España: La curia es una mesa de dinero

¿Sabe el trabajador de Telefónica, el despedido de YPF o el empleado del banco BBV que una parte de los enormes beneficios generados por su explotación y hasta por su despido van a parar a las arcas de la Iglesia española? La Iglesia española es accionista directa de estas empresas, y de muchas otras, que explotan a millones de trabajadores en España y en todo el mundo. La flexibilidad laboral y las racionalizaciones ya no son sólo una imposición del capital; son, también, ‘la voluntad de Dios’.


La Iglesia de España, según ha dado a conocer El País (11/9), ha formado su propia sociedad de Bolsa para canalizar los fondos de la curia, entre los que se cuentan no sólo los generosos subsidios estatales a la educación sino también las deducciones salariales que les imponen a los docentes que trabajan en escuelas religiosas. Los profesores de religión, contratados y pagados por el Estado, están obligados a contribuir con una parte de sus salarios a las arcas de la Iglesia; si se niegan, son despedidos (ídem).


“El dinero de la Iglesia, justificó su portavoz económico, no puede estar en la Luna sino en los mercados”. Por eso, la lista de inversiones de la Umasges Simcav, la sociedad bursátil eclesial, incluye no sólo empresas españolas sino también multinacionales de todo el mundo que cotizan en Wall Street y Londres, como General Electric, Nestlé, Nokia y Pfizer. El mismo “responsable económico” no escamotea la información sobre el destino de estos fondos religiosos que van a ‘los mercados’: “Se pueden comprar valores de sociedades que, a su vez, pueden ser accionistas de empresas de armas. Y eso no hay forma de controlarlo cuando te metes en este río de inversiones. Estás donde todos” (El País, 12/9). El religioso sólo espera una suculenta tasa de beneficio de este “río de inversiones”, sin importarle que provengan del tráfico de armas o drogas, o del lavado de dinero.


No es ésta, sin embargo, la primera vez que la curia española incursiona en el campo de las finanzas. Umasges Simcav se fundó apenas dos meses después del hundimiento de Gescartera, otra corredora bursátil en la que la curia tenía cuantiosas inversiones, y que perjudicó a 2.000 inversionistas al dejar un agujero de 100 millones de dólares. Los fondos aportados por la curia y por algunos obispados, que naturalmente fueron ‘recuperados’, sirvieron de base para la formación de esta nueva ‘iniciativa’ bursátil. Toda la historia de la participación de los curas en las finanzas es una historia de estafas y saqueos: basta recordar las peripecias del Banco Ambrosiano en Italia, ligado al Instituto para Obras de la Religión, la oficina financiera del Vaticano, y el ‘suicidio’ de su presidente, Roberto Calvi, para ocultar los manejos fraudulentos de ambas instituciones.


¡Estos especuladores y explotadores son los que pretenden darle lecciones de ‘moral’ al pueblo!