Enorme rebelión obrera en Bangladesh

”Nunca será lo mismo”, repite una y otra vez la prensa internacional luego de las masivas huelgas obreras que sacudieron, principalmente, a China y Bangladesh. En el primer caso, porque significa el fin de la mano de obra barata de “la fábrica del mundo”. En el segundo, porque se trata de los obreros “peor pagos del mundo”, un caso, además, que contradice a aquellos que sostienen que la crisis mundial no produce situaciones revolucionarias.

La cuatro millones de obreros de Bangladesh, mayoritariamente mujeres empleadas en la industria textil, son lo que se denomina un proletariado “joven”, cuyo crecimiento significativo se produjo fundamentalmente en los últimos años, a partir del desplazamiento de inversiones en China, buscando abaratar costos. Antes de la huelga general que sacudió al país durante semanas y que arrancó un 80% de aumento salarial, los obreros percibían un salario mínimo de 23 dólares, que se mantuvo fijo sin ningún tipo de incremento durante los últimos cuatro años mientras que los alimentos y los combustibles sufrieron un alza importante. Luego de la huelga general y las masivas protestas, el salario mínimo pasó a los 43 dólares.

Las principales marcas de moda del mundo, que como H&M, Gap y Marks & Spencer operan en Bangladesh, debieron dar el brazo a torcer producto de la enorme huelga de masas que estalló el 13 de junio y se prolongó durante más de un mes. Sin embargo, el enfrentamiento tuvo un alcance mayor, de características semi-insurreccionales.

La huelga y las protestas callejeras provocaron que el gobierno lanzara una feroz represión que fue resistida por decenas de miles de obreros, provocando batallas campales y revueltas populares en los barrios obreros. La patronal impuso un lock-out y el gobierno buscó militarizar todas las zonas fabriles. Pero la resistencia de los obreros no cedió y tanto la patronal como el gobierno debieron retroceder. Poco después, se les otorgó el aumento del 80%.
De todas maneras, los obreros ya manifestaron que no están conformes con el aumento, y que su reivindicación era por un salario mínimo de 75 dólares, o sea, casi un 90% más. Es decir, que el movimiento se propone ir por más.

Rebelión obrera en Asia

La preocupación de la burguesía regional no podría ser mayor. Las grandes huelgas obreras no estallaron sólo en Bangladesh y China, donde ambas finalizaron con grandes triunfos para los trabajadores, sino también en Vietnam, Taiwán, Cambodia, Indonesia y la India. En Vietnam, durante 2009, los obreros realizaron 200 paros por aumento salarial. En abril de este año, hubo una gigantesca huelga de 100.000 obreros de una fábrica taiwanesa de zapatos. En Cambodia e Indonesia también se registraron importantes conflictos, con varios aumentos salariales luego de fuertes huelgas y movilizaciones. En India hubo conflictos obreros en Nokia, Bosch, Hyundai y Volvo, entre otros grandes fabricantes.

Un artículo de El Cronista retrata con preocupación que “se extiende en Asia el malestar de los trabajadores por los bajos salarios”, una visión demasiado simplista. Existe un proceso convulsivo, con un combativo proletariado emergente en toda la región, que nació producto del desplazamiento de capitales hacia esa zona y hoy está protagonizando una verdadera rebelión social. La enorme huelga obrera que tuvo en jaque a Bangladesh durante semanas fue solo el principio de ese proceso. Pero, además, no marca solo una tendencia a la rebelión en el proletariado asiático, sino que también significa una respuesta a la bancarrota mundial con los métodos de la clase obrera.