El movimiento estudiantil chileno vota a la izquierda

El resultado de las elecciones de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech) muestra la profundidad de la radicalización del movimiento estudiantil chileno, luego de un plan de lucha de seis meses por la gratuidad de la educación que incluyó más de 40 marchas. La izquierda no sólo derrotó a la derecha, sino también a los candidatos impulsados por la Concertación, cuya máxima figura es la militante del PC Camila Vallejo, quien quedó como vicepresidenta al salir segunda. La derrota de Vallejo golpea al PC en un área estratégica: el control de los movimientos sociales chilenos, profundizando la crisis respecto de su alianza con la Concertación.

Gabriel Boric, de la lista “Creando Izquierda”, salió electo presidente de la Fech, entre las ocho listas de izquierda que compitieron en la elección con más participación en los casi 180 años de la Universidad de Chile (más de 14.000 votantes, 50% del padrón).

La elección representa un giro a la izquierda, quedando la comisión directiva integrada por dos miembros de la izquierda independiente (no alineada con el PS ni el PC), dos comunistas y un anarquista (el anarquismo vuelve a tener representantes en la dirección de la Fech después de 80 años). La derecha quedó fuera de la directiva y saludó el triunfo de Boric, especulando con que la derrota de Vallejo pueda abrir una división del movimiento estudiantil.

Boric, quien convirtió la frase “No seremos el comando juvenil de Bachelet” en una de las más repetidas a lo largo de su campaña, señaló sin embargo al ganar que “nosotros tenemos diferencias políticas con el Partido Comunista; sin embargo, entendemos que los adversarios del movimiento estudiantil y la educación pública están en La Moneda y el Parlamento, y no dentro de la Universidad de Chile. Por lo tanto, más allá de las diferencias que tenemos sabemos que hay que trabajar unidos”, planteando la necesidad de articular con otros actores sociales “no sólo para cambiar la educación, sino un país entero”.

Las elecciones estudiantiles se producen luego de que el parlamento de Chile aprobara el presupuesto de educación para 2012 con un incremento del 7,2%, en medio de un debate parlamentario álgido producto de las fisuras en las filas de la derecha-, donde un grupo de parlamentarios de la coalición gobernante presionó al gobierno para que aumente los recursos estatales hasta garantizar la gratuidad de la educación para el 60% de los estudiantes (el gobierno planteó el 40%).

La crisis abierta por la lucha estudiantil es tan profunda, que incluso en el sector empresarial aliado a Piñera se empiezan a escuchar voces a favor de darle una respuesta al reclamo. El presidente de la Sociedad de Fomento Fabril, que agrupa a los industriales chilenos, Felipe Lamarca, propuso subir los impuestos a las empresas y los más ricos, coincidiendo con el presidente de la Asociación de Exportadores de Manufacturas, Roberto Fantuzzi, que afirma que en Chile está ocurriendo “un reventón social que tenemos que enfrentar los empresarios, porque lo que más nos conviene a nosotros es la estabilidad social” y esta, “de alguna manera hay que fragaria” (El País, 20/10). A pesar de haber descendido la participación en las marchas, las últimas jomadas de lucha han contado con el apoyo de cacerolazos masivos.

La Concertación (coalición opositora de centroizquierda) y el Partido Comunista rechazaron la propuesta presupuestaria del Ejecutivo en materia de educación, reclamando al gobierno que inyectara 1.000 millones de dólares más para así garantizar la gratuidad de la enseñanza universitaria al 70% de los alumnos más pobres -una fórmula cercana a la propuesta por un sector de la derecha.

Los estudiantes calificaron al presupuesto de “una vergüenza”, ya que no recoge las principales reivindicaciones del movimiento: la gratuidad en todos los niveles y para todos los alumnos, la prohibición del ánimo de lucro y la desmunicipalización, El plan de lucha estudiantil continuará en 2012.

El año que viene se realizarán en Chile las elecciones municipales, antesala de las presidenciales de 2013. De cara a esos comicios, la coalición de gobierno derechista tiene el rechazo del 60% de la población, y la oposición centroizquierdista el del 72% (Consultora Adimark). La presentación electoral de la izquierda en Chile para reagrupar a los sectores populares detrás de una alternativa política, se convertirá, en este marco, en una tarea fundamental. Las próximas elecciones serán una etapa más de la crisis política en curso.