Internacionales
6/10/1992|368
Elecciones en los Estados Unidos: Una burguesía dividida y una democracia agotada
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Las emociones norteamericanas se realizarán en medio de la crisis económica más profunda y duradera de los Atados Unidos desde la década del 30. La producción está estancada desde hace dos años; el desempleo y la pobreza alcanzan niveles récord; el déficit fiscal y la deuda pública están fuera de control; el dólar alcanzó la marta mínima frente al marco y al yen desde el fin de la guerra; la perspectiva de una quiebra bancaria de proporciones está la vista. En estas condiciones, la prensa norteamericana destaca que ninguno de los candidatos tiene un programa político para enfrentar la crisis.
La crisis económica
La economía norteamericana está sentada sobre una enorme montaña de deudas. La deuda pública supera los tres billones, de dólares. El pago de sus intereses le insume casi 300.000 millones de dólares al año, el 95% del déficit fiscal. A su vez, la deuda de los Estados y municipalidades es descomunal: uno de los Estado más ricos e industrialmente poderosos. California, ha quedado sin presupuesto y ha debido pagar sus gastos… con bonos, como una La Rioja tercermundista. El endeudamiento de las empresas y de los consumidores supera los cinco billones. Esta gigantesca masa de deuda ha sido financiada mediante la entrada de capital externo, principalmente japonés.
El déficit comercial crece año tras año reflejando la pérdida de competitividad de la industria norteamericana y encordando la deuda pública y privada. Para impulsar las exportaciones, huir de la recesión y salvar a los bancos en peligro de quiebra, Bush adoptó una política de “dólar barato” y tasas bajas de interés, lo que ha llevado a los inversores externos a huir del dólar, agudizando la crisis de la deuda pública. El déficit fiscal ha comenzado entonces a financiarse con emisión monetaria, una política inflacionaria y de empobrecimiento de la población.
Los otrora todopoderosos pulpos norteamericanos son un ejemplo del colapso del capitalismo yanqui. La General Motors, la mayor empresa automotriz del mundo, después de registrar pérdidas crecientes por miles de millones, anunció un plan de 74.000 despidos y el cierre de 21 plantas en los EE.UU. Pero los trabajadores de la GM, en dos huelgas parciales sucesivas Han frenado la pretensión de la empresa de imponer despidos en algunas de sus plantas. La 16M —la mayor compañía mundial de computación— después de haber liquidado el 40% de su capacidad productiva y haber despedido al 25% de sus empleados, se ha visto obligada a anunciar un nuevo plan de 10.000 despidos mientras la Me Donell-Douglas —uno de los monstruos de la construcción aeronáutica— tuvo que vender parte de sus activos a inversores taiwaneses para sobrevivir. El Citibank, el mayor banco norteamericano, después de acumular enormes pérdidas por préstamos incobrables a los especuladores inmobiliarios y bursátiles, está al borde de la quiebra: recientes filtraciones a la prensa sobre los controles realizados por los reguladores bancarios señalan que el Citi no lograría reunir tos requerimientos de capital fijados por las leyes bancarias y que su quiebra podría ser “La gran noticia de fin de año" (Le Monde, 30/7).
La perspectiva de quiebra y de liquidación de sus posiciones económicas internacionales a manos de sus competidores imponen a la burguesía norteamericana la obligación de lanzar un violentísimo ataque contra los explotados de su propio país —cuyas condiciones de vida se han deteriorado violentamente en los últimos años— y una guerra comercial contra las burguesías rivales, precisamente en momentos en que la recesión en Europea y en Japón refuerza las tendencias proteccionistas en todo el mundo.
Inviabilidad política
El programa electoral dé Bush se basa en un violentísimo ataque a las condiciones de vida de las masas mediante la drástica reducción del llamado "salario indirecto": seguro social, seguro de salud, seguro de desempleo, bonos de alimentos, etc. Bush plantea la pauperización aguda de sectores enteros de las masas... cuando la miseria ya ha alcanzado niveles pavorosos: 32 millones de personas, el 15% de la población, están por debajo de la línea de pobreza, una proporción que alcanza el 25% en las grandes ciudades; casi veinte millones logran comer sólo gracias a los bonos estatales de alimentos; el 14% no cuenta con ninguna cobertura de salud; casi la quinta parte de la fuerza laboral ocupada no supera la línea de pobreza. A la hora de la reactivación, Bush plantea rebajar los impuestos a las ganadas del capital... acentuando la polarización social en beneficio del 1% que duplicó sus ingresos desde el ascenso de Reagan. Después del levantamiento de Los Angeles, la política de Bush plantea una tensión social tan explosiva que un sector de la prensa llegó a calificarla de 1fantasía política " (Newsweek, 14/9).
La perspectiva de quiebras ha llevado a un sector fundamental de la burguesía —las empresas de computación, las electrónicas, los fabricantes de armamentos— a reclamar mayores subsidios que una simple reducción impositiva a los beneficios especulativos: exigen una “política Industrial activa" de subsidios y un sostén del Estado en la guerra comercial. Bill Clinton levanta precisamente un programa de grandes inversiones estatales en infraestructura, en investigación en las ramas de alta tecnología en capacitación laboral y de “defensa de la Industria" frente a la competencia europea y japonesa
Pero el subsidio masivo al gran capital en quiebra agudizaría violentamente la crisis fiscal, y no sólo por el descomunal aumento del gasto que supone, sino porque una guerra comercial y financiera con Europa y Japón plantea el retiro masivo de los inversores externos de la financiación del déficit público norteamericano... Por otra parte, una política de subsidios digitada desde el gobierno agudizaría la división de la burguesía norteamericana por la monopolización de las prebendas, y crearía una enorme tensión en todo el régimen político.
La “ausencia de un programa económico creíble” y “la desconfianza de los mercados monetarios internacionales en que Bush o Clinton logren reducir el déficit fiscal, restaurar el crecimiento económico, acabar con la depresión del mercado de propiedades y revivir la Bolsa” es, según Business Week (7/9), la causa de la constante caída del dólar frente al yen y al marco alemán.
El candidato "independiente” Ross Perot, recientemente reingresado a la carrera electoral, plantea la reducción del "salario indirecto", como Bush, pero va mucho más lejos aún al reclamar un impuesto —creciente año a año— al consumo de nafta. Sin embargo, a la hora de formular una política concreta, Perot sólo promete una pequeña reducción del déficit... para 1994.
Ninguno de los candidatos se atreve a tocar el déficit fiscal por la simple razón de que esto provocaría una recesión sin límites por la caída de la demanda gubernamental, el hundimiento de sectores enteros de la burguesía y una situación social de aguda explosividad.
Crisis política
La inviabilidad de las políticas de los candidatos revela el empirismo con que se mueve la burguesía norteamericana: reclama el aumento de los subsidios al capital cuando tiene un déficit fiscal descontrolado; reclama reducir este déficit, pero está en medio de una aguda recesión; necesita atacar a las burguesías rivales, de las cuales depende, sin embargo, financieramente; necesita atacar el nivel de vida de las masas norteamericanas, que ha sido violentamente reducido en los últimos años, cuando éstas han comenzado a responder con aguda violencia. La prensa norteamericana coincide en afirmar que cualquiera sea el candidato que gane, “si no logra tomar por el cuello la crisis económica, ésta lo tomará por el cuello a él", previendo la inminencia de una crisis política.
Todo esto refleja la agudeza de (a crisis capitalista. “La economía norteamericana está en un estado mucho peor que el que cualquiera podría haber pensado unos meses atrás. Ahora es claro que no estamos tratando simplemente con una caída cíclica. La economía mundial, y la norteamericana con ella, están en los espasmos de un realineamiento estructural mayor. El fin de la guerra fría ha causado tremendas dislocaciones. Al mismo tiempo, la globalización de la economía está causando cambios que permanecerán con nosotros por años ... Paralelamente a estas tendencias globales están los problemas estructurales en los EE.UU. que tardarán un largo tiempo en irse ... y que son la consecuencia de la orgía de deuda de los ‘80”: la sobre-construcción inmobiliaria, la debacle de las compañías de ahorro y préstamo, la pesada carga de la deuda en la sociedad — del gobierno, de las empresas y de los consumidores” (Business Week, 21/9).
La salida a esta crisis estructural, que pone de manifiesto el agotamiento histórico del capitalismo, no la darán ni las elecciones ni los programas de los candidatos. La crisis encontrará su salida bajo el fuego de los acontecimientos, de las quiebras, de las crisis políticas, de los enfrentamientos sociales, del choque entre los Estados, es decir, a través de la agudización de la lucha de clases en los Estados Unidos y en todo el mundo.