El muro de Lula y de Bush


El cálido abrazo entre Bush y Lula empieza a mostrar sus frutos. Brasil construirá un muro de 1,5 km de largo por tres metros de altura en Foz de Iguazú, en la Triple Frontera, para separar su territorio de Paraguay. “El paredón será edificado con acero y concreto, y estará provisto de tejido metálico con serpentina acerada redonda y puntiaguda, como la utilizada en Guantánamo, en Cuba, con sensores de alarma para prevenir cortes” (Clarín, 15/3).


 


Mientras los estudiantes de Foz se movilizaron contra “el muro de la vergüenza” y los artistas plásticos pintaron la ciudad con murales que remiten al Muro de Berlín, la Unión Industrial paraguaya calificó el anuncio de “reverenda estupidez” y “un disparate sin nombre” y, de paso cañazo, aprovechó el “gesto de hostilidad” del gobierno de Lula “para reiterar su antiguo reclamo de retirar a Paraguay del Mercosur y “buscar un entendimiento directo con Estados Unidos” (ídem).Aunque las autoridades brasileñas intentaron justificar la medida como un simple freno al contrabando y “para facilitar las relaciones comerciales legítimas”, el muro “no es totalmente ajeno a la reciente visita de Bush. Dos días antes de su llegada a Brasil, el Departamento del Tesoro norteamericano difundió una lista de nueve personas y dos comercios de la Triple Frontera que recaudarían fondos para el grupo libanés Hezbollah. El propio procurador general de Estados Unidos, Alberto Gonzales, que precedió a la comitiva de Bush, elogió la creación por parte de Brasil de un centro de inteligencia en esa región” (La Nación, 15/3). Según fuentes del gobierno brasileño, la Triple Frontera fue uno de los temas que Bush abordó con Lula da Silva, durante su reciente visita.