El Partido Obrero y la IV Internacional en el Foro Social Mundial

Del 31 de enero al 5 de febrero tendrá lugar el II Foro Social Mundial (FSM), en Porto Alegre (Brasil). El FSM está organizado por la Alcaldía de Porto Alegre y por el gobierno del estado (Rio Grande do Sul), ambos en manos del PT (Partido de los Trabajadores). Su comité organizador está compuesto por más de 60 ONG, incluidas muchas organizaciones tradicionalmente vinculadas a la Iglesia, como Caritas, y diversos “movimientos sociales” brasileños. Habrá un Foro de parlamentarios (para el que ya está inscriptos los legisladores, concejales y diputados del PO), 26 conferencias de intelectuales y “personalidades” (como Naom Chomsky, Pérez Esquivel y José Saramago) y casi 800 talleres de debate. Hay 400 mil inscriptos (incluyendo muchos que no concurrirán), contra 240 mil de la primera edición. Se espera la asistencia de más de 60 mil personas. El gobierno de Porto Alegre ha movilizado a cinco mil funcionarios “tercerizados” para el evento, del que espera obtener 17 millones de dólares de beneficios (Jornal do Brasil).


Aunque el Foro es presentado como de “izquierda”, y la propia izquierda mundial lo presenta como una alternativa internacional al “neoliberalismo”, no es posible considerar al FSM como un evento de izquierda en ningún sentido. Comparecerán, como conferencistas, 4 ministros del gobierno imperialista francés de Jospin, mientras que el propio jefe de la derecha gala (Chirac) ha manifestado su interés en participar (Francia se encuentra en campaña electoral, y Chirac no quiere dejarse ganar el electorado “humanitario”). La complacencia con la participación de estos políticos derechistas e imperialistas contrasta con las gestiones realizadas por la ONG Attac (partidaria del “Impuesto Tobin”, del 0,1%, sobre los movimientos financieros de corto plazo) y Le Monde Diplomatique, órgano de prensa francés que está por detrás de la iniciativa, para que no compareciesen Fidel Castro ni Hugo Chávez, alegando que darían, se dijo, un tono “excesivamente político” (¡!) al evento. Ha sido permitida la inscripción de parlamentarios, pero no de los partidos políticos a los que representan, lo que raya en la incongruencia y en el macarthismo.


El Comité del FSM, por otro lado, ha declarado que, como en el primer Foro, todo se limitará a un “intercambio de ideas”, sin ningún tipo de declaración final (de plan de lucha o cosa semejante, ni hablar), en nombre del “pluralismo” y de la “heterogeneidad”. “Pluralismo” y “heterogeneidad” que no impidieron al mismo comité emitir todo tipo de declaraciones, condenando, por ejemplo, al “terrorismo islámico” cuando Afganistán estaba siendo atacada por el imperialismo mundial, o excluyendo del FSM “a las organizaciones que atenten contra la vida de las personas como método de acción política”, en las que involucra a los luchadores y hasta a los pueblos que, luchando por su sobrevivencia frente a la opresión imperialista y capitalista, se vean llevados a enfrentar situaciones de guerra civil.


El FSM, no obstante, ha suscitado interés entre la juventud militante (mucho menos en el movimiento obrero) por presentarse como una expresión del movimiento contra la “globalización” y de las grandes manifestaciones de lucha de Seattle, Praga y Génova, entre otras. Sectores que cumplieron un papel dirigente en ellas se encuentran entre los organizadores del FSM. Estos movimientos se oponen a algunos excesos de la explotación imperialista, pero han sido incapaces hasta el presente de plantear una lucha antiimperialista consecuente a escala mundial. No son una respuesta a la crisis capitalista mundial, sino uno de sus síntomas. El slogan del FSM, “Otro mundo es posible”, deja abierta la puerta para todo tipo de manipulaciones del movimento “no-global” por parte de sectores postergados del propio imperialismo (no es de extrañar que la principal reivindicación “política” del FSM, el impuesto Tobin, haya sido defendida por los gobiernos francés y belga, que representan un mercado secundario en la especulación financiera mundial, y hasta por el mega-especulador capitalista George Soros, asustado por las crisis provocadas, según él, por la extrema velocidad alcanzada por el movimiento financiero mundial). El primer FSM concluyó en una “tele-conferencia” entre sus dirigentes y los representantes del orden imperialista mundial, incluidos el FMI y el Banco Mundial, reunidos al mismo tiempo en Davos (Suiza), oportunidad en la que las dos partes se esforzaron por subrayar las posibles convergencias y los objetivos comunes de ambos “For(r)os”.


Otro aspecto es que la izquierda que se reivindica clasista o marxista, que tuvo una participación secundaria y desdibujada en el primer FSM, se prepara ahora para intervenir con toda fuerza, planteando, como el PSTU brasileño, que el FSM se pronuncie contra la guerra imperialista y contra la implantación del Alca; o, por lo menos, proponiendo un plebiscito al respecto, tal como lo hizo la conferencia anti-Alca de noviembre de 2001 en La Habana. (El PSTU, que se dice trotskista, ha organizado una serie de talleres, para los que ha invitado al “sociólogo” yanqui James Petras. En diciembre pasado, en medio del levantamiento argentino, este turista político no llamó a la solidaridad con los trabajadores argentinos y su lucha, pero sí publicó un artículo lleno de calumnias y ataques contra la izquierda argentina, que mereció vasto repudio. Esperamos que el PSTU, que también fue objeto de la provocación, aproveche para repudiarlo personalmente.)


Planteos como el citado son ultra-limitados (se olvidan hasta del Plan Colombia, quizá porque quienes luchan contra él se vean obligados a hacerlo “atentando contra la vida de las personas” de los grupos fascistas o de sus asesores imperialistas).


Una intervención en el FSM desde un punto de vista revolucionario se justifica para tomar contacto militante con quienes luchan contra el imperialismo mundial. Para eso, se debe denunciar la presencia en el FSM de representantes del imperialismo y su estructura anti-democrática al servicio de la despolitización, y defender un programa de lucha contra la presencia imperialista en Asia Central y en los Balcanes, en defensa de la Intifada palestina y contra el contubernio imperialista-sionista en Medio Oriente, por los Estados Unidos Socialistas de Europa, contra el imperialismo europeo y la extensión de la Otan, en defensa de la unidad revolucionaria de América Latina contra el imperialismo yanqui, o sea, en primer lugar, por una campaña mundial en defensa de la insurreción obrera y popular argentina.


El Partido Obrero estará presente, en Porto Alegre, junto a otros partidos y organizaciones que luchan por la refundación de la IV Internacional, en diez talleres que hemos organizado y en el Foro Parlamentario, en defensa de esos objetivos y de su instrumento político, la Internacional Obrera, en pro de los cuales realizaremos, durante una semana en Porto Alegre, un vasto programa de agitación, propaganda y organización socialistas y revolucionarias, con vistas a dar un paso adelante hacia la reconstitución política y organizativa del internacionalismo proletario.