Elecciones catalanas: otro ascenso de la izquierda

Las elecciones adelantadas regionales en Cataluña, el domingo 25, fueron un revés para el presidente Artur Mas, de Convergencia i Unió, que pretendía alcanzar una mayoría absoluta. Pero CiU sufrió un fuerte retroceso, pasando de 62 a 50 bancas y el 30% de los votos. El dato político decisivo fue el ascenso de Esquerra Republicana de Catalunya, que duplicó su votación y se convirtió en la segunda fuerza, con 21 escaños. ERC integró el último fallido gobierno del PSOE en Cataluña a mediados de la década pasada, junto a Izquierda Unida. El PSOE, que cae en cualquier elección que se presenta, perdió ocho escaños y obtuvo solamente el 14%. El PP mantuvo su caudal, pero no pudo pasar del cuarto lugar; muchos de sus potenciales votos los canalizó "Ciutadans", otra fuerza anti-independentista. Izquierda Unida, partido españolista, sacó casi 10% y obtuvo 13 escaños. En su primera presentación electoral a nivel nacional, Unidad Popular, expresión de la izquierda independentista y de diferentes movimientos sociales ("anti-capitalista" y "anti-sistema", según los periódicos), logró casi un 4% e ingresó en el Parlamento con tres diputados. El mapa independentista quedó rediseñado, de la gran burguesía a la pequeña. Se confirma la tendencia de otras elecciones regionales: la gran elección de EH Bildu, y en Galicia con el ascenso de Alternativa Galega de Esquerda, encontró su expresión en Cataluña con el enorme salto de Esquerra Republicana (ERC) y parcialmente con el buen debut de las CUP. La participación fue masiva -más de 11 puntos respecto de 2010.


CiU pagó el precio de su política de ajuste, que no tiene nada que envidiar a la de Rajoy, y que buscó disimular con un planteo independentista mentiroso, porque no es compartido por la gran burguesía catalana. El secretario general de Convergencia reconoció, al día siguiente de la elección, que el resultado "los deja en manos de Esquerra Republicana". ERC sólo admitió acuerdos puntuales con CiU, acerca del "abandono de la política de recortes" y la profundización de la vía independentista. Según un editorialista de El País (26/11), Mas "se ha subido a un tigre que le ha desbordado, que tiene vida propia, que se ha fortalecido y que terminará por devorarle".