El Mst insiste y refuerza su apoyo a los ‘acuerdos de paz’

El Mst ha vuelto a las andadas, pues aprovechó el asesinato de Rabin para  reivindicar los ‘acuerdos de paz’. Dice al respecto que “Rabin comprendió que estaba derrotado; que su ejército no podía detener la rebelión palestina apoyada por millones de árabes. Por eso firmó la ‘paz’ con Arafat” (Semanario Socialista, nº 162, 8/11), presentando a los ‘acuerdos’ nada menos que como una virtual acta de capitulación del Estado de Israel… Este es el ‘discurso’ oficial de la OLP.


No es la primera vez que el Mst reivindica los ‘acuerdos’. En su edición del 18 de mayo del año pasado, Semanario Socialista caracterizaba que “la retirada sionista de Gaza y Jericó (es) un triunfo parcial de la Intifada”. Pero como esa retirada estaba estipulada en los ‘acuerdos’ entre Rabin y Arafat, son estos ‘acuerdos’ los que constituyen, para el Mst, ‘un triunfo parcial de la Intifada’.


¿Pero cómo podría una ‘paz’ obtenida a costa de la “derrota del ejército sionista” convertirse en “tramposa”, según el Mst, para los palestinos? Por otro lado, es verdad que Rabin no pudo derrotar a la Intifada (¡lo cual es de por sí un triunfo de ésta!), pero también es cierto que con posterioridad, el imperialismo mundial propinó una derrota en gran escala a las masas árabes con la ‘guerra del Golfo Pérsico’; los ‘acuerdos de paz’ se concretan luego de la carnicería contra Irak y contra el pueblo kurdo de esa región.


El arbitraje que impuso el imperialismo norteamericano en el Medio Oriente después de la Guerra del Golfo fue el verdadero ‘punto de partida’ de las ‘negociaciones’ que llevaron a los ‘acuerdos’. Fue Bush quien llevó al gobierno derechista de Shamir a la ‘Conferencia de Madrid’,  en la que tomaron parte voceros oficiosos de la OLP (la lucha palestina —inmediatamente después de la Guerra del Golfo— se hallaba en su punto más bajo). El imperialismo tuvo que ejercer una presión descomunal sobre el Estado sionista para llevarlo a la mesa de ‘negociaciones’ con la OLP.


La paternidad norteamericana sobre los ‘acuerdos’  entre Rabin y Arafat delatan su carácter absolutamente reaccionario. Contra lo que sostiene el Mst, los ‘acuerdos’ no son ‘un reconocimiento de la derrota’ por parte de los sionistas, sino una victoria histórica de éstos, porque los acuerdos establecen el reconocimiento de los objetivos históricos del sionismo: la existencia del Estado de Israel y su tutela sobre  los territorios ocupados.


El Mst va muy lejos cuando sostiene que “en Israel… la mayoría harta de una guerra sin futuro tiene esperanzas en que la ‘paz’ sea real…” (ídem). El “Rabin que firmó la ‘paz’ con Arafat” (ídem) aparece, en consecuencia, según el Mst, como el legítimo representante de las aspiraciones de paz. Pero Rabin no fue un representante de las “aspiraciones de paz” de la población judía, sino un representante histórico del sionismo.


“Pero esa paz —continúa el Mst y ojo, esta vez sin comillas— llenó de odio a los colonos y la ultraderecha sionista, enemigos de cualquier paz y partidarios de seguir masacrando a los palestinos” (ídem). Esta forma de presentar la fractura del Estado sionista –los ‘partidarios de la paz’ versus los ‘partidarios del odio y la masacre’– es propia de la prensa imperialista y tiene un objetivo político tan obvio como preciso: reivindicar los ‘acuerdos de paz’ entre Rabin-Arafat… que el Mst dice criticar.