El genocidio contra el pueblo palestino y la respuesta popular, en una nueva etapa

La captura de los tripulantes de la flotilla Madleen tuvo una gran repercusión

La visita del presidente argentino Javier Milei a Israel coincide con una nueva etapa de la ofensiva genocida del Estado sionista en la Franja de Gaza. Por un lado, el plan de anexión del territorio costero y el intento de montar un sistema extorsivo de ayuda humanitaria bajo su férula por parte del sionismo -mientras prosigue el bloqueo- marca un recrudecimiento de los ataques e intensifica los padecimientos de la población. Por otro, la ofensiva ha llegado –a nivel global- a los niveles de rechazo popular más altos que se recuerden desde octubre de 2023.

En la semana del 15 de mayo, en que se conmemora el día de la Nakba (que recuerda la expulsión de cientos de miles de palestinos de sus tierras, en 1948), hubo movilizaciones muy importantes en distintos países del mundo, con el Reino Unido y los Países Bajos como puntos destacados. Poco después, la afición del PSG desplegaba las banderas palestinas en la final de la Champions League. Son –como los numerosos pronunciamientos solidarios en los escenarios artísticos- episodios sintomáticos de un cambio de humor, en consonancia con una ofensiva cada vez más despiadada.

Los vínculos entre Israel y el imperialismo

Al calor de este rechazo creciente, los gobiernos europeos han tenido que ajustar su discurso. El Estado Español, por ejemplo, reclamó un boicot de la venta de armas a Israel y lideró una iniciativa continental para revisar el acuerdo de asociación económica con Tel Aviv. Es un punto importante, puesto que la Unión Europea (UE) es el principal socio comercial de Israel. Se estima que otros 16 Estados de la unión, de un total de 27, apoyaron el planteo español, aunque Alemania e Italia, dos pesos pesados del bloque, se habrían opuesto.

Pero a no confundirse, porque la UE no apunta a salvar al pueblo palestino del yugo sionista sino a limar los aspectos más odiosos de la operación. Esto en el marco de diferencias con Netanyahu y Trump sobre cómo repartirse el botín de una Gaza "pacificada". La jefa de la política exterior del organismo, la estonia Kaja Kallas, reclamó –apenas- un desbloqueo de la ayuda humanitaria, sin exigir siquiera el retiro de las tropas israelíes de Gaza. El Reino Unido canceló algunas de las licencias que habilitan la exportación de armas y anunció sanciones a organizaciones de colonos israelíes y a dos ministros, pero aún permite la exportación de piezas para los aviones que bombardean los campos de refugiados palestinos. Mientras tanto, numerosos activistas propalestinos se encuentran encausados.

En el caso de Alemania, cuyo gobierno es partidario de mantener como está el acuerdo de asociación económica con Israel, ratificó a comienzos de junio la venta de armas, lo cual transforma la iniciativa española en un saludo a la bandera, toda vez que la Casa Blanca y Berlín explican conjuntamente casi la totalidad del armamento que importa Tel Aviv. El remanente corresponde principalmente al Reino Unido, Francia (donde los trabajadores del puerto de Marsella vienen de negarse a cargar un envío en el puerto) e Italia. Por todo esto, las advertencias de la UE acerca de las víctimas palestinas tienen mucho de hipocresía.

En el caso de Trump, si bien mantiene una postura de apoyo firme al gobierno de Netanyahu, no se priva de hacer su juego propio en la región. Acaba de reprocharle al primer ministro israelí sus críticas a Irán, y de advertirle que no sabotee las negociaciones entre la Casa Blanca y Teherán sobre el plan nuclear persa. Paralelamente, Estados Unidos arribó a un acuerdo por cuenta propia -de no agresión- con los hutíes yemenitas en el Mar Rojo, mientras estas milicias prosiguen –en solidaridad con la causa palestina- sus ataques a Israel. Por último, el afiebrado magnate anunció el levantamiento de las sanciones a Siria, mientras Netanyahu desaconsejaba tal paso.

Puertas adentro

En el plano interno, Netanyahu libra una pulseada importante con sectores del Poder Judicial y del aparato de inteligencia. En marzo destituyó a Ronen Bar, jefe del Shin Bet, quien según parece estaba detrás de las investigaciones que rozan al primer ministro por sobornos de la corona qatarí para mejorar su imagen en vísperas del mundial de 2022 (la prensa local define este desaguisado como “Qatargate”). La Corte Suprema, que ya ha tenido otros cruces importantes con Netanyahu, suspendió la decisión, pero el primer ministro avanzó igualmente en la designación de David Zini como nuevo titular de los servicios secretos.

Ahora, Netanyahu busca desplazar a la fiscal general Baharav-Miara, quien consideró “viciado” el nombramiento de Zini. Concretamente, se conformó un Comité Ministerial que podría recomendar la destitución de la funcionaria. La Corte Suprema le dio cinco días a Netanyahu para congelar esa resolución.

Paralelamente, los partidos ultraortodoxos (Shas y Judaísmo Unido por la Torá), que cuentan con 18 bancas en el parlamento, amenazan con retirar su respaldo a Netanyahu –lo que haría caer su gobierno- si no se vota una norma que exima a los estudiantes ultraortodoxos del servicio militar.

El Times of Israel informó que el embajador estadounidense en Israel, Mike Huckabee, habría pedido personalmente a los dirigentes de los partidos ultraortodoxos que no precipiten una nueva elección, puesto que sería un golpe a la estabilidad y a las propias negociaciones norteamericanas con Irán. Aunque el embajador negó los dichos, la oposición reaccionó. “Israel no es un protectorado”, se quejó Yair Lapid, el principal referente de la oposición.

Lapid se muestra afilado en sus declaraciones contra Netanyahu, sin privarse de explotar las complicaciones de una ofensiva que se encamina ya a dos años. “Los héroes israelíes (sic) van a estar muriendo durante varios años (…) [ustedes, el gobierno] se están enfangando allí [por Gaza] y es un error estratégico, un desastre económico y una tragedia política que no nos permitirá ser parte del cambio histórico en Oriente Próximo del que hablaba el presidente Donald Trump durante su visita a Arabia Saudí”, dijo en el parlamento (Europa Press, 19/5).

Pero Lapid –al margen de su intento de ganar el beneplácito del magnate estadounidense- no es un “pacifista”. Comparte –como casi todo el arco político israelí- desde el primer día la orientación de la ofensiva criminal, y aún hoy sigue aclarando que “todos apoyamos la idea de eliminar a Hamas” (ídem). En lo que marca una diferencia es en la gestión futura del enclave, que, dadas las dificultades para mantenerlo bajo control, propone poner bajo el mando de Egipto. Por el momento, en cambio, Netanyahu avanza en la línea de una anexión territorial.

Egipto tiene un plan en carpeta para reconstruir Gaza con financiamiento de las burguesías árabes y el imperialismo, cuyo desembolso estaría condicionado a la salida del poder de Hamas, su eventual entrega de las armas y la formación de un gobierno tecnocrático con figuras de confianza del capital financiero internacional. Esta salida carroñera, que aprovecha la ruina de Gaza para hacer negocios, y que cuenta con el aval de otros socios árabes y de la Autoridad Palestina, se presenta tramposamente como la alternativa al plan de expulsión de los dos millones de gazatíes de su territorio que defiende Trump.

Netanyahu enfrenta otro problema interno en la reticencia de los familiares de los rehenes, que se movilizan periódicamente para exigir un acuerdo de intercambio por prisioneros políticos con la resistencia palestina que ponga fin al conflicto. Las negociaciones se encuentran estancadas, ya que el gobierno israelí impide cualquier tratativa seria con la nueva operación que empezó a mediados de mayo.

No al genocidio

Está planteado profundizar la ola de rechazo al genocidio a nivel global, tratando de involucrar a las organizaciones de masas de la clase trabajadora y la juventud, siguiendo el ejemplo de los portuarios de Marsella. Esta semana comienza una Marcha Global a Gaza que intentará llegar a la frontera. La captura de los tripulantes de la flotilla humanitaria Madleen en aguas internacionales por parte de Israel tuvo una enorme repercusión internacional. Son hitos en esta lucha para poner fin a la masacre.

No al genocidio. Fuera las tropas israelíes de Gaza, Cisjordania, Siria y Líbano. Basta de persecución contra quienes denuncian los crímenes del Estado de Israel. Por una Palestina única, laica y socialista.

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Convoca el Comité Argentino de Solidaridad con el Pueblo Palestino. -
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