Internacionales
29/6/1994|422
El gobierno de Mandela establece la censura de prensa para proteger a los servicios de inteligencia racistas
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Hace pocos días, el semanario Weekly Mai & Guardian de Johannesburgo se preparaba para lanzar una verdadera “bomba” periodística y política: las confesiones de dos antiguos agentes de los servicios de inteligencia sudafricanos, dispuestos a dar a conocer los nombres de los altos responsables del Congreso Nacional Africano utilizados como espías por la policía del apartheid.
La revista preparaba su publicación en el más absoluto secreto … por lo que el “conocimiento” que tomó el ministro de Defensa, Joe Modise, de la noticia que estaba a punto de publicarse sólo puede provenir de los propios servicios de inteligencia racistas. “Inquieto de ver desenmascarados a algunos agentes de alto vuelo, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, el general Georg Meiring, reclamó la intervención del ministro” (Le Monde, 15/6) … naturalmente, para proteger a los espías que mandaron a la muerte a miles de militantes y luchadores negros. Y el ministro, un antiguo preso político devenido en “hombre de Estado”, actuó exigiendo a la justicia la censura de la revista. Finalmente, la justicia (la misma del apartheid, con los mismos jueces y las mismas leyes) rápidamente prohibió hablar a los dos ex agentes, y a la revista publicar lo que hubieran dicho … usando como “argumento” dos leyes de “seguridad interior” del régimen racista.
Los “agentes (y no ex agentes) de alto vuelo” siguen en sus puestos, con el pleno conocimiento de la dirección del CNA, algo que pone al descubierto la completa podredumbre interna de la cúpula de la organización y su integración (protección) con los servicios de espionaje, es decir, con el Estado.