Internacionales

18/10/2019

El POR boliviano y las elecciones presidenciales

En un manifiesto de su Comité Central lanzado en septiembre del 2018, más de un año antes de las elecciones presidenciales que tendrán lugar en Bolivia este 20 de octubre, el Partido Obrero Revolucionario (POR) de ese país insiste en su posición “el circo electoral” y llama a votar nulo o en blanco, caracterizando que amplios sectores de las masas están “asqueadas de la impostura, la corrupción y la prepotencia del gobierno y combaten en las calles en defensa de sus derechos”. En su larguísima campaña antielectoral, caracterizan que las ilusiones electorales y parlamentarias de las masas ya están agotadas.


Esta orientación de décadas del POR amerita una consideración política. Un partido revolucionario de la clase obrera debería mostrar su capacidad y rol dirigente interviniendo en todas las fases y procesos políticos y de la lucha de clases, y no simplemente declamar que se debe preparar la insurrección. Se trata de agotar estas ilusiones de las masas o sectores de ellas, y no decretar su muerte. La superación vendrá con la constitución de un poder revolucionario de la clase obrera. Incluso con la existencia de organismos soviéticos de las masas en lucha, es más que probable que los marxistas revolucionarios participen con candidaturas independientes en los procesos eleccionarios, para separar a sectores de las masas de los candidatos y partidos burgueses. Con todo, estos organismos soviéticos en Bolivia hoy no existen, como no existe aún una movilización extendida de la clase obrera y los explotados, que en su inmensa mayoría siguen tributarios de la confianza política en el MAS y Evo Morales.


Cuando Evo Morales sancionó la nueva ley electoral, que colocaba mayores y más difíciles requisitos para presentarse a las elecciones, el POR se limitó a denunciar… el “circo electoral”, en lugar de denunciarla por proscribir jurídica y políticamente a la izquierda, y de llamar -y organizar-la movilización por su derogación y por el derecho a la intervención electoral de los candidatos y partidos obreros y de la izquierda.


El voto en blanco y nulo que propugna no es una denuncia de que el sistema regimentador no permite la presentación de candidaturas independientes obreras, sino una errónea posición ideológica, falsamente de ‘principios’. Es uno de los ejemplos que tomaría Lenin si viviera y tuviera que reescribir su famoso folleto “El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo”. Solo que en el caso del POR, lamentablemente, no es infantil, sino una enfermedad senil. El POR hecha por la borda las famosas “Tesis de Pulacayo” que impulsó y fueron aprobadas ¡en 1946! por un Congreso de la Federación Minera, donde se plantea la necesidad de participar de las elecciones y los parlamentos burgueses para ayudar al desarrollo de los movimientos de acción directa de las masas en lucha (y por las cuales su dirigente Guillermo Lora fue electo diputado como parte de la bancada minera). En su lugar, el POR se dedica a esperar los resultados electorales… ‘preparando las condiciones’ para una próxima insurrección de masas que instaure la dictadura del proletariado.