En Israel, militantes por la IV Internacional apoyan sin condiciones la lucha palestina

Uno de los puntos que seguramente más se discutieron en Camp David con la presencia de Clinton, hace dos meses, fue cómo evitar un futuro estallido popular. No preocupaban a los tres dirigentes reunidos en EE.UU., la cuestión de Jerusalén, ni la cuestión de los refugiados y su derecho al retorno, sino cómo hacer pasar ante las masas palestinas las capitulaciones en serie de Arafat. Y a pesar de que Arafat volvió a renunciar a declarar la existencia del Estado palestino el 13 de septiembre pasado, la situación estalló.


Pero, como se expresó en PO (Nº 683) la provocación obtuvo un resultado inverso. No sólo se levantaron los palestinos que viven bajo la Autoridad Palestina. Se sumaron también los palestinos que viven en el territorio israelí, incluyendo a las grandes ciudades donde conviven judíos y árabes, como Jaffo, Haifa y Acco, a los beduinos de Rahat y a toda la Galilea.


En los territorios ocupados, las masas sobrepasaron a sus direcciones e incluso las milicias del Fatah (Tanzim) han escapado del control de la Autoridad Palestina. La Autoridad ha intentado morigerar la lucha, pero esto parece imposible por el momento. A pesar de las manifestaciones y los enfrentamientos armados que se producen día a día, la policía palestina se reúne todas las noches con el ejército israelí para “restaurar la tranquilidad”. El viernes 7 la policía israelí dejó el cuidado de la seguridad en la zona de las mezquitas, en la ciudad vieja de Jerusalén, a los servicios de seguridad de la Autoridad Palestina. Esto no impidió que en otra zona de la ciudad un grupo de activistas incendiara la estación de policía cercana a la llamada Puerta de los Leones.


La masacre de manifestantes palestinos ya sobrepasa el número de 90, y los heridos se cuentan por cientos. La policía tiene, al parecer, la orden de reprimir todo intento de manifestación de solidaridad por parte de militantes judíos. En Haifa ha detenido brutalmente a varios de ellos que manifestaban en solidaridad con los palestinos, quebrando brazos, dientes y costillas. En Jerusalén ha detenido a varios militantes que manifestaban el pasado viernes en contra de la masacre.


Antes del Día del Perdón, el gobierno de Barak dio un “ultimatum” a Arafat, oscilando entre un intento de convencerlo a una rendición, a pedido de Clinton, o una salida militar y la concreción de un gobierno de emergencia o unidad nacional con la derecha y la izquierda de Meretz.


Pero las dos opciones tienen como objetivo la rendición de Arafat en los puntos que aun no había cedido a lo largo del proceso de negociaciones. La izquierda sionista (“Paz Ahora”, Meretz) se ha negado a movilizar a los activistas democráticos judíos, y apoya la movida de Barak. Para ellos los palestinos son culpables tanto como el ejército por sus movilizaciones y por la masacre. La izquierda más radical (PC israelí, Bloque de Paz, Mujeres de Negro, Hay una frontera, Hijos de la Tierra, Comité por una República Democrática y Laica, etc.) ha protagonizado varias manifestaciones con cientos de personas, pero es todavía raquítica.


La derecha fascista ha utilizado este vacío y ha comenzado a incitar y a realizar verdaderos pogroms en las ciudades donde conviven judíos y árabes (Jerusalén, Tel Aviv, Ramle) o donde la vecindad es muy estrecha (Nazaret). La policía israelí, que es muy eficaz en dispersar las manifestaciones de palestinos con munición viva, es “incapaz”, por supuesto, de evitar dichos pogroms, y sólo actúa para reprimir a los palestinos que resisten a los mismos, como en el caso de Nazaret.


El Comité de Acción por una República Democrática y Laica y el grupo Militantes por la IV Internacional (que apoya la necesidad de la refundación de la Internacional) han estado presentes en las últimas manifestaciones y exigen la realización de una movilización de masas a todos los partidos, organizaciones y militantes democráticos contra el giro fascista y militarista del gobierno. Dichos grupos apoyan sin condicionamientos la lucha palestina. El grupo Militantes por la IV Internacional, que ha surgido a raíz de la movilización contra el FMI y el Banco Mundial en Tel Aviv en apoyo a las movilizaciones de Praga, llama además a la solidaridad activa internacional de todas las organizaciones que se reclaman obreras y socialistas para apoyar el levantamiento palestino.


Jerusalén, 9 de octubre