismos financieros” (ídem), que ahora la crisis mundial ha puesto en cuestión. Por eso, “la propiedad es sólo condicional. Depende de su capacidad de pagar sus deudas con dividendos crecientes (…) De otra manera, los activos volverán a los acreedores” (ídem). Es decir que el ensayo de un ‘capitalismo negro’ ha fracasado. Los obreros negros pagarán las consecuencias. Mzi Khumalo, ex preso político devenido en presidente de una gran compañía, explica de esta manera el despido de cientos de trabajadores: “Estamos aquí para manejar una empresa. No por esa tontería de la hermandad” (citado por Workers Power, junio del ‘99).


Con la victoria de Thabo Mbeki, un stalinista reconvertido, se va a profundizar el ‘ajuste’. Mbeki no sólo fue el principal negociador por parte del CNA de la ‘salida política’ que permitió el retiro ‘indoloro’ del régimen del ‘apartheid’. Es, además, “el principal impulsor del programa que compromete al gobierno a una gradual reducción del déficit fiscal, a la privatización y a la reducción de la burocracia” (The Economist, 29/5). Es decir, un programa perfectamente fondomonetarista.


El CNA ha salvado la dominación social de la burguesía y le ha ofrecido seguridad ‘política’ y ‘calma laboral’. Este es el papel contrarrevolucionario que ha cumplido.