El referéndum británico profundiza la crisis en la Unión Europea

El 23 de junio se votará la continuidad de Gran Bretaña en la Unión Europea. El alcalde tory de Londres, Boris Johnson, seis ministros del gabinete de David Cameron, la mitad de los diputados conservadores y varios laboristas, anunciaron que apoyarán el “Brexit” (salida), lo que produjo pánico financiero y la caída más grande de la libra esterlina desde 2009. Johnson manifestó que no pretende irse de la Unión Europea (UE) sino renegociar la permanencia. Los fascistas de Ukip también están a favor de la ruptura


El 23 de junio se votará la continuidad de Gran Bretaña en la Unión Europea. El alcalde tory de Londres, Boris Johnson, seis ministros del gabinete de David Cameron, la mitad de los diputados conservadores y varios laboristas, anunciaron que apoyarán el “Brexit” (salida), lo que produjo pánico financiero y la caída más grande de la libra esterlina desde 2009. Johnson manifestó que no pretende irse de la Unión Europea (UE) sino renegociar la permanencia. Los fascistas de Ukip también están a favor de la ruptura.


 


Gran Bretaña tiene uno de los déficits de cuenta corriente más importantes de la OCDE, y un sector de su burguesía alienta la salida devaluatoria para licuar deuda. Goldman Sachs pronosticó que el Brexit llevará a devaluar un 20% más (IBT, 22/2); y el Citi y Deutsche Bank que superará la devaluación del euro hasta la paridad con el dólar (Telegraph, 23/2). Luego de la devaluación china y su derrumbe financiero, sigue Londres.


 


Una devaluación no solucionará la caída de ganancias y la toxicidad del sistema financiero. Lo que se gana en el abaratamiento de las exportaciones industriales, se pierde por las importaciones y la caída de los acuerdos comerciales europeos; sumado a que un cuarto de los activos de deuda están en manos de bancos extranjeros y la repatriación (fuga de capitales) de sus operaciones agravaría la crisis (Financial Times, 28/1). Los activos británicos se harían menos atractivos para inversores y una menor calificación significaría crédito caro, recesión y déficit fiscal.


 


El Citi dijo que “el Brexit también animaría a la secesión de escoceses y catalanes por otra vía, al demostrar que la Unión Europea es más porosa de lo que parece, dándoles esperanzas de seguir dentro de la Unión aunque se separen de sus actuales Estados” (Expansión.com, 25/2).


La salida de Gran Bretaña aceleraría las tendencias a la disolución de la Unión Europea.


 


In y out


 


A mar revuelto, los HedgeFounds apoyan el Brexit porque permitirá el “shorting” (comprar acciones tomando crédito de un inversor de la City, y vender para recomprarlas cuando caigan). Mientras que los bancos de la City (Goldman Sachs, Citigroup, entre otros) están contra el Brexit porque defienden a Londres como plaza financiera europea, en recompensa por la estatización de sus deudas. El imperialismo europeo y norteamericano juega sus fichas por el “In” (HSBC, Deutsche Bank, JP Morgan). Saben que el Brexit -como el Grexit- desataría un derrumbe bancario imparable.


 


Según YouGov, las grandes empresas apoyan en un 93% el In (yougov.co.uk, 25/1), que baja a 63% en la Cámara de Comercio (The Economist, 3/3). El “Big Bussiness”, 36 de las 100 compañías más grandes del FTSE, ligadas a los negocios continentales como Vodafone y Shell (Financial Times, 22/2), y la mayoría de la Cámara de Comercio, piden la permanencia (www.businessforneweurope). El 77% de la industria automotriz está por el IN (www.smmt.co.uk, 3/3). En la pequeña industria, la permanencia sólo obtiene el 47% contra el 42% en favor de la salida. Los pequeños industriales y comerciantes, están contra las regulaciones laborales y de contratación europea (www.businessforbritain) y en favor de “renegociar con la UE” como pide Johnson. Sin embargo, según The Economist, Gran Bretaña tiene uno de los mercados menos regulados de Europa (3/3).


 


El laborismo y la izquierda


 


El laborismo está por el “In”, con la consigna de una Europa más regulada para “proteger los derechos de los trabajadores”. Bajo la amenaza de la pérdida de puestos de trabajo, el laborismo enrola a la clase obrera bajo una salida imperialista de ajuste.


 


La izquierda está dividida. El bloque “Otra Europa es posible” pretende “reformar las instituciones europeas”, al lado de Syriza, Podemos, Bloco de Esquerda, y los Verdes. Son los agentes “por izquierda” del imperialismo y el gran capital europeo.


 


Otros grupos menores (PCGB, Partido Socialista) y distintos intelectuales y activistas, apoyan la salida. Explican que el referéndum griego ha demostrado que la democracia es imposible en la Unión Europea (UE), y apelan al voto histórico de la izquierda británica (y del laborismo) por el “Out”.


Plantean una Europa democrática que rechace el TTP y las políticas xenófobas.


 


La izquierda no debe hacer seguidismo a lo que son dos variantes que intentan salvar al capital británico de su crisis a costa de los trabajadores.


 


Ninguno de los campos pone en cuestión, por ejemplo, a la monarquía. La izquierda debe oponer un planteo propio y explotar la situación creada para desarrollar una fuerza revolucionaria. La ruptura con la UE debe encararse con un planteo independiente: abajo la monarquía, por una federación socialista de Gran Bretaña e Irlanda en el marco de los estados unidos socialistas de Europa.