El imperialismo norteamericano bombardea a Cuba

La mano que está detrás de los atentados contra la industria turística de Cuba es bien conocida: el imperialismo norteamericano y la gusanería de Miami.


Los ocho atentados que han ocurrido en los últimos cinco meses, con un saldo de un muerto y decenas de heridos, tienen como blanco la principal fuente de ingresos externos de Cuba. El turismo ha producido casi 1.500 millones de dólares en 1996, más que la suma de los dos principales rubros de exportación de la isla, el azúcar y el níquel. Salta a la vista que los atentados apuntan en la misma dirección que la ley Helms-Burton, el principal instrumento de la política exterior norteamericana contra Cuba. Si la ley Helms-Burton pretende asfixiar económicamente a Cuba sancionando a las empresas de terceros países que comercien con la isla, los atentados la ‘complementan’. Tienen el mismo blanco: los pulpos europeos que han copado el negocio del turismo en Cuba. Y claro, también a la población civil cubana (en especial, a los trabajadores del turismo) y a los turistas que viajan a la isla.


Los atentados contra los hoteles y otros sitios turísticos cubanos —a los que hay que agregar los ocasionados a las oficinas de turismo de Cuba en México y Bahamas— se suman a la ya larga lista de provocaciones y agresiones montadas por el imperialismo norteamericano. Hace apenas unos meses, el gobierno cubano denunció que aviones procedentes de los Estados Unidos —y con licencia norteamericana— habían ‘sembrado’ sobre la isla una plaga de insectos especialmente destructiva de los cultivos cubanos, hasta entonces desconocida en Cuba. Junto con esto, está la sistemática violación del espacio aéreo y marítimo de Cuba por parte de naves procedentes de Miami.


La utilización del método salvaje del terrorismo indiscriminado contra la población civil muestra hasta dónde está dispuesto a llegar el ‘democrático’imperialismo yanqui en sus ataques contra Cuba.