Internacionales
13/6/1995|451
“El Mercosur (y Menem-Cavallo) está en peligro”
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La semana pasada, el gobierno brasileño informó que impondría cupos a la importación de autos y de electrodomésticos de Argentina, lo que produciría una crisis “terminal” para el Mercosur y por cierto un tiro de gracia a la “convertibilidad” argentina. La violencia de esta situación quedó retratada cuando el argentino Pedro Waisman, dueño-patrón de Aurora, ¡pidió la renuncia de la ministro de Industria de Brasil, Dorotea Werneck! Mauricio Macri, por su lado, decía sin rodeos que “el Mercosur está en peligro”.
Brasil pretende limitar las importaciones de autos al 5% de su producción automotriz interna, para hacer frente a un ritmo de importaciones de autos equivalente a 720.000 unidades anuales, que amenaza con provocar un déficit sin precedentes de la balanza comercial. A comienzos de año estableció un aumento de los aranceles del 35 al 70% para los autos importados fuera del Mercosur, que podría reducir “a 350.000 los vehículos importados en 1995” (Gazeta Mercantil, 31/5/ 95).
Pero, al mismo tiempo, “el Ministerio de Industria está realizando estudios para frenar el ingreso de productos como calzados, tejidos, juguetes y porcelana” (ídem), cuyas importaciones aumentaron un 94% en los primeros 5 meses del año, mientras que las exportaciones sólo crecieron un 6%.
En este marco, Brasil se lanzó a frenar también las importaciones de Argentina. En medio de una contundente recesión, Brasil es hoy el único mercado donde la burguesía argentina coloca una parte de su producción. Si las fábricas automotrices argentinas están paralizadas 2 o 3 semanas al mes, a pesar de su exportación a Brasil, el cierre sería total si Brasil importara a cuentagotas.
Aunque Femando Cardoso ha suspendido la firma del decreto de cupos y se ha abierto una negociación entre ambos países, la cuestión sigue planteada, porque existe la amenaza de una crisis en la balanza de pagos del orden de los 25.000 millones. De ahí que “en el área técnica del gobierno ya hay sugerencias para revertir el cuadro del déficit comercial... a través de la adopción de una pequeña desvalorización del real respecto del dólar combinado con un proceso de desaceleración de la economía” (Gazeta, ídem). Pero el “tamaño” de la devaluación no lo puede decidir ningún gobierno, como lo acaba de demostrar México (y el propio Brasil hace dos meses).
Brasil plantea: establecer un régimen automotriz de protección y prebendas similar al argentino. Con esto, la burguesía brasileña se dispone a disputarle a la argentina la radicación de algunas automotrices extranjeras en su país para abastecer a todo el Mercosur y exportar hacia el resto del mundo. Por ejemplo, “el ministro brasileño de Planeamiento, José Serra, prometió 'todas las facilidades legales9 posibles para la instalación en Brasil de la fábrica Renault” (La Nación, 8/6/95). El patrón de Ciadea, por su lado, “Manuel Antelo expresó que Brasil pretende modificar las reglas del juego de la industria automotriz para que las terminales se radiquen en su territorio” (ídem). “Ciadea (de Antelo) es una de las empresas que eventualmente resultaría más afectada” (Cronista, 8/6/ 95), porque “la marca Renault no tiene fábrica instalada en Brasil y sus planes eran hacer fuertes inversiones para ampliar la producción en Argentina...” (Ídem).
Concretamente, Brasil apunta a Chrysler, General Motors, Toyota, etc. Ya “la norteamericana Chrysler... rescindió ayer el contrato con la firma (argentina) que importaba sus modelos en Brasil y anunció que en el segundo semestre de 1996 comenzará a producir el jeep Wrangler y el automóvil Neón. La Chrysler brasileña pasaría a controlar todas las operaciones en América Latina, que hasta el presente estaban a cargo de la filial Puerto Rico” (EZ Cronista, 8/6/95).
Estamos ante una disputa entre los grandes patrones de la industria automotriz mundial por el acaparamiento del Mercosur en materia de terminales y autopartes. “Los cambios por los cuales está atravesando la industria automotriz mundial están provocando un corrimiento de los socios locales (en cada país) cuando el negocio deja buenos dividendos. Las fábricas no quieren dejar en manos de terceros el control de la torta...” (Ámbito, 18/ 11/94). Fiat le canceló a Macri la licencia, Antelo teme que la Renault también lo desaloje por la vía de Brasil y directamente, reinstalándose en la Argentina.