El imperialismo saluda la ejecución de racistas blancos

“Cuando un solitario soldado negro apuntó su rifle hacia dos derechistas blancos heridos tirados entre sangre y polvo en una calle de Bhoputhatswana el viernes, y tiró del gatillo para ejecutarlos, Sudáfrica alcanzó un punto decisivo… Con un poco de suerte, este horrible incidente —la primera vez en la reciente historia de Sudáfrica que derechistas blancos armados enfrentaron a los negros y perdieron— cambiará el curso de los acontecimientos en una dirección positiva.”


Con estas brutales palabras, el Financial Times (14/3) festejó la acción de las fuerzas armadas sudafricanas contra la ultraderecha blanca que boicotea las elecciones de fines de abril.


Casi las mismas palabras utilizó The Economist (19/3): “La mutilación y el asesinato (de los mismos derechistas blancos por el mismo soldado negro que relata el Financial Times) pueden parecer más del mismo desalentador baño de sangre que riega el camino de Sudáfrica del apartheid a la democracia. Pero los eventos que tuvieron lugar en Bhoputhatswana  bien pueden demostrarse haber sido más significativos y más alentadores que eso”.


Unánimemente, el imperialismo ha respaldado la represión violenta de los ultraderechistas ¡y hasta la insurrección policial-militar-obrera-estudiantil fomentada por el CNA que volteó al gobierno derechista de Bhoputhatswana! Pero el acento de este ferviente apoyo está puesto en la participación del ejército blanco: las fuerzas armadas del Estado demostraron en Bhoputhatswana su “confiabilidad” al disparar y reprimir a sus antiguos aliados racistas.


The Economist va todavía más lejos y llega a reclamar una invasión al homeland zulú dominado por el Inkhata, con el objeto de rendir completamente a los derechistas: “puede llegar pronto el momento —dice— en que De Klerk tendrá que enviar tropas a Kwazulu (porque) … finalmente sólo la fuerza hará razonar a Bhutelezi (el líder del Inkhata)”. Después de estas afirmaciones, es pertinente colocar al imperialismo como uno de los “autores intelectuales” de la masacre que pocos días después perpetraron, conjuntamente, el ejército sudafricano y el CNA contra una manifestación del Inkhata en Johannesburgo.