El racismo en el fútbol es de clases

Campaña antirracismo.

El fútbol es sin ninguna duda el deporte más proletario y popular del mundo, pero a su vez, por un arduo trabajo de la burguesía, el más desclasado.

En estos últimos días se han vistos noticias sobre la detención de partidos por protocolo antirracismo. Fue muy impactante el llanto de Vinicius (jugador de la selección de Brasil y Real Madrid) por vivir constantemente el descalificativo de mono, sucesos que dieron lugar a que Brasil y España jugarán un partido amistoso contra el racismo. Este mismo descalificativo sucedió contra Marcos “el huevo” Acuña,  jugador de la selección Argentina y el Sevilla.

Las acciones racistas no deben suceder en ningún ámbito. Que se frene la pelota por ello es correcto. Pero el problema está en que los mismos organismos que se arrogan la bandera contra el racismo atacan a deportistas o aficionados que luchan contra el racismo y el genocidio en otras instancias; como cuando Israel bombardea Palestina matando más 31.000 civiles en solo cuatro meses de guerra (12.300 niños).

Israel ha transformado a Gaza en un campo de concentración con el apoyo de EE.UU, el mismo que cierra la frontera a México e instiga la guerra en Ucrania. En el 2022 se dejó afuera a Rusia por la guerra en Ucrania, si esto fuera riguroso una larga lista de países debieron correr la misma suerte, entre ellos Inglaterra y EE.UU. Si la lucha contra el racismo fuera real tendríamos selecciones que por un centenario no deberían tocar la pelota, la copa América no debería suceder en EE.UU.

En distintas partes del mundo hinchas de distintos clubes expresaron su apoyo al pueblo palestino (como otras causas de reclamo popular). La bandera Palestina prohibida por la Uefa y la Fifa por ser caratulados de “racistas, incitación al odio o xenófobo”, como si los palestinos no fueran víctimas o semitas.

No faltaron jugadores sancionados por apoyar al pueblo Palestino. La burguesía tiene un trabajo meticuloso en la conciencia de los jugadores para que no se escapen de su libreto. Cuando esto no es suficiente, viene la sanción o expatriación futbolera.

Jugadores y aficionados han hecho muestras de apoyo a infinidad de causa populares. Estas muestras son una lucha contra la clase capitalista y sus intereses de clase.

Es interesante ver que cada vez que ocurren casos de esta naturaleza la burguesía populariza que “son cosas que debemos corregir como sociedad”, como si la “sociedad” anda tirando bombas por ahí y desarrollando argumentos racistas para su justificación. Las ideas racistas y la xenofobia son ideologías de la clase capitalista. La clase obrera creó sindicatos, partidos obreros, la solidaridad internacional.

La lucha contra el racismo es en primer lugar una lucha contra el capitalismo, solo la clase obrera puede dar esa lucha en forma coherente y consecuente en tanto asuma desplazar a la burguesía del deporte que creció en las fábricas y estaciones de trenes. En tanto asuma que dio los más grandes jugadores del mismo.

Cuanta vigencia tiene la frase “la pelota no se mancha” si la clase obrera marca las reglas dentro y fuera de la cancha.

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