Erróneo balance: la LIT-CI debe sumarse a la iniciativa de la Conferencia Latinoamericana

El 28 de agosto, el secretariado internacional de la LIT-CI publicó un documento crítico de la Conferencia Latinoamericana de la izquierda realizada entre fines de julio y principios de agosto.

Correctas expectativas

La LIT-CI reconoce las expectativas que había despertado la conferencia: “en el sentido de que allí pudiera debatirse como responder a los desafíos que presenta la situación latinoamericana y mundial”. Semejante reconocimiento debió haber tenido como resultado su participación. ¿Por qué no lo hizo? Tuvo un tiempo considerable para decidirlo, en la medida que desde noviembre de 2019 nuestro partido publicó esta iniciativa, y en marzo de 2020 todo el FIT-U la adoptó publicando una convocatoria. Como la pandemia obligó a postergar la fecha original de fines de abril y principios de mayo (en forma presencial) para realizarla luego virtualmente, la LIT-CI tuvo suficiente tiempo de considerarlo y tomar la iniciativa como propia. Cabe añadir que los compañeros de Luta Pelo Socialismo, que diferían en algunos aspectos de la convocatoria, decidieron estar presentes.

No es un argumento genuino para cuestionar la conferencia la ausencia del Nuevo MAS o del grupo altamirista, en la medida en que el primero afirmó la decisión de llamar a otra conferencia internacional de la izquierda, en un alarde de divisionismo infantil y de miopía frente a la necesidad de una intervención unificada de la izquierda revolucionaria en un continente recorrido por crisis, rebeliones y revoluciones; el grupo de Altamira intentó bombardear sin éxito la conferencia desde su convocatoria en un alarde de sectarismo y fetichismo (también mundialmente) en torno a su líder.

Programa

La LIT-CI realiza una afirmación errónea al criticar la ausencia de debate en torno a posiciones políticas encontradas, algo que tuvo lugar en forma abundante, a partir del reconocimiento en la misma convocatoria de la existencia de diferencias políticas, lo cual no impidió su convocatoria, basada en la necesidad de dar un paso adelante en la necesidad imperiosa de arrancar a las masas latinoamericanas y de Estados Unidos de la tutela e influencia de los partidos democratizantes y de la burguesía nacional para orientarlas en el sentido de la lucha por gobiernos de los trabajadores. La LIT-CI plantea en su texto la defensa de la dictadura del proletariado, la destrucción del Estado burgués y contra los partidos oportunistas y amplios con la centroizquierda (NPA o Psol) o partidos frentepopulistas (Frente Amplio de Perú), y contra las tendencias electoralistas de los mismos, defendiendo, en contraposición a ellos, partidos revolucionarios y militantes, basados en el centralismo democrático con la finalidad de intervenir en la lucha de clases, en los procesos de la acción directa hacia la revolución proletaria. Coincidimos completamente con estos planteamientos de la LIT-CI, y es importante destacar que fue el Partido Obrero el que defendió este punto de vista en la conferencia.

Viene al caso recordar que nuestro partido junto a otras organizaciones de América Latina (Agrupación Vilcapaza de Perú, Fuerza 18 de octubre de Chile, Juventud Obrera de Costa Rica, Agrupación de Trabajadores Bolivianos, Agrupación León Trotsky de Uruguay y Grupo de Acción Revolucionaria de México) suscribimos un documento llamado “Un programa y una estrategia revolucionaria para la intervención en América Latina y Estados Unidos” como un aporte a la conferencia. La LIT-CI no se ha pronunciado sobre el mismo.

Las oscilaciones e inconsecuencias de la LIT-CI

La LIT-CI plantea quejas sobre el programa votado en la conferencia. Pero no explicita sus objeciones. Los diez puntos tienen un enorme valor, representan una victoria política frente a la política democratizante, electoralera, y de adaptación al orden social imperante que prevaleció en las filas de la izquierda.

La resolución aprobada se pronuncia por la independencia de clase, el rechazo a la colaboración de clases y la defensa de la unidad internacional de los trabajadores y de la lucha antiimperialista, denuncia las amenazas contra Cuba y Venezuela y denuncia a los gobiernos nacionales y populares que capitulan ante el FMI y el capital financiero y declara el apoyo incondicional a la rebelión popular norteamericana contra el Estado imperialista y el gobierno de Trump, así como a los demócratas que pretenden disolver la revuelta tras la candidatura de Joe Biden.

La LIT-CI omite un balance de su propia acción concreta, allí donde le ha tocado intervenir. Su principal partido, el PSTU de Brasil, ha sufrido una profunda crisis por haberse abstenido de luchar contra el golpe de estado parlamentario (el impeachment) contra Dilma Rousseff en 2016, en nombre de que ella y Michel Temer eran lo mismo y de que la constitución preveía ese recurso, contemplando el reemplazo del presidente por el vice, negando de esa forma la existencia de un golpe. Una caracterización de una enorme estrechez constitucionalista, no propia de marxistas revolucionarios, ya que la acción golpista fue organizada por la gran burguesía brasileña, el capital financiero y el alto mando militar, junto a la Corte suprema brasileña con la finalidad de ir más a fondo que Rousseff en los ataques a la clase obrera mediante las reformas laboral y jubilatoria y un reforzamiento mayor de la represión contra las masas. Lo mismo ocurrió con la prisión de Lula, cuya función fue garantizar el triunfo del fascista Bolsonaro.

La neutralidad del PSTU no solo lo privó de intervenir con una iniciativa contra el Estado capitalista y la derecha, sino que además le impidió desnudar la capitulación del PT y de la propia Rousseff frente al golpe, quienes se negaron a llamar a la huelga general para derrotar con las masas en las calle la ofensiva del capital y la derecha encarnadas en Temer y Bolsonaro, dando un paso político y organizativo que superara las trabas que las masas brasileñas encuentran en el PT. Ahora, en medio de la pandemia del Covid 19 que ha desatado una estampida de contagios y muertes en Brasil como resultado de la política aventurera y antiobrera de Bolsonaro, el PSTU (fracción brasileña de la LIT-CI) se ha echado en los brazos de un frente democrático anti-Bolsonaro, presentando ante la Cámara de Diputados un pedido de impeachment contra el presidente fascista, asociando su firma a las de el Partido de los Trabajadores, el Psol, Partido Comunista do Brasil, Partido Comunista brasileño, Causa Operaria y Unidad Popular (una suerte de frente antimacrista brasileño) cuya pretensión es buscar un recambio burgués para continuar imponiendo los ataques a la clase obrera, toda vez que tanto el PC do Brasil, como el PT (que dirige la CUT) han dejado pasar las reformas previsional y laboral sin lucha. Tenemos aquí configurado en un mismo partido que dice lo que no hace, esto es: una oposición al frente popular de palabra y un frente populismo de hecho con dosis de sectarismo pernicioso.

Frente único

Durante la conferencia estuvieron presentes siempre los debates tácticos y estratégicos, pero -y eso es fundamental- en el marco del frente único. Esto no es un detalle menor. El Partido Obrero batalló, de entrada, para que la Conferencia no fuera meramente un foro de debates. El desafío de la izquierda y el movimiento obrero combativo es crear un polo de reagrupamiento y de acción bajo las premisa de la independencia de clase para impulsar las rebeliones populares y contribuir a llevarlas a la victoria. Nuestro partido siempre ha sido enemigo de las charcas discutidoras. El frente único en el terreno de la acción es el mejor ámbito no sólo para desenvolver un debate sino para verificar las diferentes posiciones haciéndolas pasar por el tamiz de la práctica y de la experiencia de la lucha en común. Uno de los méritos de la Conferencia Latinoamericana ha sido precisamente haber tomado resoluciones prácticas como las movilizaciones ante las embajadas norteamericanas a favor de la rebelión popular en el coloso imperialista, que en Argentina se concretó frente a la cámara de comercio de Estados Unidos, circunstancia que se repitió en México y en Costa Rica. También el apoyo práctico a las huelgas y movilizaciones de los trabajadores de reparto y la gran jornada mundial por el derecho al aborto y por la separación de la Iglesia del Estado que tendrá lugar el 28 de septiembre. También en Brasil se ha cumplido la jornada del 27 de agosto en medio de la gran huelga de los trabajadores de correos que saludablemente contó con la presencia del PSTU brasileño, hecho que revela que las iniciativas latinoamericanas tomadas por la conferencia han sido un punto de referencia también para la sección brasileña de la LIT-CI.

Inspirados en estas premisas, libramos la batalla por la continuidad de la Conferencia Latinoamericana y en ese marco, la publicación de un boletín de discusión ente las organizaciones participantes. Ni qué hablar que eso sería un paso adelante en la batalla por la reconstrucción de una internacional revolucionaria.

La LIT-CI no plantea el debate como parte de una acción común revolucionaria en la lucha de clases, sino como un mero ejercicio polémico. La postura de crítico pasivo pone a la LIT-CI por detrás de quienes habiendo estado en la conferencia y militado por su concreción, han puesto un freno a su continuidad.

La Conferencia Latinoamericana y de los Estados Unidos ha sido (y es por sus resoluciones y su perspectiva) un antecedente fecundo en la lucha por dotar a la clase obrera del continente de un planteamiento político y una perspectiva obrera y socialista cuyo horizonte es la unidad socialista de América Latina. El Partido Obrero se ha empeñado, se empeña y se empeñará en su desarrollo y en su progreso, llamando al FIT-U, a los luchadores y a la izquierda a plegarse a esta perspectiva mediante el impulso de su continuidad.