Internacionales
28/7/2011|1187
El imperialismo negocia la Libia post-Gaddafi
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Una reunión del llamado "Grupo de Contacto sobre Libia", realizada hace unos diez días en Estambul y que contó con la presencia de 32 países y varias organizaciones multilaterales, resolvió reconocer al gobierno rebelde de Bengasi como "única autoridad legítima" de Libia. Aunque parte de la prensa lo caracterizó como un "paso decisivo en el cerco a Gaddafi", lo cierto es que la guerra civil continúa en una impasse, y están en curso conversaciones diplomáticas de todo tipo para negociar una transición a un régimen post-Gaddafi. "Aunque públicamente no se admita, entre los socios del Grupo de Contacto es cada vez más patente el cansancio ante una campaña militar que se prolonga más de tres meses y cuyo desenlace parece incierto" (El País, 16/7).
"Cuando se acerca el mes sagrado del Ramadán, que reducirá la ya limitada campaña aérea de la Otan, y cuando surgen serias dudas sobre la capacidad de los rebeldes de asegurarse una victoria, las potencias occidentales también aparecen dispuestas a negociar", resumió la situación el Financial Times (19/7). En esta línea deben interpretarse las recientes declaraciones del canciller francés, que propuso que "Gaddafi podría quedarse en el país, si renuncia al poder", en lo que fue caracterizado como un giro en la posición del gobierno de Sarkozy en el conflicto: "Francia, líder de la operación para voltear al dictador, renuncia al axioma ‘Gaddafi se tiene que ir', que acompañó las operaciones militares desde su inicio, el 19 de marzo" (Corriere della Sera, 21/7). Según el mismo periódico, "también Estados Unidos comparte esta posición". La semana pasada, de hecho, se realizó un encuentro en Túnez entre diplomáticos norteamericanos y enviados del gobierno de Gaddafi, según filtró a la prensa el propio Departamento de Estado. Los norteamericanos reclamaron que "el único modo de resolver la crisis es la salida de escena de Gaddafi", y los portavoces del gobierno de Trípoli celebraron el encuentro como "un primer paso; esperamos que sigan otros: no queremos mantenernos anclados en el pasado, queremos mirar para adelante".
El eje de las negociaciones en curso pasaría por la renuncia de Gaddafi al poder, admitiendo que pueda permanecer en el país, aún cuando rige sobre él una orden de captura de la Corte Penal Internacional. Aunque se reclamaría que sus hijos y familiares más cercanos abandonen Libia, "sus allegados no familiares podrían ser parte de una negociación con el gobierno rebelde que lleve a un cese del fuego, una transición política y posiblemente algún tipo de fuerza de paz internacional sobre el terreno" (Financial Times, 19/7). El mar de fondo de las negociaciones sigue siendo el problema de los fondos congelados al régimen en el extranjero. El ‘reconocimiento' al gobierno de Bengasi realizado por la reunión de Estambul, que contó con la venia de Hillary Clinton, "debería facilitar la entrega al Consejo Nacional de Transición de los 3.000 millones de dólares que Gaddafi tiene congelados en bancos extranjeros" (El País, 16/7), lo cual es decisivo en un momento en que la situación militar sigue empantanada y el gobierno de Bengasi atraviesa serias dificultades económicas. El propio analista de El País, sin embargo, aclara que la cosa "no será tan fácil": el dinero sigue sin desbloquearse y lo único que ha ocurrido hasta ahora es la apertura de líneas de crédito al gobierno rebelde, que toman como garantía los fondos congelados de Gaddafi y profundizan de este modo la ligazón del Consejo de Bengasi con el imperialismo -esto en momentos en que se han difundido informes de Human Rights Watch y de Amnistía Internacional, que denuncian violaciones a los derechos humanos por parte de las tropas rebeldes. El jefe del gobierno rebelde ha convertido el asunto del desbloqueo de los fondos en un eje central de sus reclamos en todas sus giras por el exterior, donde ha denunciado que "la congelación de los fondos libios nos perjudica a nosotros, no a Gaddafi", y advirtió que la falta de recursos económicos pone en riesgo cualquier estabilidad del país en el futuro: "Si el Consejo de Transición no satisface las demandas de la población, no habrá ninguna institución para controlar la era post-Gaddafi. Este escenario da miedo" (El País, 21/7).