Internacionales
5/2/2004|836
España y Cataluña valen más que mil palabras
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El debate organizado por Prensa Obrera sobre el artículo de François Ollivier, dirigente de la Liga Comunista Revolucionaria de Francia, en el que justifica el abandono por parte de su organización de la consigna de la dictadura del proletariado está en su apogeo. Aunque hace más de dos meses que ha comenzado, aún continúan llegando colaboraciones, que muestran la avidez política e intelectual de nuestros lectores. Invitamos a los que todavía no lo han hecho a sumarse al debate.
En su último congreso, la Liga Comunista Revolucionaria francesa quitó de sus estatutos la referencia a la dictadura del proletariado. Bien, ¿cuál es el problema? ¿Cambiaría algo, hoy por hoy, que la mención formal a la dictadura proletaria (o su formulación popular: gobierno obrero) continuara figurando en los papeles de la LCR y/o del SU…? Para los marxistas, una persona u organización es lo que hace y no lo que dice ser (más allá de sus programas o estatutos).
Lo que está en discusión es la vigencia de la Revolución Rusa y del Programa de Transición. No en vano la LCR había declarado la cancelación del ciclo histórico abierto en Octubre del ‘17 e incluso el vislumbrado, en París en 1848 y en 1871.
Para saber si es necesaria o no la dictadura del proletariado, los españoles tienen mucho para decir al respecto. Es fácil saber por qué: protagonizaron una revolución que, incluso, tuvo un carácter más proletario que la rusa del ‘17. Sin embargo, la clase obrera española y su vanguardia fueron derrotadas. Consideremos las dos fuerzas casi excluyentes: el movimiento revolucionario de los obreros y campesinos españoles, y el gobierno del Frente Popular español.
La confianza de los obreros y campesinos estaba depositada en "su" gobierno del FP. Este estaba integrado por todas las corrientes de la clase: socialistas, stalinistas, anarquistas y hasta "trotskistas", junto a los partidos burgueses republicanos y autonómicos. Pero los obreros no dejaron pasar mucho tiempo, desde la victoria electoral del Frente, para crear sus organismos de doble poder o poder obrero y socialista, como respuesta al golpe en Franco. Mientras las milicias obreras armadas pasaban a controlar los pueblos, las ciudades y las comunas, y se aprestaban a defenderse de la reacción franquista, los comités revolucionarios de fábrica tomaban en sus manos la gestión de la producción, avanzando aceleradamente sobre la propiedad privada capitalista, borrándola del mapa. Ambos procesos: milicias obreras y comités de fábrica, concentraban el movimiento revolucionario de las masas y preparaban el terreno para la dictadura proletaria. No había otra manera de consolidar la revolución que imponiendo su propia dictadura de clase.
Fue el gobierno del FP, en el cual el proletariado y el campesinado español habían puesto sus esperanzas de emancipación y libertad, el que desmanteló las milicias obreras para ponerlas bajo su tutela en el marco de un "ejército regular", y fue el FP el que forzó a los comités de fábrica a ceder el control de las mismas a funcionarios gubernamentales. Cuando hubo oposición, el FP no vaciló en reprimir y asesinar a quienes, desconcertados, veían esfumadas en el humo de la metralla "popular" sus esperanzas de emancipación, de libertad… Así lo vivió Cataluña.
Mientras tanto, la Confederación Nacional de Trabajadores estaba en condiciones materiales – organizados y armados – para tomar el poder e instaurar la dictadura obrera. Lo reconocían los propios dirigentes anarquistas (¡una dictadura proletaria anarquista!). Pero sucede que ellos también eran el Frente Popular: formaban parte sustancial de ese poder susceptible de ser asaltado y capturado. Luego (como los "trotskistas" del POUM que les seguían los pasos) serían víctimas causales de la represión que habían ayudado a engendrar.
En España más que en ningún otro país, la crisis del movimiento obrero revolucionario español se redujo a la crisis histórica de su dirección. Aún facultados para hacerlo por sus "bases", ni stalinistas ni "trotskistas" ni anarquistas bregaron por la dictadura del proletariado, si bien figuraba en sus programas y estatutos. Por el contrario, remaron contra ella y contra la vanguardia obrera revolucionaria, cuyas fuerzas minaron y agotaron. Los partidos obreros del Frente Popular "querían eliminar la necesidad del fascismo demostrando a la burguesía española y del mundo que ellos eran capaces, por sí mismos, de estrangular la revolución proletaria bajo la bandera de la ‘democracia’" (L. Trotsky: Clase-Partido-Dirección).
¿Qué más se puede decir al respecto…?
El Debate…
Las notas publicadas
- "¿Y la dictadura del proletariado? Un debate necesario"; François Olliver; Prensa Obrera, 27/11/03
- "LCR: A confesión de partes…"; Luis Antón; Prensa Obrera, 4/12/03
- "Sobre el documento de François Olliver, de la LCR"; Norberto Calducci; Prensa Obrera, 4/12/03
- "Una Estrategia"; Mario Diamonte; Prensa Obrera, 11/12/03
- "La "democracia infinita""; Bachi, Córdoba; Prensa Obrera, 11/12/03
- "De renegados y secretariados unificados: algunas reflexiones históricas"; Daniel Gaido; Prensa Obrera, 11/12/03
- "Sobre la dictadura del proletariado"; Lucas Oro; Prensa Obrera, 18/12/03
- "La dictadura del proletariado y la prehistoria bárbara de la humanidad"; Pablo Rieznik; Prensa Obrera, 18/12/03
- "Un vergonzoso traspié de Pablo Rieznik"; Martín Argo; Prensa Obrera, 24/12/03
- "La LCR… y la aborrecible dictadura del proleteriado"; Claudio Vallordi; Prensa Obrera, 24/12/03
- "Los compañeros de Olliver apoyan al imperialismo italiano"; Hernán Kurfirst; Prensa Obrera, 8/01
- "La capitulación no se viste de "utopía"; Carlos Marín; Prensa Obrera15/01
- "Kagarlitsky, Allende, Lenin (revolución y contrarrevolución)"; Pablo Rieznik; Prensa Obrera 15/01
- "Perdón, somos dictatoriales sin querer"; Alejandro Guerrero; Prensa Obrera 22/01
- "Las trampas de la universalización"; Judas; Prensa Obrera 22/01
- "El Congreso de la LCR"; Franco Grisolía; Prensa Obrera 29/01