El ojo del huracán está en Nueva York

“También en Brasil hay un sistema capitalista que se derrumba: inflación creciente, crecimiento de la desocupación, perspectiva de hundimiento del régimen bancario y una izquierda que pacta con el imperialismo y que pacta con el régimen político. Miren los levantamientos de Arequipa y de Cuzco en el Perú, y la lucha del pueblo de Venezuela contra el golpe militar (que sigue preparando) del imperialismo yanqui. Tenemos una situación generalizada, a poco tiempo de haberse producido nuestra rebelión popular. Y ahora que Argentina no sólo contagia sino que es epidemia, clarifiquemos, compañeros, que el ojo del huracán, el ojo de esta crisis, el ojo de este derrumbe y el ojo de esta bancarrota capitalista no se encuentra en Buenos Aires. Puede alimentar mucho el orgullo nacional la idea de que hemos incendiado América Latina, pero el ojo del huracán no se encuentra en Buenos Aires, el ojo del huracán se encuentra en Nueva York, se encuentra en EE.UU., porque es de allí que parte la onda de crisis y quiebras financieras y derrumbes capitalistas crecientes en un número muy grande de países.


“Ya la crisis asiática de 1997 fue responsabilidad entera del capitalismo norteamericano, fue responsabilidad de su moneda sobrevaluada, de su pirámide de especuladores financieros, que hicieron insoportable la situación económica y comercial de los países del sudeste asiático. Después, la crisis rusa fue una consecuencia del derrumbe y de las tendencias al derrumbe de los EE.UU., como lo revela la especulación organizada por el vicepresidente Al Gore, en aquel momento, en la Bolsa de Moscú. Luego ocurrió en Brasil.


“Tiene razón el PO: lo que le da un alcance enorme a la crisis nacional y le da su base a las perspectivas políticas de los piqueteros, los trabajadores y las Asambleas Populares argentinas es una crisis y una tendencia al derrumbe capitalista de dimensiones mundiales, no es un fenómeno local, no es un problema de Argentina, no es una situación creada por los últimos años del gobierno de Menem, no es la consecuencia del déficit fiscal: es la consecuencia del derrumbe de toda la espuma especulativa con que el imperialismo norteamericano trató de zafar de su crisis anterior.


“Ustedes ven en el momento actual un secretario del Tesoro norteamericano que como un virrey quiere pasearse por la Argentina para dar órdenes, pero que no podía irse de EE.UU. No podía hacerlo porque allí estaban pidiendo su cabeza; lo hacen responsable de un hundimiento bursátil, que desde el pico de principios del año 2000 hasta ahora, ha provocado una pérdida patrimonial de 6 billones de dólares, cuarenta veces el Producto Bruto anual de la República Argentina. ¿Y quiénes pierden con esos 6 billones de dólares? Los mismos que en la Argentina han perdido sus ahorros, sus indemnizaciones y el esfuerzo de su trabajo en los bancos; lo pierden los plomeros y los carpinteros norteamericanos, la clase media norteamericana; un proceso de confiscación económica en los Estados Unidos de una naturaleza similar, pero mucho mayor, que la que ha sufrido la Argentina. El ojo del huracán son los EE.UU., no está en Buenos Aires, está en Nueva York. Por eso la crisis es tan profunda. Ustedes habrán leído en los diarios, en los últimos días, que el gobierno norteamericano vacila en atacar a Irak. ¿Y cuál es una de las razones más importantes por las que vacila en atacar a Irak? Porque no tiene plata. El gobierno norteamericano dice que no tiene condiciones para financiar la guerra contra Irak e incluso dice que la guerra contra Irak, en 1991, la financió sólo en un 10%, porque el 90% restante lo pusieron los Estados y las burguesías de Europa y Japón, y ahora estas burguesías de Europa y Japón no quieren poner un peso, y los norteamericanos tienen problemas de plata para financiar una guerra contra Irak. Y mientras el gobierno norteamericano tiene problemas para financiar esa guerra, Duhalde, Alfonsín, Menem, Reutemann, Rodríguez Saá y Carrió piden un acuerdo con el Tesoro norteamericano para que nos den plata para socorrer a la Argentina. No van a dar plata ni a la Argentina, ni al Uruguay, ni a Brasil, ni van a socorrer a nadie porque los que están quebrados y los que necesitan socorro son los Estados Unidos de América.


“Compañeros, durante gran parte del gobierno de Clinton, el Estado norteamericano tuvo superávit fiscal. Es que como la especulación crecía, los impuestos que gravan la especulación aumentaban el ingreso fiscal en EE.UU. Pero como ya les dije la especulación quebró, la Bolsa no sube sino que baja y los ingresos fiscales han caído. De un superávit de 160 mil millones de dólares, EE.UU. pasó en menos de un año a un déficit de 200 mil millones de dólares. Pero esto no es nada. ¡Si, simplemente, el mundo supiera que la situación financiera de California es peor que la de Salta; y la del Estado de Nueva Jersey es peor que la de la destruida provincia del Chaco, pues Nueva Jersey tiene un déficit fiscal del 16% de su producto y Chaco tiene un déficit fiscal del 4% de su producto…! Para disimular la incapacidad de hacer frente a este déficit fiscal, los Estados norteamericanos han dejado de aportar lo que les corresponde a las AFJP de los EE.UU. Y el martes o el miércoles pasado, un economista norteamericano señaló que como consecuencia de esta falta de aportes de los Estados de los EE.UU. a sus AFJP, la bancarrota que se anuncia para los fondos de pensión de ese país es equivalente a 60 veces más que la quiebra del monopolio Enron, que hundió a sus acreedores en 40.000 millones de dólares; cuarenta veces más que 40.000 millones de dólares es 2 billones 400 mil millones de dólares. Este es el agujero del sistema financiero de previsión social de los EE.UU.


“Argentina tiene una deuda externa impagable, Brasil tiene una deuda externa impagable, Perú tiene una deuda externa impagable; pero son un poroto al lado de la deuda externa de los EE.UU., que es de 4 billones de dólares, casi cincuenta veces más que la de todos los países de América Latina juntos. Y este sistema de Duhalde, de Reutemann, de De la Sota, estos economistas que los rodean, estos charlatanes de la televisión, montan un plan económico frente a la desesperación popular que tienen por pivote el acuerdo del Tesoro norteamericano. Este viene a la Argentina a llevarse su riqueza, no a transferir riquezas de los EE.UU. para rescatar a la Argentina; viene a confiscar, a expropiar sistemáticamente, a agravar la desocupación. Naturalmente, ¿cómo podemos discutir la política que debe seguir la clase obrera argentina, cómo podemos discutir la política de los piqueteros, de las Asambleas Populares, de las fábricas ocupadas; la política de las organizaciones de ahorristas, el conjunto de esta política; cómo podemos discutirla si no tenemos una apreciación de conjunto de la crisis y de la bancarrota argentina?, y para tener una apreciación de conjunto de esa crisis y esa bancarrota tene mos que tener una apreciación de conjunto y también de la situación internacional.


“Quiero defender, en este acto de características multitudinarias, el análisis político que viene haciendo el PO desde hace 10 años. No vamos a cejar en luchar por transformar a cada compañero de la juventud, a cada compañero trabajador, a cada compañero piquetero o de una Asamblea Popular, no vamos a cejar en el esfuerzo de transformarlo en un militante conciente, porque para que haya un gobierno de trabajadores, los militantes de la revolución tienen que ser concientes y tienen que tener un programa. Y entonces, ¿teníamos o no teníamos razón, cuando en 1989, en 1990 y en 1991 dijimos que la quiebra del muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética eran la primera fase de una gran crisis mundial del capitalismo? ¿Teníamos o no teníamos razón? Cuando tantos izquierdistas quedaron anonadados por la presión del capital, el PO advirtió que esos regímenes se habían derrumbado como consecuencia de los profundos lazos financieros que las burocracias contrarrevolucionarias de la URSS, de Alemania, de Checoslovaquia, de Yugoslavia habían establecido con el capital financiero internacional y con el FMI, y que el derrumbe de esos países no era el derrumbe histórico de los métodos de la producción planificada, sino que era el derrumbe de los intentos de la burocracia podrida de esos países de salvarse con el acuerdo del FMI; y dijimos que era la primera pieza del dominó. Y teníamos razón: en Albania en 1995, en el sudeste asiático, en Rusia, en Brasil, en los propios EE.UU. en el año ’99 y ahora cada vez se derrumba el castillo de naipes de la gran especulación capitalista con la que el capital trató de resolver una crisis que viene desde hace mucho tiempo atrás. Por eso compañeros, el movimiento social argentino es, objetivamente, un movimiento anticapitalista.”