El sistema capitalista, un gran HSBC


as revelaciones hechas por uno de los empleados del HSBC, Hervé Falciani, de los nombres y cuentas de 106.000 personas en unos 200 países, ha empezado a provocar un terremoto político. La información que ha tomado estado público corresponde a un movimiento en los años 2006 y 2007 y estaría originada en un abanico amplio de actividades ilegales, desde evasión fiscal, pasando por el lavado de dinero hasta el narcotráfico y el negocio armamentista. Con motivo de la burbuja financiera previa a la crisis de 2007, se desató una competencia entre los bancos por captar las fortunas originadas en este espiral especulativo, ofreciéndoles una gama de mecanismos ilegales para transferir sus ahorros y no pagar impuestos.


 


El HSBC no es un caso aislado. En Estados Unidos están nuevamente investigando al UBS, el mayor banco suizo, por evasión fiscal. Habría facilitado la transferencia de fondos de millonarios norteamericanos a cuentas secretas en el país helvético. Dicha entidad fue denunciada por prácticas similares, seis años atrás y tuvo que pagar 780 millones de dólares. A su turno, el HSBC pagó 1.200 millones de dólares en 2012 por haber contribuido a lavar dinero desde sus sucursales de México en conexión con el de las islas Caimán. Otro caso, en la misma época, le costó 665 millones de dólares por violar sanciones a Irán y otros países.


 


Pero esto es, apenas, la punta del iceberg. El HSBC tiene el centro de sus operaciones en la city londinense y es allí, donde el escándalo ha adquirido mayor voltaje político. El actual primer ministro y líder del partido conservador, David Cameron, nombró ministro de Comercio a Stephen Green, CEO y presidente del HSBC durante los años en que se cometieron las irregularidades. Dicho nombramiento fue efectivizado a pesar de que Cameron ya tenía en su poder las denuncias de Falciani. El ex jefe del HSBC estuvo al frente de la cartera hasta diciembre de 2013, cuando ya el escándalo por las revelaciones había tenido una enorme onda expansiva. Este hecho va de la mano de la pasividad oficial en las investigaciones. De los mil británicos que figuraban en las listas nombradas, sólo uno fue perseguido.


 


Este caso retrata el entrelazamiento íntimo que hay entre el régimen político, sus gobiernos y partidos, por un lado, y los bancos y corporaciones capitalistas, por el otro El sistema bancario y capitalista funciona como una verdadera organización delictiva bajo la protección política de los estados. Falciani declaró que “los paraísos fiscales viven de otros países , son como piratas” (La Nación, 17/2). Pero habría que agregar que estos “piratas” actúan al servicio de la corona, es decir del gran capital y de las grandes empresas, que tienen su principal base de operaciones en las grandes metrópolis imperialistas. Los paraísos fiscales son funcionales a esos intereses y actúan con impunidad y extienden, cada vez más, su operatoria. Basta tener en cuenta que “el actual presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, fue uno de los mayores impulsores de la evasión fiscal cuando era primer ministro de Luxemburgo, al ayudar a multinacionales a radicarse en su país para evitar el pago de miles de millones de dólares al fisco del resto del mundo” (El Cronista, 16/2).


 


La condena a los paraísos fiscales y del movimiento ilegal de fondos que se vienen repitiendo en los foros internacionales no es más que una impostura. El zorro, obviamente, no va a cuidar el gallinero. Esto es lo que explica que, si bien las revelaciones de Falciani han dado lugar a acciones legales, hasta ahora, “el banco HSBC permaneció prácticamente inmune” (Página/12, 19/2). La Argentina no es una excepción. Suiza, el principal refugio de plata negra, con la tolerancia y complicidad de las grandes potencias, sigue preservando a rajatabla el secreto bancario y un verdadero blindaje al moviendo ilegal de fondos. En el país helvético, la evasión es una falta administativa y no un delito penal. En cambio, violar el secreto bancario, si lo es. Están invertidos los tantos y es lo que explica que Falciani viene siendo procesado y perseguido por la Justicia suiza y no ocurre lo mismo con los denunciados por él. Recién ahora, tardíamente, como resultado la onda expansiva del escándalo, que despertó indignación en la propia población, la fiscalía suiza se ha dignado a iniciar una investigación a la sucursal ginebrina del HSBC.